VIAJE AL CENTRO DE LA TIERRA (1959)

        “Y ello fue la aparición de un grasiento pergamino que deslizándose del interior del libraco, cayó al suelo…..”  
Viaje al centro de la Tierra”, de Julio Verne


Se ha hablado de Julio Verne (1828- 1905) como profeta de la ciencia del futuro en que vivió y que fue pionero de la literatura de anticipación y ciencia- ficción. Ello solo es cierto en parte, así como la tan repetida idea de prever un curso de sorprendentes situaciones producidas después en la realidad. A esto ha de añadirse que la obra de Verne “sufrió” ser editada como “literatura para jóvenes y/o niños” (yo mismo me formé en mi infancia y adolescencia con obras de Verne, entre otros) en parte bueno y en parte no. Bueno por la carga pedagógica explicativa que en muchas ocasiones emociona y predispone la curiosidad del lector para abrirse y aprender más, no tan bueno por la adaptación/manipulación lógica del texto para poder ser asumido por niños/jóvenes cuando Verne llega perfectamente a los adultos y escribe para ellos (en su tiempo aún no existían las “adaptaciones para adolescentes/niños”). Nada que oponer a la literatura transformada/reducida para jóvenes/niños pero no nos quedemos aquí (pese al éxito y la popularidad de sus libros, en muchas ocasiones ha sido impedimento para constituirse en lectura para adultos neófitos en literatura, escritores y estilos).


En realidad ideó la ficción propia del argumento aventurero de sus historias y su épica, como es natural. Tenía una cultura enciclopédica y renacentista, era entusiasta de la ciencia, su periodo contemporáneo fue prolífero en invenciones y descubrimientos, su asimilación de los retazos y el conjunto de la revolución científica del siglo XIX y el entender la coyuntura social y política de la historia en la cual le tocó vivir.
Expuesto así, el pensamiento y obra de Verne adquiere una nueva dimensión. Documentado como nadie y a la vez ameno y sugeridor nuestro hombre proyectará la historia de la ciencia de su tiempo mirando hacia adelante como otros lo hicieron mirando hacia atrás (1).

 

Tomemos algún ejemplo. En aquel emocionante julio de 1969 la nave espacial Apolo XI, tripulada por tres astronautas, partió hacia la Luna. Julio Verne en sus novelas “De la Tierra a la Luna” y “Alrededor de la Luna” expuso la idea del viaje espacial además de explicar una serie de detalles asombrosamente coincidentes con la realidad. La ciencia y la técnica moderna hicieron realidad el sueño del ser humano de pisar nuestro satélite pero 113 años antes un hombre llamado Julio Verne había proyectado ya el viaje de Apolo XI. Detalles como el viaje en un cohete, la nación capaz de realizar la empresa (Estados Unidos), el lugar del lanzamiento (situado en Florida por el escritor, muy cerca de Cabo Kennedy en la realidad), las dimensiones precisas de la nave (envergadura y peso del proyectil verniano muy similar con los Apolos), el trayecto a realizar, la satelización de la nave al entrar en órbita lunar, la falta de gravedad en el espacio exterior, sistema de propulsores para corregir la trayectoria, mecanismo de regeneración de aire en circuito cerrado y la manera y el lugar para regresar a la Tierra (el proyectil lunar de Verne cae a 4 km del lugar exacto donde caería el Apolo VIII, la primera nave tripulada que entró en órbita lunar). Hay muchos otros ejemplos, como el “idear” un submarino (navío sumergible presente ya en la imaginación de Leonardo Da Vinci en el Renacimiento, pero no  llevado a  cabo, y a continuación venir los escarceos de Robert Fulton, padre de la navegación a vapor, en 1797, y el ensayo del sumergible “La Tortuga” de David Bushnel en 1775 ) en “20.000 leguas de viaje submarino” (publicada en 1870), años antes de reconocerse como positivas las pruebas de Isaac Peral sobre el navío sumergible en 1889 (tanto Peral como Narcís Monturiol, tres décadas antes, --- los inventores oficiales del submarino --- son verificaciones de la reacia negatividad de nuestro país, representado por los respectivos gobiernos, ante los inventores y la causa de la emigración de muchos, “¡Que inventen otros!” Frase lapidaria no solamente aplicable a los descubrimientos científicos sino sobre cualquier innovación en otros campos).
Habrá, Dios mediante, otras ocasiones para hablar de Julio Verne como antesala en su relación con las adaptaciones cinematográficas realizadas a partir de sus relatos.

