RIO BRAVO (1959)

RIO BRAVO (HOWARD HAWKS, 1959)

Yo creo que el lado más simpático del Western consiste en que todo el mundo puede identificarse con los cow-boys... Todos deseamos dejar detrás de nosotros el mundo civilizado, y les envidiamos menos a ellos como individuos que a la vida sencilla y recta que pueden vivir. Todos nos imaginamos que hacemos cosas heroicas.                    
John Ford

El Western es la forma más simple de drama… un rifle, muerte… todos se dividen, en realidad en dos clases. Una es la historia de los principios del Oeste, la historia de los pioneros, que era la historia de “Río Rojo” (1948). Luego está la fase en la que llega la ley y el orden. Tienen un sheriff… a veces un mal sheriff, a veces tienen uno bueno. Solo hay unos cuantos esquemas. Pero siempre que un director de primera fila hace un Western, normalmente consigue una película bastante buena, por que el Western es un buen espectáculo, es dramático. Ford hizo grandes Westerns. Era el mejor…
Howard Hawks

Le preguntaron a Alfred Hitchcock cual director de cine consideraba el mejor.
Respuesta: “John Ford”.

John Wayne, Dean Martin, Ricky Nelson y Howard Hawks

I)- HOWARD HAWKS-
El lema, la consigna principal de la realización de Howard Hawks (1896- 1977), citada por él mismo en varias entrevistas, es: La cámara debe estar a la altura del ser humano y el espectador no debe ser consciente de su movimiento”. Ello le concedió una elaboración aparentemente sencilla pero al mismo tiempo muy difícil de efectuar. Con un gran conocimiento de la técnica cinematográfica su estilo provenía de su intuición y energía al filmar sus personajes en los que creía y conocía perfectamente además de exigir a los correspondientes actores el máximo rendimiento/la máxima identificación con las figuras a interpretar. Como muy bien dice Francisco Perales en su profundo análisis (1): “…jamás se dejó esclavizar por el guión aunque hubiera trabajado mucho con él, solo una guía más o menos fiable abierta a la variación incluso durante el rodaje”. De esta forma casi siempre logró sus objetivos. Su puesta en escena era aerodinámica, en verdad muchas veces no se notaba y se tenía que visionar una o dos veces más si se quería analizar a fondo alguna película. Gustaba de colocar a sus personajes en espacios abiertos completamente fundidos con la naturaleza, optaba por los Planos Generales (muy abundantes en su filmografía)  para mostrar con redondez y total detalle la acción resultante (recordemos que algunos rechazan el Plano General por ser considerado “despersonalizado” pero que en él se convertía en elemento importante de su estilo magníficamente personal). Por ello escasamente usaba los Primeros Planos ni se centraba en detalles de la puesta en escena: Plano Americano (corte del personaje por las rodillas), el Plano de Conjunto y el Plano General, magnificando las vistas generales (sin recrearse jamás en ellas)y la fotografía siendo bellísima nunca será utilizada para sacrificar acción alguna en dirección a conseguir/mejorar un encuadre o iluminación en perjuicio de su funcionalidad (a veces para disimular/ocultar la indecisión o incompetencia de un realizador; ello bastante frecuente en la actualidad). Estas características fueron las más tradicionales de su larga carrera. Hawks sabía perfectamente donde colocar la cámara en cada escena y en cada secuencia para transmitir la acción sin triquiñuelas, sin artificio, sin recrearse en una estética voluntaria y/o rebuscada. Igual que Ford o Walsh jamás se creyó un genio, filmaba para divertir al público y a la vez divertirse él, sin pretensiones, y como los dos realizadores antes citados era ajeno al peso histórico que alcanzaría su obra en un futuro. No como Fritz Lang que buscaba una obra maestra “consciente” en cada trabajo (cosa que consiguió en varias ocasiones como gran realizador que era) y a la inversa de Lang no complicaba la composición de los planos con estética alambicada, no era el estilo brillantemente vistoso de Hitchcock, rehuía la sofisticación (estas cualidades en Hitchcock serían defectos de recreación gratuita y repetitiva en otro director sin genialidad ni imaginación, estamos hablando de grandes maestros), era decididamente austero ya que mostraba el máximo con gran economía de medios y gran sencillez expositiva. Podríamos decir que más se acercaba a la “escuela” de John Ford (con el cual tenía una gran amistad que duró toda la vida) con las evidentes diferencias. Sencillez de imágenes, falta de retórica y de toda ornamentación gratuita, simplicidad (que no pobreza sino al contrario) visual, simetría argumental, estructura ordenada y lineal, economía en la planificación (como señala F. Perales), dando todo ello sobradas razones para calificar al cineasta como uno de los más grandes y clásicos dados por la cinematografía, “Su pulso narrativo desea quedar como mera crónica”, escribía Claudio Guerín en 1964.

