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EL CAPITÁN BLOOD (MICHAEL CURTIZ, 1935)
“Como debe ser el que se sienta en el trono para dejar que un hombre como vos imparta justicia”. (El Dr. Blood dirigiéndose al juez en el film de Michael Curtiz)
El cine de aventuras tiene muchas divisiones genéricas y dentro de él tiene su importancia el “swashbucker” o sea el cine de capa y espada con diferentes ramificaciones: mosqueteros, soldados, piratas…..Hoy hablaremos de una de las cintas más hermosas y modélicas de piratas: “El Capitán Blood”, basada en la novela de Rafael de Sabatini y publicada en 1922. Se inspiró muy libremente en la figura real del bucanero y, posteriormente, corsario Henry Morgan que a causa de los vaivenes políticos llegó a ser gobernador de Jamaica (este personaje aparecerá en varias películas como “El cisne negro” o “El pirata Barbanegra” como figura secundaria y en “Morgan, el pirata” como protagonista de la historia).
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I)- PROPEDEÚTICA PIRATESCA-
Aunque la piratería ha existido desde que el hombre navega fue el historiador romano Polibio quien fijó el término “Pirata” por vez primera en el 140 a. C., no obstante deberemos esperar al año 100 d.C. cuando el historiador griego Plutarco dio la primera definición conocida de “Piratas”: “Aquellos que atacan no solamente barcos sino también ciudades costeras”.
Se conserva una tableta de barro del Antiguo Egipto en tiempos del faraón Akhenaton (1350 a. C.) narrando acciones de piratería contra los comerciantes en el norte de África. En otras ocasiones eran algunos mercaderes griegos quienes se dedicaban al pirateo como actividades complementarias.
En según qué épocas el Imperio Romano toleró la piratería mientras no perjudicara sus intereses. Al convertirse en una plaga insoportable confiaron a Pompeyo la destrucción de los delincuentes, cosa que consiguió en pocos meses acrecentando su prestigio de gran militar. El mismo César fue prisionero de piratas en su juventud. Les convenció que aumentaran el precio del rescate, pues consideraba que él valía más, y prometió ahorcarles. Lo cumplió.
En la Edad Media los piratas más temidos fueron los vikingos, entre el 800 y el 1100. En China creció la piratería a finales del s. XIII- principios del XIV; aparecen en la costa los berberiscos, desde Egipto hasta el Atlántico en estados islámicos independientes bajo la influencia del Imperio Otomano.
La edad de oro de la piratería, la más atractiva para adaptaciones literarias y cinematográficas, se da en épocas posteriores al descubrimiento de América (especialmente siglos XVII-XVIII) en la amplia zona del Caribe. Es ahora cuando los diversos tipos de piratas consiguen su mayor expresión (corsarios) o, sencillamente, aparecen (bucaneros, filibusteros).
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CORSARIOS- Eran aquellos a quienes un estado concedía un contrato, documento o la famosa Patente de Corso para atacar y saquear barcos de otro estado rival o enemigo declarado pudiéndose quedar con el botín. Las actividades de los corsarios y piratas se confunden, solo que el corsario actuaba apoyado por un gobierno. Así, p. e., Francis Drake será considerado por sus compatriotas ingleses como un héroe (hasta ser nombrado Sir) mientras que para los españoles será un corsario sanguinario, execrable y bárbaro.
BUCANEROS- En principio eran colonos establecidos en la parte occidental de la isla de La Española (a partir de 1605). La mayoría eran franceses pero también había holandeses, ingleses y españoles. El estado español les hostigó a partir de 1620 y les expulsó, trasladándose a la isla de la Tortuga o a Port Royal. Se dedicaban a la caza, tras la carne de toro o vaca que asaban en el “bucan” (palabra india que significa lugar para ahumar mientras los palos empleados a tal fin recibían el nombre de “barbacoa”) para vender posteriormente parte de esta carne. Pero el gobierno español continuó persiguiendo estas actividades que consideraba contrabando, logrando de nuevo la expulsión de los bucaneros, lo cual les obligó a dedicarse a la piratería.
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FILIBUSTEROS- Descendientes y sucesores de los bucaneros que consiguieron una actividad más organizada sobre el negro negocio de la piratería (llegaron a promulgar leyes entre y para ellos). El origen de la palabra es discutible y/o múltiple: puede provenir de la palabra francesa filibustier, del término inglés freeboter, o bien del vocablo holandés vrij buiter, que es traducible por “el que va a la captura del botín”. También es posible la referencia al tipo de embarcación usada (“filibotes”, en castellano o “flyboot”, en inglés). En la isla de la Tortuga se constituyó la Cofradía de los Hermanos de la Costa cuyos componentes atacaban buques de cualquier nacionalidad, especialmente los españoles.
