ZENOBIA (1939)


ZENOBIA. Título original: Zenobia. Año: 1939. País: Estados Unidos. Director: Gordon Douglas. Reparto: Oliver Hardy, Harry Langdon, Billie Burke, Alice Brady, James Ellison, Jean Parker, June Lang, Stepin Fetchit, Hattie McDaniel. Guión: Corey Ford. Música: Marvin Hatley. Fotografía: Karl Struss (B&W). Productora: Hal Roach Studios. Duración: 73 min. Género: Comedia

Durante los años 20 y 30, Stan Laurel había tenido una fructífera carrera en la productora del emblemático Hal Roach. Como sus cortos no funcionaban se le emparejó con Oliver Hardy, eterno secundario del cine mudo, y el triunfó superó todas sus expectativas. Lograron vencer sin esfuerzo la barrera del cine sonoro y con más dificultades los largometrajes.
Pero en 1939 el contrato estaba llegando a su fin y una etapa iba a cerrarse. Eso significaba el fin de la pareja de Laurel y Hardy, la más icónica de la historia del cine, y como consecuencia su separación e inicio de nuevas etapas profesionales por separado. Laurel no rodó nunca más en solitario, pero sí el orondo colega. Así en 1939 se intenta lanzar a Oliver Hardy como actor de comedia, en un papel más serio de lo habitual, pero la taquilla les fue adversa y se desistió.
Laurel y Hardy se volvieron a unir aunque en producciones independientes de menor calidad y finalmente en una etapa en la 20th Century Fox, la más grisácea de su filmografía hasta su triste final en Robinsones atómicos.  
Zenobia, como otras películas similares, en la que un actor muy encasillado interpreta un papel distinto al habitual (el trastazo de Groucho Marx con un papel “serio” en la obra Siglo Veinte fue épico), provoca desconcierto en el público de la época, pero vista en la actualidad despierta mayores simpatías.
Junto a Hardy, en un papel secundario, nos encontramos a un resucitado del cine mudo, Harry Langdon.  No forman pareja como se ha escrito habitualmente, su papel es importante pero no coprotagonista. El poco éxito de Zenobia le terminó de hundir y ya no levantó cabeza el resto de su vida.
Por otra parte, Zenobia, el debut como director de largometrajes de Gordon Douglas que en años venideros tendría una carrera irregular pero interesante, tiene su gracia pero también sus dificultades. Está el aspecto de cómo son tratados los personajes de raza negra que ha causado cierta polémica. Como en las películas de ambiente sudista hablan de forma peculiar y extraña, en realidad los blancos también tienen un acento “distinto”. Su acento para poderlo definir es algo parecido al “andaluz” en España. Es decir un acento con personalidad propia que algunos utilizan para hacer gracia.
El personaje del niño negro, hijo de Hattie McDaniel (la Mamie de Lo que el viento se llevó), quiere asistir a la boda de la hija de su “amo” (Hardy) pero no le dejan por su raza. El médico sudista encarnado por Hardy justifica la segregación con el dicho de “cada cual a su sitio”, pero ante la insistencia del niño le promete un dólar si recita de memoria el Acta de la Constitución de Independencia de los Estados Unidos de América dejando asombrados a propios y extraños.  
En algunos lugares, en algunas copias, sobre todo las coloreadas para televisión, estas secuencias han sido eliminadas centrándose más en los problemas domésticos del médico sudista y el elefante.
Si no estamos ante uno de los grandes títulos de su carrera, lejos de esto, sí nos encontramos un título gracioso, divertido y simpático pese al aspecto polémico y racial que se puede interpretar de diferentes formas según se mire.

Salvador Sáinz


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