Martin Ritt (Nueva York, 2 de marzo de 1914– Santa Mónica, California, 8 de diciembre de 1990) fue un director, actor y guionista estadounidense que trabajó en cine y teatro. Es autor de las siguientes películas: Donde la ciudad termina (1956); El largo y cálido verano (1958); Cinco mujeres marcadas (1960); Cuando se tienen veinte años (1962); El espía que surgió del frío (1965); Odio en las entrañas (1970); La gran esperanza blanca (1970; Risas y lágrimas (1972); El Testaferro (1976); Norma Rae (1979); Cartas a Iris (1989).
Se trata de un cineasta con gran espíritu crítico y social, razón por la cual ha sido olvidado en las últimas décadas en las que se ha rendido culto a los creadores más intranscendentes. Odio en las entrañas, está ambientado a finales del siglo XIX. Unas minas de carbón en la que los mineros trabajan en unas condiciones lamentables.
Una organización secreta, los Molly McGuires, luchan para mejorar las condiciones de vida de los trabajadores aunque utilizan métodos terroristas o violentos como el sabotaje o la voladura de trenes provocando muertes. Por eso razón el Estado, es decir los Estados Unidos, trata de erradicarlos y para ello envían a las minas a un agente de la película para que se infiltre.
Pero a pesar de todo el agente se da cuenta de que a pesar de que los medios están equivocados, los mineros viven en condiciones infrahumanas y tienen mucha razón en sus reivindicaciones.
Ritt construye su filme con acierto, pulso filme y contundencia, los actores bordan sus personajes sobretodo Sean Connery, entonces en la cresta de la ola por su 007 James Bond, Richard Harris, siempre eficaz, y la gran dama de la época Samantha Eggar, un rostro caído en el olvido.
Odio en las entrañas pertenece a una clase de cine que añoramos en las pantallas actuales, tan adocenadas y comercialoides. Es ese cine social que trataba de contarnos los problemas sociales de la forma más diáfana posible esquivando los rigores de las diferentes censuras. La ideológica en España y la económica en los Estados Unidos donde se “asfixiaba” A quien no les interesaba.
Salvador Sáinz