LA ISLA DEL TESORO (1950)

“Quince hombres van en el cofre del muerto. ¡Ay, ay, ay, la botella de ron! La bebida y el diablo dieron con el resto. ¡Ay, ay, ay, la botella de ron!” (“La isla del tesoro”, de Robert Louis Stevenson)

“Si los viejos relatos de bucaneros y oro enterrados, narrados a la vieja usanza, pueden agradar a los jóvenes más sabios de hoy como a mi me agradaron en su día, que así sea”. (Robert Louis Stevenson)

“La isla del tesoro” es la narración más pura que conozco, la historia más hermosa que jamás me han contado”. (Fernando Savater)


La isla del tesoro (1950). Título original: Treasure Island. Año de producción: 1950. País: Reino Unido. Dirección: Byron Haskin. Intérpretes: Bobby Driscoll, Robert Newton, Basil Sidney, Walter Fitzgerald, Denis O'Dea, Finlay Currie, Ralph Truman, Geoffrey Keen. Argumento: Robert Louis Stevenson (novela). Guión: Lawrence Edward Watkin. Música: Clifton Parker. Fotografía: Freddie Young en Technicolor. Distribuye en DVD: Walt Disney. Duración: 90 min. Público apropiado: Todos. Género: Aventuras

I)- ROBERT LOUIS STEVENSON O EL PLACER DE LEER.
Es un título adecuado porqué fue uno de los grandes de la literatura universal tanto como novelista, ensayista o poeta (quizás su faceta menos analizada), tanto si redactaba relatos cortos o novelas y tanto si son narraciones de viajes, de aventuras o de fantasía. La descripción magnífica y trepidante  de la trama aventurera o fantástica conjugaba perfectamente con el análisis psicológico de sus personajes y su señalada ambigüedad moral en algunos casos. Esta perfecta  y hábil amalgama le dio popularidad (en su momento no toda la merecida ya que algunos trabajos no obtuvieron el éxito esperado). Así el autor se encontrará cómodo en la búsqueda de un tesoro (“La isla del tesoro”, 1883), el desdoblamiento por medios científicos de la personalidad (“El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde”, 1886), por tanto una novela de Ciencia- Ficción pero extendida más adelante al pasar al cine como mito terrorífico (recordemos a otro ser del panteón mitológico que desdobla su personalidad, basado en leyendas y supersticiones, al influirle una maldición: el hombre- lobo o licántropo -ahora si es puro cine de terror y fantasía- y constatar que a la maldad bestial de éste se contrapone una maldad intelectual por parte del Dr. Jekyll al ingerir la pócima para transformarse en Mr. Hyde), una apasionante incursión en la novela histórica (“La flecha negra, 1888) sobre la guerra de “las dos rosas”,  la oposición de dos personalidades -otra vez-- entre dos hermanos  en la Escocia del siglo XVIII (“El señor de Ballantree”, 1889). He citados sus novelas pero sus relatos de viajes y cuentos de aventuras o fantasía (“Narraciones maravillosas”, 1882 o “El diablo en la botella”, 1893) están a la misma altura literaria al igual que sus poemas (“De vuelta al mar”, 1887 o “Jardín de verso para niños”, 1885).
Robert Louis Stevenson nació en Edimburgo (1850) en una familia acomodada en la que el padre era un reputado ingeniero. Desde su niñez tuvo una vida enfermiza con muchas temporadas de recuperación en la cama (lo cual beneficiaría su imaginación como escritor). Fue un brillante pero indisciplinado estudiante (con debilidad hacia el alcohol). En principio quería seguir los pasos de su padre pero dejó inconclusa la carrera de ingeniería para dedicarse a las leyes, estudios que si completó aunque prácticamente jamás ejerciera. Su auténtica vocación era la de escritor y a los 23 años empezó a escribir (ahora residía en Francia) y a viajar con los primeros indicios de tuberculosis, enfermedad que nunca lo abandonaría. Sensibilidad, pasión aventurera, lenguaje nítido y elegante son cualidades de su pluma y la densidad narrativa-explicativa es el motor que impulsa dinámicamente el desarrollo argumental de la obra. Murió joven, a los 44 años, en Samoa (1894) de una apoplejía (hasta sus momentos finales llevó en sus manos una botella de vino).
Treasure Island” (“La isla del tesoro”) apareció por entregas en el “Young Folks Magazine” teniendo una gran aceptación popular aunque no tuviera un buen arranque crítico. Las novelas de piratas siempre habían impactado entre el público aunque en aquel momento era la novela “rosa” la que estaba de moda. Fue leída por innumerables generaciones y se constituyó en molde clásico de la narración de aventuras.