II- RAFAEL DE SABATINI, EL ESCRITOR- Al llegar el Romanticismo la figura del pirata varía de registro: el aspecto espantoso, la brutalidad de sus actos, el analfabetismo en estado puro deviene en ocasiones un gentleman, un caballero de carácter noble, valiente, de modales refinados, lanzado a la piratería a causa de las circunstancias de la vida y de la injusticia entre los hombres y sus leyes. Veremos en ocasiones la lucha entre el pirata-bueno y el pirata-malo, el primero será propenso a enamorar a las damas y finalmente se reintegrará a la sociedad. En este contexto aparece el escritor postromántico Rafael de Sabatini (Jesi, Italia 1875- Adelbonen, Suiza 1950). Era admirador de Alejandro Dumas, Julio Verne y Walter Scott y devoto de Shakespeare, dejándose influenciar por ellos. Decidió vivir de la literatura y --- a diferencia de Emilio Salgari --- lo consiguió, hablaba cinco idiomas, eligiendo el inglés para escribir. Publica su primera novela en 1902 de las 52 que escribió en toda su vida y en 1921 sale a la luz “Scaramouche”(“Scaramouche”), sobre la Revolución Francesa (1) que será un éxito total refrendado un año después con la edición de “Captain Blood” (“El Capitán Blood”), novela sobre piratas que hizo reeditar lo anteriormente publicado. El cine respondió igualmente con éxito en referencia a sus adaptaciones: desde la muda “The Sea Hawk” (“El Gavilán de los mares”, 1924”), de Frank Lloyd y “The Sea Hawk” (“El Halcón del mar”, 1940), de Michael Curtiz con Errol Flynn como Geoffrey Thorpe, corsario al servicio de la reina Isabel contra los ambiciosos planes de Felipe II --- dos versiones de la novela “The Sea Hawk” (“El Halcón del mar”) publicada en 1915 --- pasando por la primera versión muda de “Captain Blood” (“El Capitán Blood”, 1924), de David Smith con J. Warren Kerrigan como el Dr. Peter Blood, posteriormente convertido en pirata, y el clásico del mismo título dirigida por Michael Curtiz y protagonizada por Errol Flynn (1935), hasta llegar a “The Black Swan” (“El cisne negro”), novela publicada en 1932 y también excelente versión cinematográfica con título homónimo dirigida diez años después por Henry King y protagonizada por Tyrone Power como James Waring, una historia que guarda cierta similitud con la del capitán Blood. Sabatini escribió biografías y relatos cortos pero será más recordado por sus novelas históricas con exacta documentación del marco real y magnífica inventiva aventurera.
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III- MICHAEL CURTIZ, EL CINEASTA- Nació en Budapest como Mihály Kertész en 1888 en una familia judía de clase media. Ya muy joven entró en el teatro, primero actor, después director. Su intuición y “savoir faire” le acreditaron para entrar en el Teatro Húngaro en 1911, haciendo amistad con Iván Siklosi, escritor que colaboraba en la composición de los rótulos cinematográficos, posiblemente la causa de interesarse por el nuevo arte naciente, casi inexistente en Hungría. Dirigió algunas películas (perdidas) para trasladarse a Viena. Estando en París en un rodaje recibió la visita de Harry M. Warner, presidente de la compañía cinematográfica norteamericana Warner Bros., quien buscaba talentos europeos para su firma (había fichado hacía poco a Ernst Lubitsch), conocía algunos films de Kertész (”La luna de Israel”, especialmente) y tras algunas reticencias le contrató.