I)-  LA NOVELA: FACILIS DESCENSUS AVERNI (La Eneida, Lib. VI, de Virgilio)
“Desciende al cráter del Yocul de Sneffels, que la sombra del Scartis acaricia antes de las calendas de julio, audaz viajero, y llegarás al centro e la Tierra, como he llegado yo”. Arne Saknussemm.
Viaje al centro de la Tierra”, de Julio Verne
Julio deseaba ser hombre de letras. Por ello había un continuo y latente enfrentamiento con su padre, Pierre Verne, hombre rígido y autoritario, quien deseaba: 1) la carrera de abogado para su hijo y  2) que otro día le substituyera en su bufete. No le fue nada fácil. En su vida desempeñó la docencia y se estableció en París (1857) como jugador de bolsa tras haber contraído matrimonio el año anterior con Honorine de Vyane. Las dos experiencias laborales no le resultaron satisfactorias, para subsistir había ensayado teatro y operetas de éxito irregular y dudosa calidad. Al mismo tiempo se codea con la flor y nata de la intelectualidad del momento (Víctor Hugo, Eugenio Sue, etc.) y tiene la amistad y protección de Alejandro Dumas, padre e hijo. Su pasión son los viajes y la aventura, la ciencia y la técnica. Quiere escribir y vivir de esta literatura, desparramar sus conocimientos científicos --- que va adquiriendo --- en relatos de aventuras, señalando el esfuerzo del ser humano en su titánica lucha para domesticar la naturaleza. Solo cuando conozca al editor Julius Hetzel (creerá en sus ideas y escritos y ve negocio para ambos), quien le ofrecerá un longevo contrato, trabajará con más tranquilidad y podrá escribir lo que quería. Así llegamos al 25 de noviembre de 1864 cuando se publica “Voyage au centre de la Terre” (“Viaje al centro de la Tierra”).
Podríamos decir con Miguel Salabert (2) que esta obra es la más FANTÁSTICA junto con “Aventuras de Héctor Servadac a través del sistema solar”, las demás se cumplieron en la realidad gracias a la ciencia que tan maravillosamente describió, en ocasiones señalando su venida, en otras mostrando un ingenio en estado aún de gestación pero desconocido aún para la mayoría de los miembros de la sociedad. Aquí la ecuación es equivalente, imaginario = real. Lo imaginario sería el fantástico viaje, hoy día no se sostiene la teoría de “La Tierra Hueca” aunque en el pasado algunos brillantes científicos creyeran en ella. Aventuras fantásticas sí, pero los objetos accesorios para el viaje están basados en la más pura realidad: p. e. la “lámpara del minero”, ideada por los científicos franceses J. B. Dumas y R. Benoit con la bobina de Heinrich- Daniel Ruhmkorff y el tubo de Heinrich Geissler, aparte de la acertada descripción de los animales prehistóricos que entusiasmaron por un igual a los intelectuales y entendidos como a los aficionados además del ambiente de “mundo prehistórico” en el interior de La Tierra antes que Arthur Conan Doyle (1859- 1930) ---- creador del inolvidable Sherlock Holmes ---- nos describiera también maravillosamente la planicie prehistórica con su fauna y flora en su famosa novela “The lost world” (“El mundo perdido”, 1912), también con varias adaptaciones cinematográficas, entre ellas la muda en 1925 con efectos especiales del gran Willis O’Brien y también antes que el prolífico Edgar Rice Burroughs --- autor del no menos inolvidable Tarzán ----- iniciara su ciclo sobre “Pellucidar” (basándose en la teoría de “la Tierra hueca”; “Pellucidar” es un continente subterráneo a 800 km de la superficie poblado de animales y tribus prehistóricas, algunas de gran fiereza) de siete obras en 1914 con “At the earth’s core” (“En el corazón de la Tierra”). Hubo otros autores que trataron el tema de mundos perdidos, bajo tierra o continentes perdidos separados por montañas inaccesibles en lugares desiertos, pero ninguno de la fama de Verne, Doyle o Burroughs. Es una aventura totalmente fantástica pero tratada con su acostumbrado rigor científico.
Para escribir la novela contó con el asesoramiento del vulcanólogo Saint-Claire Deville y la documentación suministrada por naturalistas, geólogos y mineralistas.
Ya desde el principio Verne “engancha” al lector que desciende con los expedicionarios al centro de la Tierra y ---- sorpresa tras sorpresa ---- comparte con ellos la visión/el descubrimiento de flora, fauna y escenario (que comprende también un inmenso mar interior) prehistóricos, se capta la emoción leyendo la aventura, los peligros que acechan a los viajeros con quienes nos identificamos en seguida y mayor será el mérito de Verne cuando consigue emocionar con gran economía de recursos, más que en otras obras suyas.
La historia está narrada en primera persona: el joven Axel, quien nos presenta a su tío, el profesor Otto Lidenbrock, catedrático de Mineralogía en Hamburgo. Cae en sus manos, por casualidad, un libro del siglo XII, “Heins- Kringla” de Snorre Turleson que trata de los príncipes noruegos regentes de Islandia en aquella época.  Del incunable cae al suelo un pergamino del siglo XVI escrito como criptograma por el alquimista Arne Saknussemm (personaje inspirado en el real Arne Magnussen, un islandés intelectual, escritor y recopilador de sagas nórdicas en el siglo XII). Tras muchos esfuerzos lograrán descífralo. Saknussemm consiguió llegar al centro de la Tierra y el pergamino indica como lo hizo. Por supuesto el profesor Lidenbrok proyectará seguir los pasos de su ilustre antecesor en la ciencia, organizará una expedición junto con Axel, parte escéptica ante el entusiasmo del profesor, y contratará al guía islandés Hans (elección acertadísima, pues les salvará la vida en plena aventura). Llegan a la capital de Islandia, Reikiavik, cerca del volcán apagado Sneffels (Snaefellsjökull), formado por varios cráteres y en las calendas de julio, es decir los últimos días de junio, la sombra del pico Scartis proyecta su sombra sobre la abertura del cráter que conduce al centro de la Tierra. Ya en el nudo de la obra los tres hombres vivirán aventuras peligrosa y apasionantes a la vez: el mundo mesozoico sepultado en las profundidades, así como un mar interior donde contemplarán la lucha de dos reptiles prehistóricos marinos, bosque de hongos gigantes, bosques de vegetación perteneciente a la época terciaria con palmeras, pinos y helechos, allí observarán desde lejos un ser humano prehistórico, de enorme estatura y envergadura, pastoreando un rebaño de mastodontes, encontrarán un puñal perteneciente a Saknussemm y finalmente provocarán involuntariamente ---- al volar con pólvora una roca que obstruye el paso ---- una especie de terremoto que empuja su balsa hacia arriba a violenta velocidad en una chimenea natural hasta salir a la superficie por el cráter de un volcán que resultará ser el Stromboli de la isla eolia del mismo nombre en pleno mar Tirreno, cerca de la costa nordeste de Sicilia. Entraron por un volcán y salieron por otro, situados entre si por más de 1200 leguas.  
De acuerdo con Salabert, “Viaje al centro de la Tierra”, al igual que muchas otras obras del autor, parte de tradiciones esotéricas como los misterios de Eleusis, de la misma alquimia, de la búsqueda del Santo Grial, del ciclo Gilgamesh o del Aggarta en el Tibet, con sus ciudades subterráneas, etc. El pergamino encontrado por el profesor Lidenbrock y su sobrino Axel (cinco pulgadas de largo por cuatro de ancho) consta de unos misteriosos caracteres rúnicos en líneas transversales, será Axel quien logrará traducir al leer al revés el criptograma…

