LA SEMILLA DEL DIABLO (1968)


LA SEMILLA DEL DIABLO. Título original: Rosemary's Baby. Año 1968. País: Estados Unidos. Director: Roman Polanski. Reparto: Mia Farrow (Rosemary Woodhouse), John Cassavetes (Guy Woodhouse), Ruth Gordon (Minnie Castevet), Sidney Blackmer (Roman Castevet), Maurice Evans (Hutch), Ralph Bellamy (Dr. Sapirstein), Victoria Vetri (Terry), Patsy Kelly (Laura-Louise), Elisha Cook Jr. (Mr. Nicklas), Emmaline Henry (Elise Dunstan), Charles Grodin (Dr. Hill), Hanna Landy (Grace Cardiff), Phil Leeds (Dr. Shand), D'Urville Martin (Diego), Hope Summers (Mrs. Gilmore), William Castle (hombre tras la cabina de teléfono). Guión: Roman Polanski (Novela: Ira Levin). Música: Christopher Komeda). Fotografía: William A. Fraker. Productor: William Castle. Paramount Pictures. Duración: 136 minutos. Terror. Drama | Sobrenatural. Posesiones/Exorcismos. Drama psicológico. Película de culto. Brujería

La biografía del realizador polaco Roman Polanski es mucho más apasionante que sus propias películas. De padre judío y madre católica su familia acabó en un campo de concentración, de donde huyó y vivió vagabundo durante años.
El realizador declaró en la prensa su ateísmo, no creía ni en Dios ni en Lucifer pero que los utilizó en su famosa película La semilla del diablo como elementos fantásticos.
Posteriormente su vida fue marcado por la tragedia una vez más, su hermosa esposa Sharon Tate fue asesinada por una secta satánica, un iluminado de pocas luces llamado Charles Manson.
Polanski en realidad, a pesar de declararse ateo padece lo que podríamos denominar un judaísmo o un cristianismo pasivo. ¿En qué consiste eso? Consiste en que a pesar de que la razón o el convencimiento pueda negarnos la existencia de estos seres sobrenaturales, la educación recibida en este caso en la católica Polonia y el padre judío pesan en el subconsciente. Esas ideas son muy difíciles de erradicar por mucho que nos empeñemos en negarlas.
La película que nos ocupa en su día fue motivo de polémica sobre todo por el macabro dato del cruel destino de su esposa Sharon, al que ya hemos aludido. Su éxito comercial provocó que fueran apareciendo numerosas películas de temática similar que en su día llamaban la a tención y en la actualidad provocan indiferencia.
Esa secta satánica que aparece en la película es completamente absurda vista con los ojos del siglo XXI, pero provocaban inquietud en 1968.  La semilla del diablo funciona mejor como película de suspenso, de terror de atmósfera.  En este caso su atractivo está indemne con el paso del tiempo, no con el retrato de una risible secta de gente excéntrica y chiflada.
Hablaba del judaísmo y el catolicismo subconsciente, en su falso sueño Rosemary, drogada, es poseída por Satanás que nos es mostrado como un ser peludo y feo. Recordemos el filme chino Painted Skin: The Resurrection (2012),producido en un país que lleva mucho tiempo bajo el comunismo y donde se supone que sus autores habrán sido educados en el materialismo dialéctico. El demonio es un ser bello, pero que busca abandonar su condición para llevar una vida normal.
En nuestra cultura cristiana, en la musulmana y en la judía se asocia la maldad con la fealdad. Los diablos son un mal sin fisuras.
La realización de Polanski, inteligente en muchos puntos, no puede librarse de este condicionamiento por lo que centra todo su argumento en el misterio. Rosemary (excelente Mia Farrow) vive ignorante de lo que ocurre a su alrededor, pero algunos indicios le preocupan y a medida que avanza el argumento va evolucionando y descubriendo que no está viviendo una situación normal.
La atmósfera de terror está muy conseguida y es el punto fuerte de la película aunque para un espectador experimentado resulte algo previsible.

Salvador Sáinz