II) AL CINE- Maurice Tourneur, padre del también realizador Jacques Tourneur (“El halcón y la flecha”, “Wichita”, “La noche del demonio”) filmó la primera y muda versión de “La isla del tesoro” con actores tan reputados como Lon Chaney Sr. y Charles Ogle de la cual poco más se sabe. Es en 1934 cuando la M. G. M. produce la adaptación considerada canónica. Dirigida por Víctor Fleming (quien tuvo la suerte de encontrarlo casi todo hecho después del baile de realizadores y de la macedonia resultante de “Lo que el viento se llevó”, filmando alguna escena y firmando la película en solitario). Víctor Fleming era un artesano y en esta “Treasure Island” (“La isla del tesoro”) ejecuta su oficio, coloca bien una serie de planos y consigue una película interesante con buenos momentos y excelentes escenas pero sin el espíritu stevensoniano que si logra insuflar Byron Haskin en la traslación de 1950. La parte negativa, el “pero” a oponer es el equivocado enfoque de las estrellas protagonistas para actuar en conjunto: Wallace Beery (Long John Silver) y el niño Jackie Cooper (Jack Hawkins), la trama estará siempre en función de la pareja (actuantes en films tan famosos como “El campeón”, de King Vidor). La parte positiva se logra cuando Fleming puede “escabullirse” de las directrices del propietario/productor Louis B. Mayer (buscador del camino más “comercial” posible, hasta cierto punto lógico en los productores, generalmente con buen olfato comercial y poca sensibilidad hacia el estilo, la esencia y, a veces, el buen gusto) y su trabajo se hace más personal.

Otras versiones son inferiores, entre ellas la de John Hough (1972) con Orson Welles (como Long John Silver), que también había proyectado otra adaptación para si, o la de Fraser C. Heston (1990), de resultados discretos, con su padre Charlton Heston encarnando al viejo pirata finalmente arrepentido Long John Silver mientras Christian Bale interpreta al niño Jim Hawkins, apareciendo también en el reparto Christopher Lee y Oliver Reed.