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Fue una muy positiva y fructífera unión. Desde que pisó tierra americana en 1926 estará sólidamente unido el ahora conocido con el pseudónimo de Michael Curtiz con el estudio Warner por más discusiones entre los directivos y el realizador y a pesar que en los últimos nueve años de su vida (1953-1962) se despidió de Warner (le anunciaron rebajarle el sueldo) para trabajar en otros estudios (Paramount, MGM, 20th Fox, United Artists y alguna pequeña productora independiente). Michael Curtiz era un auténtico profesional, prácticamente vivía para filmar, dominando la técnica a la perfección. Es el tercer realizador más prolífico (167 films) de la historia del cine, únicamente superado por William Beaudine (182) y Richard Thorpe (179). Era un todoterreno, realizó todo tipo y clase de películas: comedias, melodramas, biopics, terror, westerns, policiacos, dramas, aventuras, películas románticas y hasta films de propaganda política. A diferencia de alguno de sus colegas con intenciones de independencia para crear estudios propios, a Curtiz le interesaba solo hacer cine en paz. No era amigo de fiestas ni del glamour de Hollywood, si asistía estaba en función de algún futuro proyecto o relativo a su trabajo. Tampoco aceptaba los divismos de actores y actrices, era hombre de temperamento fuerte, exigente con los demás porqué primero lo era consigo mismo, le gustaba rodearse de gente trabajadora en quien se pudiera confiar. Recordemos que fue Curtiz quien lanzó al estrellato a Errol Flynn, precisamente en “El Capitán Blood” para luego trabajar juntos varias veces y discutir (la vida desordenada, el no cumplir horarios de rodaje, las borracheras de Errol Flynn provocaban los gritos de enfado del realizador que eran oídos a gran distancia) hasta finalmente llegar a las manos lo cual promovió la separación artística de ambos.
Michael Curtiz será recordado para muchos por ser el afortunado realizador de “Casablanca” (“Casablanca”, 1942), con Humprey Bogart, Ingrid Bergman, Paul Henreid y Claude Rains. Superficialidad que incluso ha hecho olvidar injustamente otros trabajos de nuestro hombre. Películas como “El Capitán Blood”, “El Halcón del mar” o “Ángeles con caras sucias” me parecen, al menos, más interesantes; Casablanca -para mí- ha sido siempre un film sobrevalorado, mismo caso que en la parcela de westerns de John Sturges se rinde culto a “Los 7 magníficos” cuando “Desafío en la ciudad muerta”, “El último tren a Gun Hill” o “Duelo de titanes” me parecen superiores o cuando se cita a Henry Hathaway solo por ser el realizador de la mítica “Tres lanceros bengalíes” o “Niágara”, esta por lanzar al estrellato a Marilyn Monroe (si, dos buenas películas pero hay otras en su dilatada filmografía como la espléndida “El correo del infierno”, “El jardín del diablo” o “13, Rue Madeleine”).
Curtiz daba relativa importancia a los guiones y su elección planificadora provenía de su experiencia y conocimiento de la técnica. Narraba siempre de forma clara con honestidad de principios sin permitir la sobreactuación de los actores y rápido al rodar. Hollywood necesitaba hombres así y él le dio títulos relevantes. No un absoluto primera fila como John Ford, Fritz Lang, Howard Hawks, Raoul Walsh o King Vidor ni tampoco un funcionario al servicio de los estudios, si un profesional que se podía colocar perfectamente, junto con algún otro, a continuación de los antes citados. Veamos lo que dice el propio Curtiz sobra la planificación (2): “Los ángulos de cámara extraños e inusuales no deben ser nunca utilizados en su propio beneficio, aunque la tentación de hacerlo es siempre grande, especialmente para aquel que tiene una aptitud para crearlos. La única razón para utilizar un plano angular, presentando una escena que no debe parecer normal al espectador, es obtener un efecto definitivo sobre el público que no puede ser obtenido de ninguna otra forma (…) A menos que se controle su uso, rápidamente se pierde su efecto y desde entonces se convierten en un problema en lugar de una ayuda”. Quien disfrute del cine a partir de su lenguaje, o sea la planificación no podrá más que estar de acuerdo con estas acertadas afirmaciones, quien se acerque al cine solo por un componente (como pasa hoy en día con los efectos especiales) esto no le dirá absolutamente nada pues no sabe que es el cine…
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IV)- EL CAPITÁN BLOOD- Peter Blood, un médico irlandés residente en la ciudad inglesa de Bridgewater, acusado injustamente de ser un rebelde contra el tiránico rey Jaime II de Inglaterra, es deportado a Port Royal. Enamorado secretamente de la hija del coronel Bishop, tendrá ocasión de aliviar los dolores de la gota al gobernador. Aprovechando el ataque de un barco español, el médico-esclavo huye con sus compañeros de penalidades apoderándose del navío hispano y convertirse en pirata. Después de una infructuosa asociación con el pirata Levesseur, Blood se reencuentra con Arabella Bishop, su amada, recibiendo además la noticia del derrocamiento del déspota Jaime II y el advenimiento al trono del rey Guillermo III de Orange, quien ofrece a Blood el reintegrase a la sociedad británica….
