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REPULSIÓN (1965)
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REPULSION. Título original: Repulsion. Año: 1965. País: Reino Unido. Director: Roman Polanski. Reparto: Catherine Deneuve, Ian Hendry, Patrick Wymark, John Fraser, Yvonne Furneaux, Valerie Taylor, James Villiers, Helen Fraser, Renee Houston. Guión: Gérard Brach & Roman Polanski. Música: Chico Hamilton. Fotografía: Gilbert Taylor (B&W). Columbia Pictures. Duración: 105 minutos. Drama. Terror. Thriller | Drama psicológico. Surrealismo
PREMIOS 1965: Festival de Berlín: Oso de Plata - Premio Extraordinario del Jurado, Premio FIPRESCI
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Título mítico, Repulsión es una auténtica obra maestra de Roman Polanski, para mí superior incluso a la aclamada La semilla del diablo. Un film claustrofóbico en donde su autor bucea en el terror interior encerrado en una mente humana enfermiza.
Una película que en teoría nada ocurre, no hay un sádico con una sierra mecánica ni un licántropo transformado bajo la luna llena. Todo es psicológico. Son nuestros propios miedos, nuestros complejos, nuestra falta de seguridad lo que nos asfixia, los que nos impide ser mejores de lo que podríamos ser y quienes nos llevan al abismo de la locura.
Polanski utiliza una estética propia de la Nouvelle Vague de los años sesenta, con un blanco y negro fuertemente contrastado, cámara en mano y secuencias rodadas en interiores naturales y algunas en la propia calle con esos músicos callejeros ingleses tocando sus viejas melodías por las aceras.
Una película apoyada por la desgarradora interpretación de una actriz sensacional, Catherine Deneuve, gran musa de la mentada Nouvelle Vague francesa, de François Truffaut y Jacques Demy además de Luis Buñuel. Para muchos todo un referente.
Los efectos especiales muestran los delirios del personaje central, una mujer reprimida por una educación errónea. La sociedad actual puede que no entienda bien la situación, no recibió la educación que recibimos nuestra generación durante los años cincuenta y sesenta (los anteriores eran incluso mucho peor) que para mucha gente fue motivo de trauma psicológico. Como ese convento católico vecino a nuestra protagonista machacando los oídos con el tañer de las campanas.
En realidad, para Polanski, los elementos que nos agreden son instituciones cuya radicalidad las convierten en intolerantes.
Catherine Deneuve sabe crear a la perfección, al menos en esa época de su vida, antes de convertirse en una dama respetable, el carácter de una joven vulnerable, sensible, que se desquicia y que no sabe afrontar la vida correctamente porque las naturales leyes le producen animadversión. Me refiero a que siendo una joven muy deseable, por la que un joven atractivo siente interés, el contacto físico en vez de gratificarle le produce auténtica repulsión. Repulsión que le lleva a la enfermedad y a la locura.
Si el cine fantástico suele basar la maldad en seres demoniacos o físicamente deformes, para Polanski no está escondida en esos seres sin en nuestro propio inconsciente.
La trama está sabiamente urdida. El clima está logrado a la perfección. Polanski sin grandes estridencias y con elementos cotidianos consigue crear una atmósfera inquietante, un espacio claustrofóbico y asfixiante, retratar un mundo despersonalizador que nos priva del derecho a disfrutar de nuestros sentidos. En otras palabras, un filme casi perfecto y una obra maestra del terror psicológico.
Salvador Sáinz
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