SI VERSALLES PUDIERA HABLAR (1954)


SI VERSALLES PUDIERA HABLAR. Título original: Si Versailles m'était conté. Año 1954. País: Francia. Director: Sacha Guitry. Reparto: Jean Marais, Georges Marchal, Jean-Pierre Aumont, Brigitte Bardot, Danièle Delorme, Jean-Louis Barrault, Jeanne Boitel, Gilbert Bokanowski, Bourvil, Pauline Carton, Gino Cervi, Jean Chevrier, Claudette Colbert, Jean-Claude Pascal, Gérard Philipe, Edith Piaf, Annie Cordy, Sacha Guitry, Orson Welles. Guión: Sacha Guitry. Música: Jean Françaix. Fotografía: Pierre Montazel. Productora: Cocinor. Duración: 165 minutos. Comedia. Drama | Histórico. Siglo XVII. Siglo XVIII. Revolución Francesa

Si Versalles pudiera hablar tiene un protagonista insólito, un palacio construido por el rey francés Luis XIII como pabellón de caza, ampliado por el megalómano Luis XIV, el famoso “Rey Sol” de largo reinado y que enterró a sus hijos y nietos, siendo sucedido por su bisnieto Luis XV. Así la primera parte de la película está dedicada exclusivamente al reinado del longevo monarca, conociendo fragmentos de la historia centrados en su intimidad.
Por ejemplo resulta significativo que al fallecer, su cuerpo tuvo que ser trasladado al cementerio de noche sin realizar exequias para evitar que al paso del cortejo funerario el pueblo francés se regocije del óbito puesto que el Rey Sol era un personaje muy odiado. Un jefe de estado que solía repetir la famosa fase “El Estado soy yo”, preocupado más por la Grandeur de France y no de alimentar a su pueblo al que asfixiaba con impuestos, guerras absurdas como por ejemplo la Guerra de Sucesión española para que su nieto Felipe se convirtiera en rey de España.
Esa sociedad elitista, endogámica, inhumana de gente que se cree superior al resto de la humanidad que llega a lo grotesco más absoluto. En una secuencia vemos cómo los franceses pagaban para entrar en Versalles, debían alquilar ropa adecuada y ser testigos pagando de cómo el rey almorzaba aparatosos menús servidos por sus lacayos.
No conocemos sus batallas sino sus secretos de alcoba, sus amantes sin escrúpulo, escaladoras ávidas de poder. Por las imágenes desfilan además personajes como el propio D’Artagnan (Gérard Philipe), el personaje real que inspiró el famoso espadachín popularizado por la novela y el cine, Cagliostro, madame Pompadur, Robespierre, Benjamin Franklin (Orson Welles) y Maria Antonieta.
Sacha Guitry retrata esa sociedad egocéntrica, parasitaria,  pretendidos protagonistas de la historia que siempre fue insensible al sufrimiento de su pueblo y al que destrozó la vida con sus ansias de poder.
Aparecen imágenes de la Revolución francesa, un estallido de alegría, canciones de Edith Piaf y Annie Cordy (El cantor de México), y finalmente una explosión de nacionalismo galo que si se hubiera realizado en España hubiera provocado terremotos de comentarios despectivos y airados.
Francia ama su grandeur, su estado es jacobino y unitario pero envidiado por los vecinos del sur oprimidos por la dictadura girondina de las autonomías. La República fue el inicio de la verdadera grandeza de Francia, alejada del egocentrismo de su obsoleta monarquía al contrario de España hundida por la monarquía borbóncia desdecendiente del Rey Sol. Los resultados son tozudos y realistas, visto el desarollo de ambos países.


Salvador Sáinz