Siendo una película admirable en todos los sentidos debo confesar que siempre he apreciado el magnífico guión de Casey Robinson (1903-1979), productor, director y guionista, su faceta más interesante (“Mientras Nueva York duerme”, de Fritz Lang, “Las nieves del Kilimanjaro”, de Henry King, “Sinuhé”, el egipcio”, de Michael Curtiz, etc.). Precisamente, en 1935, Robinson fue candidato al Premio de la Academia al mejor guión por “El Capitán Blood”. El escrito se adapta perfectamente a la intuición cinematográfica de Michael Curtiz (estoy seguro que en esta ocasión se fijó más que de costumbre en el guión). Robinson sintetiza perfectamente la obra literaria, fiel al espíritu de Sabatini y bastante concordante con su letra. Explica la trama más o menos igual al libro en sus primeros nueve capítulos, reproduciendo en ocasiones diálogos de la novela (cfr. los que presentan la injusticia que lleva a Blood camino de la esclavitud y posterior huída), en el capitulo diez se condensa la trama y se borran subtramas y personajes que hubieran lastrado la duración y la flexibilidad narrativa del film. Excluido queda el personaje del almirante español Miguel de Espinosa, el del gobernador francés de la isla de Tortuga y su hija, el de lord Julian --- enviado de Jaime II --- y la referencia al pasado de Blood al servicio del rey francés Luís XIV. Como contrapunto Robinson da más protagonismo a Arabella Bishop, sobrina del coronel Bishop y también futuro gobernador durante un tiempo. Así la historia gana en agilidad expositiva: Blood y su socio Levasseur no se baten por la hija del gobernador de Tortuga y su hermano Henry d’Ogeron (personajes inexistentes en el film), prisioneros de los piratas, sino por lady Arabella y lord Willoughby (en la novela aparece en los episodios finales), emisario de Guillermo III que viene a traer a Blood la noticia de su indulto por parte del nuevo rey. Gracias a ello desaparece la fricción Blood- lord Julian así los celos recíprocos madmoiselle d’Oregon- Arabella, acentuando las situaciones románticas (a veces de amor- odio, afortunadamente vence el primero) Blood- Arabella. Será la sobrina (film) y no el coronel Bishop (novela) quien compre al esclavo reforzando lo anteriormente dicho y la supresión --- no solamente para reducir metraje; el lenguaje literario es diferente del cinematográfico, a veces eso se olvida --- de los mentados personajes y situaciones (asedio a las ciudades de Cartagena de Indias y Maracaibo) hacen el guión/el film más concentrado y continuo que el libro. Así, de una buena novela de aventuras y piratas saldrá un excelente guión que florecerá en un film magistral. Aparte de los (lógicos) cambios/reducciones/síntesis propio de ambos lenguajes, Robinson teje una estructura trepidante, sin subterfugios, usando la elipsis (saltos en el tiempo de situaciones sobreentendidas, previsibles o variables sin injerir en la línea narrativa) que no deja agujeros narrativos sino interés en seguir el relato fílmico.
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Michael Curtiz entiende y sigue perfectamente lo dicho anteriormente. Podemos considerar el film divido en bloques construidos sobre el movimiento causas-efectos como parte de una sinfonía perfectamente imbricada y también se puede dividir teóricamente en dos grandes partes: 1) presentación del Dr. Blood—detención—juicio—cambio de pena de muerte por trabajos forzados—llegada a Port Royal---venta como esclavo y 2) se hace médico personal del gobernador británico quien sufre ataques de gota—escarceos con Arabella---ataque de un buque español que facilita su huida—él y sus compañeros se autoproclaman piratas hasta hacerse temibles y famosos—su asociación con el capitán pirata Levasseur (en la novela se informa que había servido a las órdenes de Sean David Nau, llamado El Olonés, un pirata real de entre los más sanguinarios y crueles) y el desafío entre ambos – proclamación de amor mutuo Blood- Arabella—noticia de poder abandonar su vida de pirata—otra humillación al coronel Bishop (había llegado ya a gobernador). Esta 1ª parte está filmada con una economía de medios admirable: un cartel que anuncia el año 1685, se habla de la tiranía de Jaime II, el cartel anunciando a Peter Blood, médico, la conversación con su ama de llaves que sirve para informar su pasado de hombre de armas y su actual posición de médico (solo le interesan los pacientes y casi es apolítico), el que será su timonel, Jeremy Pitt, cabalga en busca de sus servicios para un compañero herido (al ser un rebelde todos serán detenidos), toma de posición de Blood, su respuesta al juez (la contestación la hizo ya extensible al jefe de soldados que le detuvo, lo hará también al coronel Bishop y a Arabella). La segunda parte es más épica y novelesca con planos en situaciones contrapuestas y con una dosis de humor muy acertado (un esclavo es marcado con el hierro al rojo por haberse rebelado- a continuación vemos al gobernador quejándose de ser el hombre que más sufre a causa de su gota), la conversación de Blood con los dos médicos ineptos y ridículos (los cuales son definidos por el gobernador como “torturadores”) a quienes irónicamente les convence que le financien una embarcación para poder escapar y así les dejará otra vez libre su ejercicio laboral, etc.
