LA HUMANIDAD EN PELIGRO (THEM!, 1954)

Siempre he preferido la especulación reflexiva (hablando en términos de Ciencia- Ficción) sobre sucesos que acontecen a la Tierra y que afectan a la raza humana a viajes interplanetarios situados en un futuro y basados, a veces, en estética de comic (cfr. “La Guerra de las Galaxias”, las continuaciones de la saga, imitaciones, epígonos y otras). Por supuesto hay excelentes películas de este segundo apartado (“Planeta prohibido”, “Alien, el 8º pasajero”, “El planeta de los simios”--- 1ª versión--- etc.) y la misma “La Guerra de las Galaxias” de la cual se puede disfrutar buenos momentos aunque no tenga la trascendencia de las anteriormente citadas (la continuación, “El Imperio contraataca” la considero más heterogénea y abierta a la esencia del género). La película que tratamos pertenece al primer grupo, se filmó dentro de los años 50 cuando la SF (abreviatura de Science-Fiction/Ciencia- Ficción) cinematográfica empezada a reconocerse (habían triunfado “Ultimátum a la Tierra”, “El enigma de otro mundo”, “La guerra de los mundos” entre otras, o “Cohete K-1”, realizada en 1950, la cual arrasó la taquilla).


UNO-Them” (“La humanidad en peligro”, 1954), de Gordon Douglas y producida por David Weisbart para Warner Bros. La compañía creía en el triunfo comercial como así fue pero no le dio un presupuesto mayor sino al contrario: redujo aún más la suma inicial, quedándose la cinta en el circuito de serie B. No importa, da igual. Aún con mayor mérito porqué se trata de una obra maestra gracias a la eficiencia y talento desplegado por el realizador Gordon Douglas, acostumbrado a moverse dentro de presupuestos reducidos; a la música de Bronislaw Kaper quien además introdujo aquella especie de silbido con el cual las hormigas mutantes se comunicaban; a la fotografía en espléndido blanco/negro de Syd Hickox y al guión de Ted Shedeman y Russell Hughes sobre un argumento de George Worthing Yates. Es curioso que las hormigas, presentes en fábulas sobre el trabajo, disciplina y también militarismo, sean el peligro para la raza humana. Gordon Douglas (1907- 1993) era un gran profesional poseedor de una larga, jugosa y excelente filmografía. Empezó en el cine como extra (1930 - 1935) hasta dirigir un corto en 1935 y pasar a la realización con los episodios de la serie “La pandilla” hasta que en 1939 dirige su primer largometraje en la comedia “Zenobia” con Oliver Hardy, dirigiendo algún otro título de la célebre pareja cómica. A partir de ahora, reconocido como todo terreno en la mayoría de los géneros realizara todo tipo de films: capa y espada (“Corazón de León”), aventuras (“La fortuna del capitán Blood”), cine negro (“Corazón de hielo”, “4 gángsters de Chicago”, “Hampa dorada”, “El detective”), varios westerns como “Río Conchos” (el más recordado), “Barquero”, “El más valiente entre mil”, “Chuka”, “Emboscada”, etc., bélico (“Bombardeo B 52”), musical (“Siempre tú y yo”). Demostró siempre una versatilidad y eficacia profesionales junto a una adaptabilidad a las modas y tendencias pero casi siempre aportando su visión personal, consiguiendo así uno de los films más interesantes de la Ciencia- Ficción, producto sin pretensiones y modesto pero de una intensidad y fuerza pocas veces alcanzada en la SF (“La humanidad en peligro”) aunque diera alguna cinta no muy destacable como “Stagecoach” (“Hacia los grandes horizontes”, 1966), innecesario remake de “La diligencia”, de John Ford.

