EL AMOR EN FUGA (1979)

Como Domicilio conyugal no gustó demasiado, Antoine Doinel reapareció al cabo de varios años para cerrar un ciclo y dar por finalizada sus aventuras cinematográficas. Un niño que no supo madurar, el famoso síndrome de Peter Pan.
El exquisito gusto de Truffaut impide que la película se hunda, es sensible y tierna como las demás. Rodaba con el corazón más que con la cabeza.
Pero no aporta nada al tema y mucha crítica la trató con inusual dureza. Incluso pareció que molestara. El público comenzaba a darle la espalda y la crítica también. En 1984 falleció de un tumor cerebral.
La hija de Truffaut, Eva Truffaut seguía en 2004 buscando las últimas escenas de su padre y ha producido un serial radiofónico El diario de Alphonse, en donde aparecen Christine Doinel (Claude Jade) y su hijo Alphonse (Stanislas Merhar) Dos años después el cáncer se llevó a la buena de Claude, a una edad relativamente temprana, 58 años. Muchos lloramos su muerte.


El amor en fuga. Título original L'amour en fuite. Año 1979. Duración 95 min.. País Francia. Director François Truffaut. Guión François Truffaut, Marie-France Pisier, Jean Aurel, Suzanne Schiffman. Música Jean Constantin. Fotografía Néstor Almendros. Reparto Jean-Pierre Léaud, Marie-France Pisier, Claude Jade, Dani, Dorithée, Rosy Vartel, Daniel Mesguich, Julien Bertheau. Productora Les Films du Carrosse. Género Comedia. Drama | Secuela
Premios 1979: Festival de Berlín: Sección oficial de largometrajes

Estamos ante un fin de ciclo, algo triste, en la que este nuevo Peter Pan, nuestro amigo Antoine Doinel, pierde a su esposa por un caso de infidelidad o más bien de falta de madurez. Pero Truffaut le procura un final feliz. Recordamos imágenes de otras películas , reaparece su antiguo amor Colette, Marie-France Pisier, que también es guionista y que por cierto es más atractiva en la madurez que en la juventud.
Todo tiene un aire de nostalgia y de recapitulación, es un filme aún más menor que Domicilio conyugal. Tal vez la saga debía haberse acabado con Besos robados. La espontaneidad y el desparpajo de ésta jamás se repitió. Todo resulta monótono, con un aire de "ya visto", y le falta pulso a la dirección de Truffaut que ya no era el innovador de sus principios.

Salvador Sáinz