II)- AL CINE
   “El Sol derramó sus rayos con generosidad, que llegaron al fondo del cráter. Cada montículo, cada roca, cada saliente, cada aspereza, recibió sus bienhechores efluvios proyectando su sombra sobre el suelo. Y la del Scartis empezó a dibujarse siguiendo el movimiento del astro rey… -¡Esta es!- rugió el profesor. Y en seguida, dirigiéndose a Hans, ordenó-: ¡Al centro de la Tierra!”  “Viaje al centro de la Tierra”, de Julio Verne

“Journey of the Center of the Earth “(“Viaje al centro de la Tierra”,1959), de Henry Levin, junto con “Twenty Thousand Leagues Under the sea” (“20.000 leguas de viaje submarino”, 1954), de Richard Fleisher (a cargo de la productora Walt Disney en su primer largometraje con personajes de carne y hueso, no dibujos animados) son las mejores adaptaciones vernianas. Tras el éxito de ésta y de “Around the World in Eighty Days” (“La vuelta al mundo en 80 días”, 1956), de Michael Anderson, producida por Michael Todd, la 20th Fox se preparó concienzudamente para ofrecer su adaptación sobre una novela de Verne. El resultado fue otro éxito. “Viaje al…” y “20.000 leguas de…” son dos grandes películas, ambas superiores al colosal “La vuelta al mundo en 80 días”, entretenida en ocasiones, superficial en otras a pesar de su triunfo en la taquilla.