Su tema básico, el eje central e su obra era el trabajo en grupo: relaciones espontáneas, sincera amistad, colaboración en conjunto para alcanzar un objetivo. Para algunos hoy en día estos valores están desfasados (falsamente) y, sin embargo, el auténtico análisis demuestra sus contenidos como verdaderamente liberales y auténticamente progresistas: lealtad, valor, autocontrol son virtudes propias de sus personajes por donde rotará su filmografía, enriquecida por su experiencia de hombre culto (gran amante de los libros) y amigo personal, entre otros, de Ernest Hemingway y su obra. Entro en el cine en los 20 como ayudante de atrezzo, siendo en una ocasión ayudante de Cecil B. DeMille para luego realizar cortometrajes. Empezó en 1926 en su etapa muda y al realizar films sonoros --- “The Dawn Patrol” (“La escuadrilla del amanecer”, 1930), su primer film parlante --- se ganó una reputación de “artesano” competente y solvente además de algún ensayo que le señalaba como uno de los grandes. Se tendría que esperar una década más, los 40, para ser reconocido casi totalmente, cosa lograda en los 50, seguido con las aportaciones “cahieristas” francesas de siempre. Teniendo ya a Hawks reconocido como gran maestro y con su filmografía respetada, estudiada y admirada aparecerán estudios sobre su cine, señalado como ejemplar. Aparte entendía y conectaba con los gustos del público y salvo alguna excepción (“Tierra de faraones”) cosechó casi siempre buen rendimiento en taquilla.  Uno de los mejores, y nada oportunistas estudios (a diferencia de aquellos cambiantes de camisa/de careta/de moda cinematográfica que siguen los vaivenes de lo llamado hoy en día “políticamente correcto” aunque con Howard Hawks pasará lo mismo que con otros grandes: primero olvidados/despreciados, después reconocidos/alabados/consagrados) es el de Robin Wood (2) cuando señala que “Hawks no creó ningún género, pero ha filmado la (una) obra maestra de cada género que ha tocado”. Como Mozart en la música, nos dio la expresión personal y magistral en cada forma. Así, los conciertos, sonatas y cuartetos ya existían cuando el genio de Salzburgo donó las más bellas composiciones y su gran amigo Joseph Franz Haydn había creado ya las raíces de la sinfonía (sin ser tampoco el inventor) cercana a la que conocemos hoy --- confeccionando más de cien, algunas excelentes y otras meros “divertimentos” de encargo --- para que Mozart nos obsequiara con sus portentosas sinfonías 39, 40, 41 (“Júpiter”).