III) LA ISLA DEL TESORO (1950)- Byron Haskin (1899- 1984) demostró en varios de sus títulos que era un realizador notable (“Eficacia y discreción” es el título de un estudio sobre Haskin realizado por Santos Fontela que define perfectamente al director), sin ninguna pretensión y apegado a la Ciencia- Ficción y a la aventura en los años 50-60 y cuya puesta en escena destilaba una robustez plausible. De él recordamos su versión de “La guerra de los mundos” (1953), según la novela de H. G. Wells, “Cuando ruge la marabunta” (1954), probablemente su más famosa y redonda obra, “El Capitán Simbad” (1963), colorista incursión al mundo de las 1.001 noches,  “Denver & Río Grande” (1952), un extraño western sobre la construcción de un ferrocarril o “Robinson Crusoe en Marte” (1964), curiosa transposición del personaje de Daniel Defoe, en clave de Ciencia- Ficción, al planeta rojo. Incluso en trabajos con pretensiones didácticas (a partir de los guionistas) que llegan a hacerse pesados (“La conquista del espacio”, 1955 o “De la Tierra a la Luna”, 1958), el sólido estilo de Haskin salva de la debacle total a las obras.
“Treasure Island” (“La isla del tesoro”, 1950) fue rodada en Inglaterra con actores y técnicos ingleses a excepción del niño  Bobby Driscoll (Jim Hawkins) y del realizador Byron Haskin y con positiva extrañación vemos que los elementos corrosivos del autor literario están presentes pese a tratarse de una producción de la compañía Walt Disney (&), la primera con personajes de carne y hueso, que posteriormente se orientó hacia un conservadurismo con pocas aristas y poco riesgo, el llamado convencionalmente “cine familiar” que caracterizó las producciones Disney.
“La isla del tesoro” versión Haskin se abre en un pregenérico azul (cielo diurno a pleno sol y totalmente despejado) donde se despliega una bandera negra con la calavera y las dos tibias cruzadas (el signo de los piratas) que cubre toda la pantalla y oculta el azul brillante mientras suena la muy adecuada música de Clifton Parker. Luego se va desgranando el genérico sobre el pretendido mapa del capitán Joseph Flint, el mapa de la isla donde está enterrado su famoso y codiciado tesoro hasta aparecer las olas rompiendo espumeantes contra las rocas y la playa anunciándonos tiempo y lugar donde se desarrollará la acción. Estamos en la costa oeste de Inglaterra, 1765. Un plano general nos enseña una posada en lo alto de una colina durante el día (sol y nubes blancas) que ahora --- gracias al concurso de la preciosa fotografía de Frederyck A. Young en Technicolor --- deviene en oscura noche. Un hombre de acerca a la posada, enfocado por detrás (en otro plano general más detallado); la cámara se acerca al hombre, siempre por detrás (aún no le vemos la cara)  empalmando con un plano- grúa que nos muestra el nombre del establecimiento: “Almirante Benbow”, mientras la cámara --- prácticamente sin cortar --- sigue la mano del hombre que abre la puerta y observa el interior hasta cruzar por delante del encuadre. La posada está tan maravillosamente ambientada y reconstruida que hace desprender una atmósfera bizarra y asombrosamente conseguida que nos recuerda los futuros trabajos del minucioso decorador Bernard Robinson pata Hammer. El visitante descubre al niño Hawkins (agachado) y conversa con él. El individuo es “Black Dog” (“Perro Negro”) a quien vemos ahora en contrapicado en función amenazante ya que en realidad es un pirata (una gran cicatriz le cruza el rostro) buscador del oro enterrado hace años por el temible capitán Flint, su ex jefe, formando parte de una pandilla donde figura el ciego Pew y otro con una pata de palo, en realidad Long John Silver, antiguo lugarteniente de Flint. El plano del tesoro está en poder del capitán Billy Bones (Finlay Currie), roído por el alcohol, refugiado en la posada, quien finalmente morirá víctima de sus excesos con el ron, pasando el plano del tesoro a manos del niño Jim Hawkins. Habiendo fallecido ya su padre, su madre será siempre una presencia en off a diferencia de otras versiones. Solamente viendo la excelente caligrafía de los planos iníciales nos damos cuenta de la invitación a disfrutar de una espléndida película tan bien planteada como narrada. De todo ello no es ajeno el guión de Lawrence Edward Watkin (1901-1981) que demuestra conocer muy bien la obra de Stevenson y sabe transmitir su hálito aventurero en su traspaso de la novela al film (dificultades inherentes siempre a tener en cuenta) y la relación del niño que hará cambiar en algo al viejo pirata Long John Silver a quien Robert Newton da una interpretación deliberadamente grotesca e histriónica que es un gran acierto, su ambigüedad moral hace dudar al niño y a todo el mundo. Únicamente el cambio en los sentimientos del “pata de palo” al coger cariño a Jim salvará la situación y al final este afecto hacia el niño le salvará a él de la horca dejándole escapar y devolviéndole el favor. La pareja Beery- Cooper  realizó una interpretación sobresaliente, a la altura de su reputación pero la otra pareja, Newton- Driscoll están a su misma altura.
Zarparán en busca del tesoro en el barco “La Española” al mando del honrado capitán Smollet (Basil Sydney) junto con el Sr. Treanaway (Walther Fridgerald) y el Dr. Livesey (Dennis O’Dea, también honestos, pero  la mayoría de la tripulación está al mando del cocinero Long John Silver. A retener la secuencia donde los piratas se reúnen en la bodega para discutir el momento del motín a realizar mientras Jim les escucha escondido en un barril de manzanas. Silver quiere pichar una manzana para comérsela y a punto de herir (sin verlo) al niño se oye la voz del vigía: “¡Tierra a la vista!”. Es la isla donde el pirata Flint escondió su tesoro. La escena del motín y la batalla en la isla es de lo más realista y trepidante: balas y cuchillos penetran en las carnes….en lo alto del palo mayor el muchacho es herido en el hombro por un puñal mientras dispara al rostro de su agresor que se precipita al vacío y después de rebotar en la barandilla cae al agua mientras el barco encalla en la costa. Jim baja la temible bandera pirata y arría la inglesa

Narcís Ribot i Trafí

Al reponerse la película en Estados Unidos en 1975 se le amputaron varias escenas consideradas de “excesiva violencia”. La edición en soporte DVD aparece en su versión original, afortunadamente sin los cortes.
El éxito del film hizo brotar una secuela dirigida por el mismo Byron Haskin (producción australiana, 1954): “Long John Silver” (“Aventuras de John Silver”), de resultados más bien medianos, aparte de una miniserie para la TV estadounidense en dos episodios.
Con personajes de carne y hueso la Walt Disney logrará una obra maestra, la mejor adaptación de una novela de Julio Verne (junto con “Viaje al centro de la Tierra”, de Henry Levin, 1959): “20.000 leguas de viaje submarino” (1954), de Richard Fleischer.