LARA CROFT: TOMB RAIDER (2001)


LARA CROFT: TOMB RAIDER. Año: 2001. Paises: Reino Unido / USA. Dirección: Simon West. Intérpretes: Angelina Jolie (Lara Croft), Daniel Craig (Alex Marrs), Leslie Phillips (Wilson), Mark Collie (Larson), Jon Voight (lord Croft), Rachel Appleton (Lara de pequeña), Iain Glen (Manfred Powell), Julian Rhind-Tutt (Pimms), Noah Taylor (Bryce), Richard Johnson (Lider Iluminatti). Guión: Simon West, John Zinman y Patrick Massett. Producción: Lawrence Gordon, Lloyd Kevin y Colin Wilson. Música: Graeme Revell. Fotografía: Peter Menzies Jr.. Montaje: Glen Scantlebury. Diseño de producción: Kirk M. Petruccelli. Dirección artística: John Fenner, David Lee, Leslie Tomkins y Su Whitaker. Vestuario: Lindy Hemming.. Decorados: Sonja Klaus. Dirección de producción: Chris Kenny. 100 min

Tomb Raider es una serie de videojuegos nacida en el año 1996 de la mano de las empresas Core Design y Eidos Interactive. Toby Gard fue su creador. Los videojuegos 3D eran entonces una novedad en el mercado, la técnica acababa de florecer y balbuceaba con sus primeras creaciones. En mi opinión personal, el videojuego ofrece posibilidades creativas fascinantes, porque aparte de crear mundos mágicos, dependiendo de la creatividad de cada equipo naturalmente, se puede conseguir fascinantes mundos con la novedad de que el personaje central es accionado por el jugador que de espectador pasivo como en el cine pasa a convertirse en protagonista puesto que la pericia del personaje central depende siempre de su destreza.
El primer título de la saga que nos ocupa fue Tomb Raider en 1996; que obtuvo un éxito arrollador. Como el personaje central, pensado en un hombre, era demasiado parecido a Indiana Jones, Toby Gard decidió transformarlo en mujer, Lara Croft, hija de Lord Croft, un millonario aristócrata inglés.
La primea entrega tiene lugar entre tumbas peruanas y egipcias, con la búsqueda de la mítica Atlántida. Al año siguiente se publica una segunda entrega, Tomb Raider II: La daga de Xian (1997); y tan solo un año después la tercera entrega, Tomb Raider III: Las aventuras de Lara Croft (1998). Ambas transcurren en diversos países del mundo mostrando bellos escenarios. En la segunda aparecen además un barco hundido boca abajo en la que Lara intentará escapar, así como unas insólitas islas flotantes por la que aparecen unos terribles samuráis voladores muy difíciles de derrotar.
La saga continúa con Tomb Raider IV: The Last Revelation (1999), regreso a las tumbas egipcias y uno de sus mejors títulos. Como al final Lara quedaba sepultada por un derrumbe de las pirámides, el final quedaba en el aire dándosele por fallecida. Así en Tomb Raider V: Chronicles (2000), se recapitula sobre su vida creyéndola muerta, pero el final no aclara nada.
Los videojuegos habían evolucionado mucho entre este tiempo y la saga no iba a quedarse atrás, con Tomb Raider VI: El ángel de la oscuridad (2003), se quiso poner al día pero el fracaso fue rotundo. Lara por fin escapa de las pirámides pero vive otras aventuras en París y Praga.
El fracaso de la anterior entrega provocó que Eidos Interactive  encargara el trabajo a una nueva empresa diseñadora, Crystal Dynamics, Tomb Raider: Legend (2006) fue un gran éxito que evolucionó la saga modernizándola. He de destacar que el diseño de la lujosa mansión Croft está basado en la que aparece en la primera película de la saga y que comentaremos más abajo. El octavo videojuego es un remake del primero que celebra el décimo aniversario de la saga, y en consecuencia, se titula Lara Croft Tomb Raider: Anniversary (2007). Sin embargo, al ser un remake del primero, no se lo considera como la octava entrega, pero sí al último Tomb Raider: Tomb Raider: Underworld, lanzado en noviembre del 2008. Se está trabajando en el desarrollo de un nuevo juego, un reborn, en el que se pretende empezar desde cero la saga volviendo a sus orígenes pero todavía ha sido publicada aunque las imágenes y los videos prometen mucho.
La saga cinematográfica consta únicamente de dos títulos hasta la fecha, Lara Croft: Tomb Raider (2001) de Simon West y Lara Croft Tomb Raider: La cuna de la vida (Lara Croft Tomb Raider: The Cradle of Life, 2003) de Jan de Bont. En preparación está un reborn del que no se han filtrado noticias salvo la presente:  “El productor de Tomb Raider 3, Graham King comentó que su idea está relacionada con un reinicio, tal y como ya sucediera con la saga Batman -de la mano de Christopher Nolan, y Batman Begins- o James Bond 007 -con Daniel Craig al frente del reparto de Casino Royale-. Todas ellas, franquicias recibidas de forma positiva por el público y con estupendos resultados taquilleros”.