Vi por primera vez “La humanidad en peligro” en mi infancia, principios de los años sesenta, la repetí en pase televisivo en diciembre de 1970 (ya pude considerarla obra maestra) y en diciembre de 1988. Siempre me ha impresionado, ahora la poseo en soporte DVD. A partir de los restringidos materiales de serie B va mucho más lejos de sus compañeras de andadura, de época (años 50, eclosión de la SF cinematográfica), género (SF) y  (sub) género (el tema de los insectos gigantes, abierto precisamente por “La humanidad en peligro”) ¿Dónde reside su ejemplaridad? Veamos.
En el desierto de México un avión de la policía descubre una niña de seis años perdida y en estado de shock. Comunican con el  coche del sargento Ben Peterson (un excelente James Whitmore que se parece a Spencer Tracy) y su compañero quienes localizan la niña que no habla. El avión les informa de una roulotte y coche abandonados a unos cinco kilómetros, los policías deducen que pertenece a la familia de la niña y llegan allí. Rebobinemos esta escena de obertura: una niña perdida en el desierto caminando sin cesar con una muñeca en los brazos, un único travelling aéreo sobre la niña (hoy se nos recrearía con un maremágnum de planos sobrantes y gratuitos), la soledumbre del desierto rota por el viento y un extraño sonido que parece alterar la niña aunque siga sin hablar, el hallazgo de la roulotte destrozada donde padres y hermanos de la niña han desaparecido además del azúcar…..con un montón de dinero en el suelo, prueba que excluye el robo, los policías mirando al exterior desde la roulotte siniestrada (parte de las paredes ha sido literalmente arrancada) contraplano del desierto con el viento levantando nubes de polvo . Avisan por radio, llega una ambulancia y se lleva la chiquilla. De nuevo el extraño silbido. Peterson y su compañero vuelven a su coche. Douglas valora, trabaja y potencia sus elementos de forma magnífica (la aridez del desierto, el viento, el ruido, las plantas resecas). Ya tenemos el interés asegurado aunque las escenas consecutivas, posteriores y  la totalidad de la película estarán a la misma altura. La siguiente secuencia completa y complementa a esta primera, otra manifestación de la amenaza desconocida: llegan a la tienda- almacén de Grasp y ven las paredes y el interior destrozado, descubren al propietario que ha muerto de forma violenta. Si en el plano inicial los troncos de árboles secos cumplían la misión de proemio ahora vuelven a ejercer el mismo cometido. Billetes de banco esparcidos, un rifle literalmente doblado y robo del azúcar, fuerte viento como sonido de fondo y el extraño ruido cosa que liga con el caso de la familia desaparecida en la roulotte destruida y la pequeña en estado de shock. Douglas jamás se recrea en estos detalles ni enfatiza (al contrario de lo hecho hoy en día en innumerables ocasiones), los muestra rápidamente y en estilo documental lo cual confiere un estilo sobrio y austero difícilmente igualable. Ahora Peterson se marcha y queda solo su compañero. Vuelve a escucharse el ruido, el policía apaga la luz y sale al exterior por la pared pulverizada. Oímos algunos disparos, un grito de dolor y….el viento. En lugar del correspondiente contraplano, como en la escena cuasi simétrica, ha intervenido el off sonoro con la misma eficacia.