a)- HENRY LEVIN (1909-1980), primero actor secundario, luego dialoguista y por último realizador. Era un artesano limitado que --- como ocurrió en muchas ocasiones, en otros casos y con otros artesanos considerados “oscuros” --- consiguió cintas más que interesantes, alguna magnífica, otras mediocres y unas cuantas horribles dentro de una filmografía compuesta por 53 títulos. Tiene algún western memorable como “The Grambler from Natchez” (“El jugador de Natchez”, recientemente editado en DVD), “Un hombre solitario” y, especialmente “El hombre de Colorado”, alguna destacable muestra de cine negro, “Drama en prisión” o la entretenida comedia “Bellezas por casar”. Pero con “Viaje al centro de la Tierra” --- su mejor obra --- logrará la película de su vida con una puesta en escena magnífica y una cohesión total de los elementos colocados a su disposición, conjugando con inspiración --- como dice Ricardo Aldarondo (3) --- los diferentes talentos reunidos a su alrededor. Uno de ellos era la interpretación, encabezada por James Mason (también inolvidable capitán Nemo en “20.000 leguas de viaje submarino”).

Ha habido reconocidos artesanos (nunca en el sentido de menosprecio) que han dado grandes obras al cine al encontrarse con la película que les saldrá redonda y podrán parangonarse con los grandes creadores, no en estilo o en conjunto pero si en aquella obra concreta o en pequeñas valiosas aportaciones a la cinematografía. Tal es el caso de Levin con la película que nos ocupa, Richard Thorpe con “El prisionero de Zenda” (2ª. versión, con Steward Granger) o Nathan Juran con “Simbad y la princesa”. El  honesto artesano conoce su oficio (algunos muy bien) aunque no tenga la inspiración ni la genialidad de los creadores (Howard Hawks,  Fritz Lang, Nicholas Ray, Anthony Mann, King Vidor, John Ford, Raoul Walsh,  Alfred Hitchcock, Douglas Sirk, etc.), hay también un respetable número que viven en la frontera artesanal/creación con las correspondientes disputas entre eruditos y aficionados (Henry King, Henry Hathaway, Gordon Douglas, etc.). Todo ello se demostró en la desaparecida serie B. Hoy en día se ha intentado copiar/homenajear la serie B con presupuestos millonarios (algo incomprensible), pero el artesano sabía  ordenar y colocar los planos correctamente uno detrás de otro, a veces acertaba en la planificación escogida, otras no, generalmente sabía mover a los actores con habilidad, sabía lo que el público quería, buscaba un resultado fílmico y un éxito en taquilla que a veces conseguía y otras no (en ocasiones sin culpa por su parte). Los artesanos fueron esenciales en la historia de Hollywood, sin ellos el cine no hubiera sido igual…

b)- LA PELÍCULA- Siempre he sido un entusiasta del guión de Walter Reisch y del productor Charles Brackett, responsables de elaborar el libreto más interesante para el cine de los relatos de Verne. El nudo de la obra --- el viaje al núcleo terrestre --- es uno de los más grandes atractivos de la historia (gracias a la correspondencia escénica-visual y la acertada  planificación de un Henry Levin, artesano en plena posesión de facultades y aquí totalmente inspirado). Ha generado  inmensas discusiones estériles el tema de la literatura y su paso al cine. En muchas ocasiones la pantalla se nutre del libro pero son dos artes distintos, lo que en letra impresa se puede explicar detalladamente con páginas y más páginas, en el cine ha de expresarse en un momento, en un plano, en un subrayado fílmico… No tiene la película que seguir el libro punto por punto, no es verdad que el libro siempre sea mucho mejor que el film. En varios casos si, en otros no (p. e. “Tiburón” es un clásico muy influyente en el cine posterior, una realización interesante que ofrece mucho más que la mediocre novela de Peter Benchley en la cual se basa). Un guión cinematográfico puede ser mucho, algo o poco diferente del libro pero tendrá gran parte de la batalla ganada si sigue el espíritu de la obra. En el caso del guión de Reisch- Brackett podemos decir que contacta con el mundo de Verne por más cambios operados sobre el libro. La atmósfera, los personajes, el escenario, o sea el espíritu, es eminentemente verniano, reforzando y potenciando además algunos integrantes, algunas descripciones que aparecen ambiguas o diluidas (voluntariamente, con toda seguridad) en la novela. A ello se suma la acertada partitura musical de Bernard Herrmann, uno de los más reputados profesionales de la historia del cine (4) y la excitante fotografía (en color DeLuxe) de Leo Tover, con una rica gama de colores, algunos naif, equivalentes a la descripción literaria (o dicho de otro modo, si Verne hubiera pintado su aventura sería con el colorido de Leo Tover).