La fotografía de Ernest Haller y Hal Mohr sencillamente me parece de lo mejor en blanco/negro, la música de Erich Korngol -basada en Franz Liszt- es fastuosa (quizás lo más en un film que no busca la vistosidad ni la solemnidad por si mismo sino que están presentes por la elegante y acertada puesta en escena, aglutinadora de los elementos, como todo gran film de la historia). La interpretación es esplendida aunque la pareja protagonista fuera novata: Errol Flynn no era conocido y había hecho poco cine en papeles secundarios, Olivia de Havilland tenía 19 años al encarnar a Arabella Bishop. Se completaba el reparto con actores de reconocida solvencia: Basil Rathbone como el capitán Levasseur (su duelo con Blood a espada está entre los más conseguidos, nada tiene que envidiar al de Steward Granger- Mel Ferrer en el teatro de “Scaramouche”) y Lionel Atwill (el sádico y cruel coronel Bishop) en una de sus clásicas interpretaciones como “malo”. En el proyecto inicial de Warner se pensaba en la realización de Archie Mayo y el dúo interpretativo formado por Robert Donat y Marion Davies. Nunca sabremos como hubiera sido la película. “El Capitán Blood” (3) es considerada por muchos como la mejor cinta de piratas, otros juzgan que es la ya citada “Black Swan” (“El cisne negro”, 1942), de Henry King para 20th Fox; personalmente pienso que estas dos grandes películas si las comparamos en términos de repostería podríamos decir que son dos sabrosísimos pasteles de gran calidad pero “El cisne negro” está recién sacado del congelador (y repito, tengo en gran estima el film de King) mientras “El Capitán Blood” está en su punto…
Mn. Narcís Ribot i Trafí.
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Debajo El hijo del capitán Blood con Sean Flynn
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(1)- Scaramouche fue la novela en la que me inicié en mi adolescencia en el género de aventuras. Me impresionó. Años después al visionar la clásica versión cinematográfica de George Sidney (“Scaramouche”, 1952) me decepcionó al cambiar el desenlace: la confrontación entre mortales enemigos que descubren ser padre e hijo (en el libro), en la película son hermanastros y no existe el diálogo reconciliador. Al profundizar en el cine descubrí valores del film, es una buena película pero está lejos del impacto sentimental de la novela de Sabatini. Repito: cine y literatura son dos campos diferentes aunque el primero beba mucho de la segunda.
(2)- Citado en el reciente libro “Michael Curtiz” (subtitulado “Bajo la sombra de Casablanca”), de Miguel A. Fidalgo (T & B, Editores, Madrid-2009).
Otro estudio/biografía es el de Pablo Mérida (1996): “Michael Curtiz” (Ediciones Cátedra, colección Signo e Imagen/Cineastas). No hay más editados en lengua castellana.
3)- Aparte de la versión muda (1924) de David Smith y del clásico de Michael Curtíz se filmó “The coronel Blood” (“El coronel Blood”, 1934), de W. P. Lipscomb, que nada tiene que ver con el personaje de Sabatini. En 1950, Gordon Douglas realizó “Fortunes of Captain Blood” (“Aventuras del capitán Blood” en TV), con Louis Hayward y Patricia Medina. Hay una continuación: “Captain Pirate” (“Bandera negra”, 1952), de Ralph Murphy, adaptación del relato corto “El regreso del capitán Blood”, repitiendo Luis Hayward su personaje del film anterior. En 1962 se filmó una coproducción italo-española, “Il Figlio del capitano Blood” (“El hijo del capitán Blood”), de Tulio Demicheli donde, como el título indica, se narraban las aventuras de Robert Blood, el hijo del famoso Peter Blood. Curiosamente, dentro de cierta lógica, estaba interpretado por Sean Flynn, el hijo de Errol Flynn…..
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