Después de este bloque de las dos secuencias ejemplares sería lógico que Douglas serenara la tensión con un tempo de reposo pero en absoluto es lo llamado “tiempo muerto” sino que se nos comunica información esencial para el desarrollo posterior de la película: un Ben Peterson apenado por la desaparición de su compañero, la amenaza aún incierta, el padre de la familia desaparecida pertenecía al F.B.I., el  cadáver de Grasp estaba saturado de ácido fórmico, se anuncia la llegada de dos eminentes entomólogos a la vez que el F.B.I. manda uno de sus agentes para ayudar a la resolución del misterioso caso: Robert Graham (James Arness, el alienígena de “El enigma de otro mundo”), a veces bastante quisquilloso cuando no comprende lo que está sucediendo y no puede resolver la situación mientras los científicos son padre e hija, el anciano doctor Harold Medford (Edmund Gwen) y la doctora Patricia Medford (Joan Weldon). El posible idilio entre Robert y Patricia al avanzar la cinta se sobreentiende…Douglas no tiene tiempo ni necesidad de matizarlo. El científico sospecha lo que ha pasado: la radiación de la bomba atómica lanzada como prueba en el desierto de México en 1945 ha mutado un nido de hormigas vulgares llegando a medir varios metros de longitud por tres o cuatro de altura. Aún no transmite sus sospechas, por otra parte, acertadas. Hace oler un baso de ácido fórmico a la niña que despierta del shock gritando Them, Them , Them¡ (= Ellas, Ellas, Ellas¡) y pide ir al desierto inmediatamente “¿No es demasiado tarde? inquiere Robert. “Más de lo que Vd. piensa, amigo, responde el profesor. Los dos científicos, Ben y Graham llegan a lugar del primer suceso. El profesor encuentra una extraña huella y habla con los dos agentes pero sin revelarles sus terribles sospechas mientras Patricia, algo apartada del grupo, analiza por su cuenta. Continúa el realizador ofreciendo un escenario totalmente telúrico donde los humanos están fundidos en él. De repente aparece el primer monstruo sobre una duna, a pocos metros de Patricia quien grita horrorizada. Llegan los demás, Ben y Robert disparan sus pistolas mientras el Dr. Medford grita ¡A las antenas, disparen a las antenas, sin ellas está indefensa! Una de las antenas se rompe, la hormiga se detiene, Ben corre al coche regresando con una ametralladora y dispara sin cesar. Cae la segunda antena y el animal se derrumba con gran estruendo. Desgraciadamente las sospechas del profesor se han confirmado. Las hormigas han mutado y aumentado su tamaño a causa de la radiación de la bomba atómica. Medford ilustra y responde a las cuestiones que le plantean. A lo lejos se oye el siniestro silbido. Regresan e informan a las autoridades. La raza humana corre un peligro mortal, el Dr. pasa un documental señalando la inteligencia, valentía y laboriosidad de las hormigas; todo ello, ahora, se vuelve contra el ser humano. Medford explica que hace poco deben haberse desarrollado, por eso nadie las había visto antes; otra causa es que a estos insectos no les gusta el calor del día por lo cual permanecen generalmente en el nido saliendo por la noche en busca de alimento. Más adelante descubrirán otra peculiaridad: estas hormigas nacen ya formadas, no pasando por el estado larvario (a causa de la mutación radioactiva). Las autoridades civiles y militares deciden guardar en lo posible el secreto para no provocar un pánico general. Al cuarteto de nuestros protagonistas se añadirá el general O’Brien (Onslow Stevens) para buscar el nido y acabar con todas las hormigas. Viajan durante el día en dos helicópteros hasta que localizan un enorme agujero en la arena del desierto (a varios km de los sucesos) para venir a continuación uno de los planos más impactantes de la película: una hormiga obrera arroja fuera del nido unas costillas y un esternón humanos al lado de una cartuchera y cinturón pertenecientes al compañero de Ben. El quinteto discute el plan más adecuado para exterminar a todo el hormiguero. La primera idea de inundarlo con agua es desechada; no la hay en muchas millas a la redonda y no se detectan señales de lluvia a corto plazo. La segunda es la adecuada: durante el día todas las hormigas estarán dentro del nido, se bombardeará el agujero con cargas de cianuro y luego entrarán con trajes protectores y lanzallamas  para rematar cualquier insecto superviviente. Así se hace aunque Patricia pide entrar en el nido con el general y Robert quien trata de impedirlo; Patricia le contesta que ha de entrar un científico y su padre es ya demasiado anciano. Desarmado en sus argumentos el agente accede. O’Brien carga el cianuro en el bazooka y Ben dispara varias veces. Al cabo de un rato entran los tres con trajes muy parecidos a los de los astronautas. Descienden por las paredes del espantoso agujero encontrando varios ejemplares muertos; una pared se derrumba y aparecen varios insectos (el muro las había protegido del cianuro), los humanos disparan sus lanzallamas y las exterminan. Llegan a la cámara real e incineran todos los huevos además de tomar fotografías….

Dentro de su estilo vemos como Douglas no acumula cantidad de hormigas en ningún plano ni tampoco cede su puesta en escena a favor del efectismo ni de los efectos especiales (casi no los hay) como suele hacerse ahora donde está presente la tendencia a distorsionar la imagen, tomar falsas distancias ante lo monstruoso y “fantastique”, usando y abusando del “ojo de pez” y del gran angular. El realizador confiere a su trabajo una personalidad y elegancia fuera de lo común, sin provocar ninguna emotividad artificial, conjugando hábilmente el suspense (por un igual, antes como amenaza abstracta y después de mostrar a las hormigas gigantes) mientras que sus personajes son mucho más ricos dramáticamente que las de cualquier producción actual del género, armonizando además la parte de explicaciones científicas con la acción  sin enfatizar ni subrayar ningún elemento en particular.
A pesar del éxito el profesor anuncia que la pesadilla no ha terminado aún: dos huevos vacíos delatan el nacimiento y emigración de dos reinas acompañadas de dos machos alados. El profesor explica que estos últimos no le preocupan ya que, siguiendo su ciclo, dentro de poco morirán pero las reinas pueden poner miles de huevos. La humanidad sigue estando en peligro. De nuevo en acción. Se han encontrado los cuerpos muertos de los machos y el telegrafista de un barco mercante comunica desesperadamente que el navío está infestado de hormigas gigantes (el profesor explica que una de las reinas se introdujo por la noche en las bodegas y allí puso los huevos) que acaban con toda la tripulación. El navío es localizado en alta mar y hundido a cañonazos pero la otra reina se ha refugiado en las cloacas de Los Angeles. Es declarada la ley marcial pero el ejército no puede actuar ya que los insectos han capturado a dos niños hermanos y los han “almacenado” para futura provisión después de devorar a su padre.
No decrece el interés de esta segunda parte del film al cambiar el árido desierto por las cloacas urbanas: Douglas potencia la corporeidad; antes de los cráteres, ahora de los túneles; antes del polvo del desierto, ahora de la suciedad de los sumideros; antes de la geología del desierto, ahora de los pasadizos y recovecos de los subterráneos artificiales donde en cada rincón puede aparecer el `peligro……..
Ben se adelanta y tras destruir algunos insectos que le salen al paso, da su vida por salvar a los dos niños que ha localizado. Es cogido fatalmente por una gigantesca mandíbula mortal. Entra el ejército y acaba con todas las hormigas para después incinerar todos los huevos. En su agonía Ben pregunta a Robert si los niños, escondidos en un agujero, están bien y este contesta afirmativamente. Ben muere tranquilamente…….Al profesor, que había citado una frase bíblica del Apocalipsis sobre la posibilidad de que las bestias dominaran la Tierra a causa de la mala administración del ser humano sobre lo legado por el Creador, le preguntan que pasará con los efectos de las otras bombas atómicas que han hecho explotar a lo que Medford contesta: No lo sabemos, al entrar en la era atómica, el hombre camina en un territorio desconocido para él..”

