ROSTRO PÁLIDO (1948)


ROSTRO PÁLIDO. Rítulo original: The Paleface. Año 1948. Pais: Estados Unidos. Director: Norman Z. McLeod. Intérpretes: Bob Hope ('Painless' Peter Potter), Jane Russell (Calamity Janes), Robert Armstrong, Iris Adrian, Robert Watson, Clem Bevans. Guión: Edmund Hartmann & Frank Tashlin. Música: Victor Young. Fotografía: Ray Rennahan. Productora: Paramount Pictures. Productor: Robert L. Welch. Duración 91 minutos. Comedia. Western | Parodia. Oscar 1948 a la mejor canción.

Rostro pálido es una parodia del cine del oeste, o western como se le llama en la actualidad. En ella Bon Hope canta Buttons and Bows (de Jay Livingston Y Ray Evans), que se convirtió en un éxito de ventas y obtuvo el Oscar de Hollywood de 1948 a la mejor canción.
El guión está cofirmado por un joven Frank Tashlin, director de cortos de animación que en aquel tiempo anhelaba saltar al largometraje con personas. La batuta en esta ocasión la lleva Norman Zenos McLeod (20 de septiembre, 1898 – 27 de enero, 1964) un director de cine, escritor y dibujante que rodó muchas comedias entre las que destacan Pistoleros de agua dulce (1931) y Plumas de caballo (1932) de los hermanos Marx en su etapa Paramount, la mejor de su carrera, una versión de alicia en el pais de las maravillas (1933), La vida secreta de Walter Mitty (1947) con Danny Kaye y varios títulos más protagonizados por cómicos como Bob Hope, Danny Kaye, ya mencionados, W. C. Fields e incluso Buster Keaton, en el episodio  Once Upon a Time (1961) de Dimensión desconocida que precisamente cierra su larga y exitosa carrera.
La película apunta algunos detalles del estilo Tashlin, un disparatado sentido del humor que es más radical en la segunda entrega ya dirigida por el propio guionista.
El argumento gira alrededor de unos malhechores que se dedican a vender armas a los indios para que ataquen a los blancos. Una agente del gobierno, nada más y nada menos que la famosa Juana Calamidad (Jane Russell) va tras ellos y para no despertar sospechas se casa con un atribulado dentista (Bob Hope).
Las escenas cómicas se desarrollan sin cesar. Hope es un cómico que basa su gracia en la ironía. Sus chistes a veces se nos escapan a públicos no estadounidenses, su gracia resulta a ratos dudosa. En otras es más efectiva.
Encontramos los tópicos del cine del oeste puestos al revés. La secuencia en que su esposa, de mentirijilla, se desviste y él no la puede mirar. Con los ojos cerrados la confunde con un indio al que le ha dado el gas de la risa (que utiliza para adormecer a sus pacientes) y le da un morreo que mosquea al pobre pielroja. Las secuencias en las que el pobre hombre pone en marcha la carreta olvidándose de enganchar los caballos que terminan por arrastrarle mientras la falsa esposa le mira con desdén.
Rostro pálido es una buena comedia, como todo el cine de Norman Z. McLeod, son productos artesanales bien realizados, muy profesionales, pero no es un creador. El valor lo añaden los cómicos para los que trabajó. Son cintas muy divertidas que no aburren ni un solo instante y que te hacen pasar siempre un buen rato.

Salvador Sáinz

EL HIJO DE ROSTRO PÁLIDO (1952)


EL HIJO DE ROSTRO PÁLIDO. Título original: Son of Paleface. Año: 1952. País: Estados Unidos. Director: Frank Tashlin. Intérpretes: Bob Hope (Peter 'Junior' Potter Jr./'Painless' Peter Potter), Jane Russell (Mike 'The Torch' Delroy), Roy Rogers (Roy Barton), Douglass Dumbrille, Bill Williams, Lloyd Corrigan, Cecil B DeMille (fotógrafo) y el caballo Trigger. Guión: Frank Tashlin, Robert L. Welch, Joseph Quillan. Música: Lyn Murray. Fotografía: Harry J. Wild. Productora: Paramount Pictures. Duración: 95 minutos. Comedia. Western | Parodia. Secuela


Cuatro años después de Rostro pálido, la Paramount produjo su secuela El hijo de Rostro pálido con Bob Hope en el papel del hijo del protagonista de la anterior aventura, Jane Russell esta vez como una mujer bandida, Roy Rogers, un cowboy cantante que entonces era muy famoso junto a su caballo Trigeer. Incluso aparece el propio Cecil B DeMille en un gracioso cameo.
Rogers fundó el grupo de música country Son of Pioners que aparecía en divesas películas de la época como Laurel y Hardy en el Oeste, durante la Gran Depresión fue un techo que comía en comedores sociales y malvivía en campamentos estatales de caridad donde se dedicaba a entretener a la gente cantando canciones vaqueras que le hicieron muy popular. Trabajó en películas de serie B con escasos presupuesto y en series de televisión, siempre con el mismo personaje de vistoso vestuario. Eran westerns ingenuos, sencillos  que gustaban mucho al público infantil de la época. Como actor era muy limitado pero cantaba bien. Era lo que podíamos denominar un actor simpático y muy agradable que dedicaba mucho tiempo a obras de caridad y funciones benéficas para los más desfavorecidos.
Para nosotros lo más importante es que Frank Tashlin accede por fin a la dirección, este es su segundo trabajo como tal, y su pulso se nota a la legua en este título que deja en pañales a su antecesor.
Todo es más desmadrado, más alocado, con gags típicos del cine de animación como la secuencia en que Hope atraviesa un espejismo, un paisaje nevado en medio del desierto, en un automóvil franqueado por dos buitres que se convierten en pingüinos.
Es famosa la secuencia erótica, aunque entonces no se podía ir más lejos, de Jane Russell en la bañera que después el propio Hope repite de forma paródica.
En el transcurso de la cinta aparecen las situaciones más disparatadas, todo es puro Tashlin. Es evidente que para sus intereses necesitaba un actor más alocado como fue Jerry Lewis, que se convirtió en su actor fetiche, pues Hope es distinto. Es muy socarrón, más sutil, con frases de doble sentido que en doblaje español se pierde.
Aparece el personaje de Hope en la primera película que asegura estar en el Infierno rodeado de diablesas impresionantes. La secuencia del salón del oeste está lleno de mujeres muy llamativas, al contrario de las que aparecen en la primera entrega que es un salón descafeinado. Jane Russell está mucho más atractiva y mucho más provocativa, esta vez en el papel de una bandida que acabará casada con Hope. Roy Rogers cumple con su personaje que siempre solía ser el mismo y Trigger hará sus gracias como siempre.  
A veces segundas partes sí son buenas, en este caso son mejores. Frank Tashlin ya apuntaba como lo que iba a ser en el futuro, un gran creador de cine cómico.

Salvador Sáinz