La saga cinematográfica de Tomb Raider, al perder sus señas de identidad que la hacían reconocible, como por ejemplo la música de Nathan McCree y sus famosos acordes, provocó una decepción masiva de sus fans y desgraciadamente la taquilla no acompañó. Es como si se rodara una cinta de Indiana Jones prescindiendo de la famosa marcha de John Williams o un James Bond sin el famoso acorde de Monty Norman. Despreciando el material original en cierto modo los miopes productores tiraron piedras sobre su propio tejado  quedando una minisaga deslucida que no gozó de las mieles del éxito.
La película queda como un mero título de acción a raudales en donde Angelina Jolie, lo mejo de ambas películas, se luce a placer creándose, eso sí, una legión de fans. A su quehacer, a su profesionalidad, a su esfuerzo, a su encanto personal le debemos los momentos más brillantes de ambas cintas y su mera presencia salva a Lara Croft del desastre cinematográfico.
Queda para la memoria colectiva los mejores y más brillantes momentos que son el arranque de la película, en donde Lara aparece cabeza abajo colgando de una cuerda con sus famosos minishorts que han dado la vuelta al mundo. Se enfrenta a una especie de robot asesino que resulta ser una especie de sparring de entrenamiento.
El resto de la película es una aventura de MacGuffin complicado que en el fondo es una escusa para los momentos de acción en los que se lucen el departamento de efectos especiales y los especialistas que realizan toda clase de piruetas colgados de un cable.
El argumento es nimio, el guión inexistente. Vista con cierto tiempo ya no decepciona, te hace una cierta gracia como esos productos de serie B de antaño que no tenían ni pies ni cabeza pero que te hacen sonreír por su insensatez.
A la película le falta acción y le falta misterio. Lo mejor, aparte de Angelina Jolie, son los decorados naturales como Camboya, Venecia, Londres y Siberia. Conserva el famoso “ajá” de los primeros videojuegos que Lara exclamaba cada vez que encontraba un objeto importante.
Lo mejo del videojuego no es la acción ni la violencia, que es mínima, sino los grandes puzles que se utilizan para resolver los enigmas. Lara entra por una puerta y debe salir por otra, para poder superar la pantalla debe encontrar llaves u otra clase de objetos escondidos en lugares recónditos. La gracia estaba pues en la participación del espectador que es quien debe encontrar los mencionados objetos y resolver los enigmas.
En las películas el espectador se vuelve pasivo y el espectáculo pierde su gracia. Pero al traspasar de medio no se añaden nuevos valores que ayude a compensar los que se han perdido al carecer de la jugabilidad en la que el jugador o espectador debe utilizar su instinto, su deducción y sentido de la lógica. El videojuego te obligaba a espabilarte para poder superar los trances, participabas de la aventura y en el cine no.
Por eso traspasar una aventura de un medio a otro, siendo ambos audiovisuales son muy distintos en concepción, es muy arriesgado. Los productores parece que no saben de qué va Tomb Raider y no se esforzaron en realizar películas de calidad contentándose con cintas de mero entretenimiento, divertidas, simpáticas y agradables, pero nada más.

Salvador Sáinz