Hawks, hemos dicho, tocó casi todos los géneros dando una obra maestra (o más) en cada uno de ellos: “Bringing up Baby” (“La fiera de mi niña”, 1938), “His Girl Friday” (“Luna nueva”, 1940) en la comedia; “Red River” (“Río Rojo”, 1948), “Rio Bravo” (“Río Bravo”, 1959) en el western; “Scarface, Shame of the Nation (“Scarface, el terror del hampa”, 1932), “The Big Sleep” (“El sueño eterno”, 1946) en el cine negro --- una reciente visión en DVD de “The Criminal Code” (“El código penal”, 1931) me convenció sin dudas de estar a la misma altura de las dos anteriores --- además de “To Have and Have not” (“Tener y no tener”, 1944), basado en la novela de Ernest Hemingway de la cual  Michael Curtiz y Don Siegel dieron sendas versiones, también encuadrable dentro del “negro”; “Hatari!” (“¡Hatari”!, 1962) en el cine de aventuras y “Land of Pharaohs” (“Tierra de faraones”, 1955) en el “péplum”, película que recogió un estrepitoso fracaso comercial --- Hawks tardó cuatro años en rodar su siguiente película, “Río Bravo” --- pero aunque no sea una obra maestra se reconocieron, más tarde, sus valores (algo así como “Cleopatra”, cuyo rodaje duró de 1961 a 1963, de Joseph L. Mankiewicz).
Howard Winchester Hawks nació en Indiana, 1896, en el seno de una familia acomodada  (padre y abuelo poseían una industria de molinos de papel) --- a diferencia de Ford, proveniente de una familia pobre, pasando hambre en alguna ocasión, y de Hitchcock, comerciantes de clase media --- cosa que al hacerse realizador cinematográfico le permitió financiar parcial o totalmente sus proyectos por lo cual se mantuvo casi siempre independiente de los grandes estudios con los que, en el sentido económico, no tenía generalmente problemas. En gran parte de su obra aparece el rótulo de “Dirigida y producida por Howard Hawks”, el “Dirigida…” siempre en letras mayores y en primer término. Fue perpetuamente un gran aficionado a los coches y a los aviones; su padre le regaló un Mercedes y se convirtió en piloto de carreras y en aviador (no fue nunca lo que se llama “un pijo” o un holgazán; empezó de mecánico de coches y aviones antes de dedicarse a ello; jamás esquivó un trabajo a realizar, cosa que su privilegiada posición social le permitía). En una ocasión, durante una carrera, su coche chocó aparatosamente con el de un colega con el cual después trabó una fuerte amistad y que también se convirtió en realizador cinematográfico: Victor Fleming, conocido principalmente por firmar (que no filmar, al menos enteramente, ya que George Cukor, Sam Wood, Reeves Eason y William Cameron Menzies filmaron partes de al película, aparte de fragmentos realizados por directores de segundas unidades a causa de lo accidentado del rodaje pero por diversas circunstancias solo quedó acreditado Fleming) “Lo que el viento se llevó”(1939)además de “El mago de Oz” (1939) y “La isla del tesoro” (versión de 1934) entre otras. “Peligro… línea 7000”, 1965 y “Solo los ángeles tienen alas”, 1939, eran respectivos homenajes a las carreras de automóviles y a la aviación comercial.
Como en otros casos no se puede considerar “género en estado puro”. Habrá comedia en sus dramas para aligerar la gravedad, en sus westerns, en sus films de aventuras como “¡Hatari!” cuyo armazón responde a un film totalmente aventurero pero con matices de western y salpicado de un humor que atraviesa toda la obra. No se puede dejar de banda el sentido del humor y la ironía propias del realizador, presentes en cada film.

