EL SALARIO DEL MIEDO (1953)


EL SALARIO DEL MIEDO. Título original: Le salaire de la peur. Año 1053. País: Franciia. Director: Henri Georges Clouzot. Intérpretes: Yves Montand, Charles Vanel, Vera Clouzot, Peter Van Eyck, Folco Lulli, William Tubbs, Dario Moreno, Jo Dest. Guión: H.G. Clouzot (AKA Henri Georges Clouzot) & Jerome Geromini (Novela: Georges Arnaud). Música: Georges Auric. Fotografía: Armand Thirard (B&W). Productora: International Affiliates. Duración: 140 minutos. Drama, thriller, cine negro
Premios: 1953: Cannes: Palma de Oro, mejor actor (Charles Vanel)
1953: Festival de Berlín: Oso de Oro
1953: Premios BAFTA: Mejor película

El salario del miedo es una excelente muestra de cine negro francés gracias al gran talento de su director Henri Georges Clouzot  (Niort, 20 de noviembre de 1907 - París, 12 de enero de 1977). En 1942, durante la ocupación alemana, el Ministerio de propaganda de Goebbels, fundó la productora Continental-Films, creada para reemplazar la producción de Hollywood, en la cual Clouzot debutó como director en El asesino vive en la 21 (1942), para luego al año siguiente filmar El cuervo (1943), película que causó polémica, recibiendo Clouzot críticas por el tema que trata de la miseria moral de los habitantes de un pueblo francés. La película fue tachada de colaboracionista, y le costó al director cierta marginación en el ambiente del cine francés.
En los años cincuenta rodó sus mejores películas y es considerado uno de los mejores directores previos a la eclosión de la Nouvelle Vague.
Rodada en Bouches-du-Rhône, Nîmes y Saint-Gilles, Gard, Francia, la acción está ubicada en un país latinoamericano indeterminado. Algunas pistas de su ubicación la dan algunos indígenas que se quedan extasiados al ver arder los pozos de petróleo, o los que observan perplejos el paso de los camiones con elementos explosivos crean el ambiente deseado.
Un infierno de calor, sudor y mosquitos. Diversos elementos indeseables perdidos van vagabundeando por los alrededores de un poblado de mala muerte donde viven trabajadores de una petrolera que genera una gran fortuna de la que, por supuesto, no son partícipes. Unas empresas que les tratan mal, de forma inhumana y sin ningún escrúpulo.
Cuatro personajes, cuatro vagabundos, encerrados en ese infierno, reciben de repente una oportunidad de salir de sus miserias transportando toneladas de nitroglicerina por unos caminos polvorientos llenos de rocas y socavones, asfalto que se hunde por su pésima calidad. Sus intérpretes son Yves Montand, Charles Vanel, Peter Van Eyck y Folco Lulli, cuatro rostros muy familiares en los años cincuenta en que las películas europeas llegaban con normalidad a nuestras colonizadas pantallas, actualmente más colonizadas que nunca. Gracias a ellos la película alcanza toda su credibilidad. Sus personajes son seres desesperados, marginados, indeseables a los que nadie quiere ver y que llevan una vida dura, solitaria, repleta de borracheras y miseria.
La primera media hora son los prolegómenos de la película en donde conocemos el ambiente en que se mueven y sus ansias de escapar de una situación que les oprime y les margina.
El resto de la película es un suspenso intenso. Cuatro hombres por unas carreteras en mal estado con unos camiones destartalados, completamente inadecuados para llevar material explosivo que puede estallar en cualquier momento. Cualquier socavón inesperado puede provocarte la muerte instantánea sin dejar ningún rastro en este mundo. Desintegrarse en una fracción de segundo.
Las imágenes son duras e impactantes. Una gran película rodada con cuatro intérpretes que se ganaron su salario a pulso.  

Salvador Sáinz