SANJURO (1962)


SANJURO. Título original: Tsubaki Sanjuro. Año 1962. País: Japón. Director: Akira Kurosawa. Reparto: Toshirô Mifune (Sanjûrô Tsubaki / Yojimbo), Tatsuya Nakadai (Hanbei Muroto), Keiju Kobayashi (El espía), Yûzô Kayama (Iori Izaka), Reiko Dan (Chidori, la hija de Mutsuta), Takashi Shimura (Kurofuji), Kamatari Fujiwara (Takebayashi), Takako Irie (la esposa de Mutsuta), Masao Shimizu (Kikui), Yûnosuke Itô (Mutsuta, el chambelán), Akira Kubo (Samurai), Hiroshi Tachikawa (Samurai), Yoshio Tsuchiya (Samurai), Kunie Tanaka (Samurai), Tatsuyoshi Ehara (Samurai), Sachio Sakai (Samurai). Guión: Akira Kurosawa, Ryuzo Kikushima, Hideo Oguni. Música: Masaru Sato. Fotografía: Fukuzo Koizumi & Kozo Saito (B&W). Toho Company. Duración: 96 minutos. Acción. Aventuras | Japón feudal. Samuráis

Yojimbo fue un gran éxito de Akira Kurosawa, tan grande que hasta Sergio Leone lo copió para rodar Por un puñado de dólares trasplantándolo al Oeste fronterizo con México, aunque sin embargo yo prefiero el filme original como he repetido varias veces.
No obstante Yojimbo en su día fue criticado porque el personaje central actúa por intereses económicos, aunque yo creo que en realidad presta un gran servicio a la sociedad eliminando gente indeseable. Tal vez las críticas motivaran el rodaje de Sanjuro, la reaparición del personaje que en esta ocasión trabaja de forma desinteresada. Es decir, desdeña la compensación económica, la riqueza, los honores.
En ambas películas el inicio y el final es el mismo, un samurái solitario y vagabundo que va de poblado en poblado ofreciendo sus servicios. No se nos explica nada de su pasado ni sabemos quién es. Sólo que es muy diestro con la espada, es un astuto estratega. No le conocemos vida amorosa. No tiene romances como suelen suceder con los pistoleros del Oeste americano que siempre encuentran novia en el transcurso de la película porque los productores consideran que eso “vende”.
En Sanjuro conocemos una trama de corrupción política, un chambelán tata de poner fin a los abusos de un clan corrupto peo éste le secuestra. Unos inexpertos fieles al honrado mandatario quieren hacerles frente pero son gente pacífica, inexperta en estas lides pendencieras. Inesperadamente, mientras realizan su reunión para planificar el ataque se encuentran un vagabundo durmiendo en aquella casa. Un samurái, un hombre de mente fría que de forma desinteresada les ayuda.
Kurosawa, igual que en la película anterior, Yojimbo, nos muestra un personaje de toscos modales, mente fría que siempre sabe cómo organizarse. Un héroe capaz de dar muerte a una docena de enemigos de poca monta en un santiamén, un espadachín extraordinario. Sus métodos sorprenden, pero siempre son efectivos.
A veces me recuerda el vagabundo de Chaplin, un personaje distinto radicalmente. Pero ambos tienen una cosa en común, llevan una vida errante. Su casa es el cielo, las estrellas, el verde suelo. Se resguardan donde pueden, se cobijan en cualquier rincón que les dé un efímero calor y a pesar de su vida miserable son seres libres que no están atados a nadie.
Unos personajes idealizados, aunque la vida de un sin techo es muy dura, falta de calor humano y triste.
Kurosawa sabe transmitir la tristeza de ese personaje que actúa siempre de forma algo tosca pero de cerebro agudo, es un árbol sin raíces que se mueve hacia donde le lleva el viento. Como un Quijote nipón que trata de desfacer entuertos, administrar justicia y permitir que la vida el próximo sea más llevadera. Un ser completamente idealizado en definitiva pero en vez de embestir molinos de viento embiste clanes mafiosos del Japón feudal.
Una película hermosa pero melancólica.

Salvador Sáinz