II)- RÍO BRAVO-
Se ha hablado en infinidad de ocasiones que “Rio Bravo” (“Río Bravo”, 1959) es la respuesta al planteamiento de “High Noon” (“Solo ante el peligro”, 1952), de Fred Zinnemann, western sobrevalorado (especialmente para quienes no les interesa el género) y su sheriff protagonista (interpretado por Gary Cooper) y su poca profesionalidad al pedir ayuda para contrarrestar a los bandidos que en otro tiempo él detuvo y ahora están en libertad y desean vengarse. Un profesional debe cumplir con su trabajo y punto, para Hawks y para muchos. Todo en el film de Zinnemann está apuntando a la consecución del Oscar --- Hawks recibió uno honorifico, casi póstumo en 1975 y una nominación para “Sargento York”, con Gary Cooper (Óscar como mejor actor), precisamente uno de sus films más mediocres --- demostrando así la casi inutilidad real/injusticia de estos premios concedidos, en muchas ocasiones, como regalos de antemano otorgados) incluso en el manejo de actores (de forma bastante penosa) se notan los gestos estudiados para conseguir tal efecto. Por el contrario, “Río Bravo” --- empezando por Howard Hawks, mucho mejor realizador que el académico Zinnemann --- es una cohesión de esfuerzos del grupo, respondiendo a la constante hawskiana, para hacer triunfar la justicia. Aquí un sheriff no pide, en principio, la ayuda que necesita. La recibirá de un muchacho que antes no quería problemas y desea vengar a su jefe asesinado (“Colorado”), de un ayudante alcoholizado (Dude) y de un anciano limitado por la cojera (Stumpy) a quienes se añadirá una mujer de turbio pasado (“Feathers”= “Plumas”) Estos tres hombres física o moralmente débiles son capaces de unirse y hacer comunión con el sheriff que tiene todas las de perder (el chico que una vez falló en su responsabilidad, el anciano físicamente medio impedido por la propia vejez y la cojera y el borracho, a causa de una mujer, que desea encontrarse a si mismo y desprenderse de su adicción sirviendo a su amigo, el sheriff, y a la justicia).
Para preparar “Río Bravo” Hawks contó con dos guionistas: 1) Jules Furtham, sólido en sus ideas escritas para el cine a pesar de tener fama de ser hombre difícil de tratar (con Hawks colaboró aparte de “Río Bravo” con “Tener y no tener”, según Hemingway, “Solo los ángeles tienen alas”, “Rivales” y “El sueño eterno”, además de “Amor a reacción”, de Josef Von Sternberg y “El callejón de las almas perdidas”, de Edmund Goulding, entre otras) y 2) la escritora Leigh Brackett (más recordada en el campo de la Ciencia- Ficción literaria) que escribió los guiones para Hawks  de “El sueño eterno” (compartido con Jules Furtham y William Faulkner), “El Dorado”, “Río Lobo”, “Su juego favorito” y “Hatari!” y otros títulos menores para otros realizadores. Ambos partieron de un relato corto de B. H. McCampbell (prácticamente nadie le conocía) para “Río Bravo”. Tiempo después el realizador comentó que el argumentista era su propia hija, B. H. (awks) McCampbell, la fotografía de Russell Harlan en Technicolor ---adecuada, sin estridencias chillonas --- era la que quería Hawks y la música del reputado Dimitri Tiomkin  perfectamente ajustada a la narración.

La historia transcurre durante tres días en Río Bravo, pequeña localidad fronteriza de Presidi Country (estado de Texas). Dude (Dean Martin), ex ayudante del sheriff John T. Chance (John Wayne), se ha abandonado a la bebida por un amor frustrado. En un bar, el hermano del cacique, Joe Burdette (Claude Atkins), observando la ansiedad de Dude ante un baso de whisky le lanza una moneda a la escupidera. Una patada aleja la escupidera. Ha sido Chance. Dude golpea al sheriff y después a Joe pero es detenido por los secuaces de este y recibe una paliza. Joe dispara sobre un cliente que intentaba evitar la tunda y le mata. En otro bar del pueblo, este propiedad de los Burdette, Joe es detenido por Chance ayudado por un Dude que va recobrando la sobriedad poco a poco. Esta secuencia inicial ha durado tres minutos y sin mediar palabra alguna, con breves pinceladas nos describe los personajes que desarrollarán la trama: todo ello funciona a base de miradas, insinuaciones y gestos con una extraña musicalidad ambiental mientras la escenografía es coordinada con planos rápidos y fraccionados. Vitalidad y eficacia puramente hawskianas. A partir de ahora la acción se centrará en los intentos del tiránico Nathan Burdette (John Russell), prácticamente el amo del pueblo, para rescatar a su hermano Joe de la cárcel. El sheriff Chance solo cuenta con Dude y un anciano cojo, Stumpy (Walter Brennan), a quien los Burdette le robaron unas tierras, y --- más adelante --- con “Colorado” (el cantante Ricky Nelson), un joven deseoso de vengar la muerte de su patrón Pat Wheeler (Ward Bond), amigo de Chance a quien había ofrecido su ayuda además de Feathers (Angie Dickinson), una mujer de pasado dudoso, jugadora de cartas (se confesará viuda de un jugador) que se enamorará del tímido (en su relación con las mujeres) Chance y, finalmente, la pareja de mejicanos dueños del hotel de Río Bravo: Carlos (Pedro González) y su esposa Consuelo (Estrellita Martínez). Había amenazado y despreciado al principio Nathan Burdette al sheriff: “Solo cuenta con un borracho y un viejo tullido…” pero finalmente el grupo del representante de la ley saldrá vencedor contra todos los obstáculos, siendo un carro de dinamita quien decantará la balanza.

