CRÍTICA DE LA PELÍCULA “DE MAYOR QUIERO SER SOLDADO”
El año pasado en el Festival de Sitges asistí a la proyección de “De mayor quiero ser soldado”. Era una mañana fría y con mucho viento, a las 9 el 12 de octubre de 2010. Después entrevisté a Christian Molina, su director y a sus protagonistas el pequeño Fergus Riordan y Andrew Tarbet (pareja sentimental de Laia Marull) que es su padre en la ficción. Ambos hacen un gran trabajo (de lo mejor de la película). Finalmente se ha estrenado con escaso eco mediático el 21 de octubre de 2011.
El film se rodó en Barcelona en noviembre y diciembre de 2009, de él me habló en la primavera de 2010 su director con motivo de la presentación de su anterior film “Estación del olvido”.
En coproducción entre España e Italia, cuenta con un guión que firman Cuca Canals (Barcelona, 1962) y Christian Molina. Cuca trabajó durante años junto a Juan José Bigas Luna para el que escribió los guiones de “Jamón jamón”, “Huevos de oro”, “La camarera del Titánic”. Licenciada en Periodismo, su primera novela fue “Berta, la larga”.
Christian Molina debutó dentro del género del terror con “Rojo sangre”, su segundo trabajo fue “Diario de una ninfómana”. En su cuarto largometraje cambia totalmente de registro, situándose cerca del cine de tesis, de denuncia.
La película nos habla de la violencia infantil, de la influencia de la televisión y los videojuegos para generarla y lo adereza todo con imágenes de guerras, de violencia explícita, casi a modo documental. Todo es demasiado previsible, rutinario, retórico. El metraje se hace muy largo. Hay poca profundidad, todo es reiterativo, rutinario.
En pequeños papeles vemos a los famosos Danny Glover y Robert Englund. En un visto y no visto Valeria Marini, coproductora del film, aparece un par de minutos en escena.
Hay un abuso del realismo mágico, personaje crucial en ello es Ben Temple que es el contrapunto del pequeño Álex (personaje de Fergus).
“De mayor quiero ser soldado” podría haber sido interesante, termina siendo un panfleto sensacionalista con un final risible, donde unos padres excesivamente permisivos (el niño se empeña en tener televisión en su habitación y lo consigue con facilidad) y a partir de ahí todo es demasiado obvio.
Intenta ser didáctica y acaba aburriendo a la platea.
José López Pérez

Editado por JLP. Lunes, 24 de octubre de 2011. Christian Molina, Fergus Riordan, Valeria Marini