Creo sería útil señalar algunas diferencias libro-película:
--- estamos en Edimburgo, 1880. Se “britaniza” el nombre del protagonista, ya no es Otto sino Oliver Lidenbrock. Axel en la novela, Alec (diminutivo de Alexander McKuen) en el film cuya única relación con el profesor es ser su alumno preferido (en el escrito verniano era el sobrino) y está enamorado de la sobrina-ahijada del profesor, Jenny Lidenbrock (cine) o Graüben (novela) ---
--- en el film aparecen más personajes; 1) el malvado conde Saknussemm, descendiente del gran hombre que bajó por primera vez al centro de la Tierra, también científico, el cual quiere arrebatar el mérito a los componentes de la expedición de Lidenbrock, su criado morirá por el calor y el miedo y se unirá a nuestros protagonistas causando toda clase de problemas; 2) el profesor Göteborg, máxima autoridad en vulcanología, recibe por carta la consulta de Lidenbrock pero le traicionará aliándose con el conde aunque será asesinado por él ya que quiere ser el único en llegar al núcleo terrestre (Oliver, Alec y Hans encontrarán el cadáver en su habitación del hotel); 3) Carla Göteborg, su viuda, al enterarse de todo apoyará la expedición y formará parte de ella (condición al ceder todos los bienes de su difunto marido) tras discutir innumerables veces con Lidenbrock aunque se enamorará de él y al regreso anunciarán su futuro enlace; el profesor, vocacionalmente soltero en la novela, cede finalmente (se trata de una concesión cinematográfica que en absoluto molesta, pasa también con la presencia femenina de otra adaptación verniana, “La isla misteriosa”) ---    
--- el descubrimiento por nuestros intrépidos viajeros de la Atlántida, sepultada bajo tierra; Verne, en cambio cederá este honor al capitán Nemo de “20.000 leguas de viaje submarino”---
--- la lucha entre dos animales prehistóricos marinos, un plesiosauro y un ictiosauro, es substituida en el film por el ataque de los dimetrodontes en la playa; no está en la película el troglodita pastoreando el rebaño de mastodontes ---
--- en la novela es el descubrimiento de un pergamino con caracteres rúnicos escrito por Arne Saknussemm lo que anima a nuestros héroes a seguir sus pasos mientras que en la película es un trozo de lava sólida que envuelve una plomada (regalo de Alec al profesor) donde hay el criptograma de Arne que les impulsará a montar la expedición (el antiguo científico, en el film, nunca pudo salir del interior aunque dejara escrito su mensaje en la plomada que luego las fuerzas volcánicas la arrojarán al exterior; encontrarán su esqueleto en la Atlántida con una tibia rota y con el índice señalando la chimenea natural --- por donde salió su mensaje --- que resultará ser la del volcán Stromboli ---
--- el personaje del noble forzudo Hans queda intacto; en el film acude con un pato, Gertrud, que finalmente será devorado por el conde; al descubrirse, los demás tendrán que sujetar a Hans para evitar que estrangule al siniestro aristócrata, momentos después parte del suelo se hunde arrastrando al conde, descubriéndose a los ojos de nuestros tres viajeros la apoteósica visión de la Atlántida ---
Levin envía con precisión la cámara con los personajes como si fuera un acompañante más: escruta, sigue, señala…. Excelente herramienta como instrumento narrativo, es un expedicionario más que actúa con la planificación, sus inflexiones y su movilidad. En películas más recientes, con más medios, con acentuación, a veces gratuita, de los efectos especiales pero sin el encanto ni la poesía de “Viaje al centro de la Tierra” intentarán copiar alguna escena (el ejemplo más evidente es la piedra rodando por el túnel amenazando a los protagonistas que será literalmente plagiada en el film “En busca del Arca Perdida”, como también la cueva de estalactitas que se está inundando y encontraríamos otros).
Excelente la dirección artística --- en ocasiones cuevas naturales, en estudio otras --- a cargo de Lyle R. Wheeler, Franz Bachelin y Herman A. Blumenthal y con decorados de Walter M. Scott y Joseph Kish: el bosque de sal, la selva de los hongos gigantes, la tormenta, el mar interior, precipicios calidoscópicos, abismos fosforescentes,  luz producida por determinadas algas, radiantes cataratas… Los protagonistas van pasando estos escenarios conectado por galerías laberínticas como si fuesen compartimentos donde acecha la sorpresa y el peligro (el lagarto gigante en la Atlántida: mediante un primerísimo plano de un enorme ojo que se abre al ser pisado involuntariamente por Alec y su piel se vuelve de un rojo entre la irritación y la amenaza). Algunas escenas a recordar:
--- el humor (presente también en la novela), p. e. el profesor y Alec son raptados por orden del conde y encerrados en un almacén de plumas, oyen ruido en la puerta y creen que es alguien transmitiendo en morse cuando en realidad son los picotazos del pato Gertrud ---
--- Alec (Pat Boone) delante del cráter del volcán que les llevará al centro de la Tierra, espiado (movimiento en panorámica) por el profesor Göteborg ---
--- planos en picado sobre una estrecha cornisa con nuestros cuatro protagonistas --- Lidenbrock (James Mason), Alec, Hans (Peter Ronson) y Carla (Arlene Dahl) --- avanzando poco a poco ---
--- la narración fílmica se interrumpe tres veces cuando se enfoca a una pensativa Jenny (Diane Baker), preocupada por la suerte de su amado Alec y de los demás expedicionarios, además del punto sentimental cada corte sirve para comparar/superponer la sociedad en su vida normal (exterior) y el ambiente maravillosamente fantástico aunque peligroso y hostil de los viajeros (interior) ---
--- el descubrimiento de la inmensa cueva de cuarzo (algo de influencia pictórica cubista) en diversos colores, el profesor arranca un trozo como muestra y se inunda la gruta; los depósitos de sal (estilo surrealista, especialmente de Giorgio De Chirico) donde se hunde Alec un par de veces---
--- los diferentes pasadizos, cuevas, túneles cambiantes de escena como si de “la casa de las sorpresas” se tratara ---
--- el escenario de las setas gigantes, cerca de la playa del mar interior donde serán atacados por los dimetrodontes ---
--- el ya citado descubrimiento del mar interior (paisaje con luz crepuscular que me recordó alguna composición del romántico Caspar David Friedrich), el de la Atlántida, segundos después de la muerte del conde (Thayer David), con una aureola en similitud con el Arco Iris, totalmente poética y “verniana”---
--- la ascensión, dentro de un gigantesco cuenco usado para sacrificios, de nuestros cuatro amigos, mientras la lava aparecida por la explosión les empuja por la chimenea del Stromboli ---
--- los “despistes” del profesor, colocándose en medio de un grupo de gaiteros, leyendo un periódico (otra escena de humor), en la escena final será despedido también con música y el aprecio que sienten por él sus alumnos se demuestra cuando le regalan un doble tintero enmarcado/adornado por unos cuernos de cabra y le cantan la famosa pieza del “Inicio de curso en la Universidad” del gran Johannes Brahms (“Gaudeamus igitur…”) ---
Una gran y modélica película de aventuras   que nunca me cansaría de ver…