 “Río Bravo”, producción de Howard Hawks para Warner Bros contiene todas las características del autor: cámara a la altura de los personajes, puesta en escena que parece funcionar por si misma, mezcla de elementos heterogéneos en una cohesión tanto  a nivel formal como temático, su realización es la exaltación de la sencillez detrás la cámara pero, claro, esta sencillez clásica ha de saber encontrarse.
Hawks había tocado el western en varias ocasiones, no muchas. En otro momento podríamos comentarlas, ahora solo recordemos “Río Rojo” (1948), producida por el propio Hawks para United Artists y protagonizada por John Wayne y Montgomery Cliftt que roza la obra maestra en uno de los mejores westerns de espacios abiertos (filmado en las praderas de Arizona) y donde entre muchas virtudes destaca el paso por un río filmado desde la parte trasera de una caravana tambaleante, algo nunca visto. John Ford estuvo en el rodaje y realizó algunos planos. “Río Bravo” es un film más intimista, de espacios cerrados. La ciudad se compone del hotel, la cárcel, un par de “saloons” y un montón de casas sin personalidad mientras los habitantes solamente aparecen si la narración así lo exige; no se pretende evocar el sentido de comunidad, una de las virtudes del gran John Ford, sino la reacción ante el asesinato brutal y gratuito haciendo cumplir, sencillamente, la ley. Si hay herramientas en un granero no es para resaltar la dedicación a la agricultura sino para cubrirse en un tiroteo, la paja no es para recrear el lugar donde suele haberla sino para cegar momentáneamente a un enemigo y poder huir,  cualquier elemento de decoración es estrictamente funcional. La secuencia del granero donde el asesino a sueldo de Burdette puede huir del sheriff dará paso a otra de las más celebradas y estudiadas: el sicario huye a la calle donde es herido por Dude, refugiándose finalmente en el bar propiedad de Burdette donde frecuentan sus matones; Dude y Chance entran en el bar; plano general del bar invadido por el humo de los ruines de Burdette quienes dicen no haber visto entrar a nadie y se burlan de Dude (picado desde arriba donde en una viga está el bandido herido) quien descubre como unas gotas de sangre caen dentro de un vaso de cerveza (plano detalle del recipiente); disimulando Dude se dirige al centro del local y desde allí casi sin ángulo de tiro dispara hacia arriba (repetición del picado) cayendo muerto el pistolero al centro del salón… Otro portentoso ejemplo de la coordinación de grupo: unos pistoleros de Burdette amenazan a Chance mientras Colorado se acerca haciéndose el despistado; Feathers arroja una maceta por la ventana (se lo había indicado antes el joven) y en los breves segundos que dura la distracción Colorado lanza un winchester al sheriff al momento que desenfunda acabando con los dos bandidos… Ninguna concesión a la espectacularidad a excepción del carro de dinamita que acelera el desenlace a favor de nuestros protagonistas donde todo el grupo ha colaborado en la derrota de Burdette y los suyos quienes no tendrán más remedio que entregarse. Feathers declara su amor a Chance mientras Colorado y Dude (este ya curado de su adicción alcohólica) hacen su ronda ya en paz cerrando esta película modélica en todos sus aspectos.
Howard Hawks filmará dos westerns más: “Eldorado” (“El Dorado”, 1967) y “Rio Lobo” (“Río Lobo”, 1970), variaciones sobre una misma base, la de “Río Bravo”. Creo sería interesante analizar más adelante “El Dorado”, mejor conseguida que “Río Lobo”, considerada un “remake” de la grandiosa “Río Bravo”.

Narcís Ribot i Trafí


1)   -“HOWARD HAWKS”, de Francisco Perales. Editorial Cátedra, Colección “Signo e Imagen/Cineastas” (2005).
2) -“HOWARD HAWKS”, de Robin Wood, original en Estados Unidos (1968). Publicación española a cargo de Ediciones J. C. (Madrid, 1982).