DOS: UN BREVE APÉNDICE- El éxito de “La humanidad en peligro” engendró una serie de films basados en el gigantismo de los insectos (y también de otros animales), el más conseguido fue “Tarantula” (“Tarántula”, 1955), de Jack Arnold, un realizador clásico dentro del género (reconocido mucho más tarde) que logrará su obra maestra con “El increíble hombre menguante” ---- según guión de Richard Matheson sobre su novela ---- y su éxito más espectacular con “La mujer y el monstruo” (ambas también Universal), sobre el famoso hombre-pez de la laguna negra (el logro le invitó a dar una segunda vuelta al tema, ahora en escenario urbano). La historia también se desarrolla en el desierto. El profesor Deemer inocula un nutriente de su invención a una tarántula (experimenta para lograr hacer crecer las plantaciones alimentarias y lograr erradicar el hambre del mundo) pero la araña escapará del laboratorio y crecerá enormemente en el desierto.
La realización parte de la misma sencillez, austeridad y estilo documental aunque sin las aportaciones personales de Douglas en su puesta en escena. Si es más efectista --- las arañas son más repulsivas que las hormigas para muchos seres humanos ----, sus ataques son más brutales y angustiosos y se presta más atención a ellos que en la cinta de Douglas…. Hay escenas y planos muy bien conseguidos (la silueta de la araña gigante deambulando por la línea del horizonte al anochecer. Después de varios intentos fallidos de acabar con el monstruo será por fin la aviación --- provista de bombas incendiarias --- la que consiga su propósito. La araña no es un insecto, pertenece al grupo de los arácnidos (diferencias principales: ocho patas en lugar de seis como los insectos, carecen de antenas, son reemplazadas por ojos simples) como el escorpión que también tendrá su film (“The black scorpion”, sobre escorpiones gigantes que surgen de las profundidades de la Tierra), pero a efectos de estudio sobre el género de SF se incluyen siempre en el apartado de “Insectos gigantes”.
The deadly mantis”, también con guión de Martin Berkeley (la productora sigue siendo Universal), realizada por Nathan Juran, encajonado en las fronteras de la serie B, eficaz artesano y a veces algo más. Logrará el film de su vida con “Simbad y la princesa”, (1958) con efectos especiales del gran Ray Harryhausen, dirigiendo un año antes este film sobre una mantis gigante prehistórica conservada en el hielo del Polo Norte y despertada por una explosión atómica (tema ya muy manido). Ahora el estilo documentalista domina la función abusando de mostrar la línea defensiva de Estados Unidos aunque también posea alguna escena “divertidamente terrorífica”. Tanto “La humanidad en peligro”, “Tarántula” como “The deadly mantis” me parecen superiores (en el caso de la primera es más que evidente) a las avispas gigantes de “Monster from Green Hell” (Kenneth Crane, 1957), a las sanguijuelas colosales de “The Giant Leeches” (Bernard L. Kowalski, 1959) o el cruce entre gusanos y moluscos --- ninguno de ellos es insecto pero para efectos de archivo cinematográfico, repito, si lo es) de “The Monster that challenged the world” (Arnold  Laven, 1957).
Hay algunos films más sobre el tema. Quisiera finalizar recordando que en una de estas cintas, “Spider vs. the Earth” (1957), dirigida por Bert I. Gordon y guionizada por George Worthing Yates sobre una araña gigante cuyo origen no se explica (su relativo interés hubiera podido ser más efectivo si Jack Arnold no hubiera realizado su “Tarantula” dos años antes) que es adormecida bajo algunas toneladas de insecticida pero que despertará tiempo después al escuchar el sonido/ruido de una atronadora y horrísona  música rock….            

Narcís Ribot i Trafí