Narcís Ribot i Trafí

1)- Muy interesante, útil y completo es el estudio “Julio Verne” (Librería y Casa Editorial Hernando, Madrid 1977), con texto biográfico de Luis Reyes y textos complementarios y documentación de Manuel Baldomero y Gloria Martínez, en la colección “Caminos abiertos por…”
2)- “Jules Verne, ese desconocido”, del especialista Miguel Salabert (Alianza Editorial, Madrid 2005) es el ensayo más profundo sobre nuestro escritor.
3)- “Películas clave del cine de Aventuras”, de Ricardo Aldarondo (Ediciones Robinbook, s. l., colección Ma non troppo, Barcelona 2008). Recopilación de los mejores films de aventuras.
4)- Bernard Herrmann (1911- 1975)- Es uno de los más grandes (sino el más grande) de los compositores para cine. Como en otras ocasiones fue olvidado en su época y valorado después. “Ciudadano Kane” (1941) fue su primera partitura para el cine. Escribió para casi todo tipo de films, musicó varios para Alfred Hitchcock (“Con la muerte en los talones”, “Marnie, la ladrona”, “Los pájaros”, “Psicosis”, “Vértigo”, “Cortina rasgada”) y varios para películas donde Ray Harryhausen desarrollaba su arte (“Jason y los Argonautas”, “Simbad y la Princesa”, “Los viajes de Gulliver”, “La isla misteriosa”).


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