Mucha gente se lamenta de las manías de Hollywood de rodar secuelas de películas irrepetibles, personales e imaginativas como es el caso de
Desafío total y tienen toda la razón. He visto el remake, que no está nada mal, y después la película original y no hay color entre una y otra.
El Hollywood moderno vive del refrito, de la oportunista jugada comercial pensando en la taquilla intentando exprimir éxitos ajenos o añejos. Pero hemos visto cómo la nueva
Total Recall ha mordido el polvo ante una producción nacional, Las aventuras de Tadeo Jones, demostrando no sólo que David le puede dar un susto a Goliat sino que la gente, el público está ávido de productos personales, originales y frescos que ver versiones empobrecidas de grandes películas.
La originalidad del primer, y superior mil veces,
Desafío total está en la inteligencia de la base argumental. La novela corta de Philip K. Dick (
Podemos recordarlo por usted al por mayor, 1966), el guión, la insólita puesta en escena. Los efectos especiales son graciosos, como ese taxi conducido por un muñeco, o ese escáner por el que vemos desfilar esqueletos, la chica de las tres tetas y el paisaje marciano.
Parte de la película fue rodada en México, en concreto en Ciudad de México en localizaciones como la glorieta de metro Insurgentes de la línea 1. La recién inaugurada entonces estación de metro Chabacano correspondiente a las líneas 2, 9 y 8; la Ciudad Universitaria al sur de la ciudad, el Heroico Colegio Militar y en los Estudios Churubusco. Curiosamente la crítica se lamentó de que había excesivos efectos especiales, ¿qué habrán dicho de la versión moderna en la que su protagonismo ahoga a los personajes de la cinta?
Lamentablemente la censura estadounidense metió mano al metraje del filme para que se pudiera estrenar en cines “normales”, es decir no los del circuito X, porque consideraban sus imágenes poco edificantes.
Los actores están bien como ese malvado recreado por Michael Moriarty, la sensual Sharon Stone, la combativa Rachel Ticotin y ese Arnold Schwarzenegger de apellido impronunciable. Los paisajes marcianos, claustrofóbicos y tristes añaden el problema de la soledad de los personajes centrales que se verán acorralados por una trama cuyo origen desconocen. Una persona descubre que él no es él sino otra persona a la que le han borrado la mene y le han añadido falsos recuerdos, experiencias que no ha vivido pero que toma por ciertas.
Todo un clásico de la ciencia ficción y una obra sensacional, irrepetible y única.
Salvador Sáinz
