LOS INVASORES (1964)

Richard Fleischer dejó muy alto el listón cuando estrenó Los vikingos en 1958. Un listón que nadie ha conseguido igualar hasta la fecha ni de lejos. Ni siquiera su director de fotografía en esta famosa cinta, Jack Cardiff (18 de septiembre de 1914 – 22 de abril de 2009, que se pasó a la dirección y rodó Los invasores (1963), basado en una novela del escritor sueco Frank G. Bengtsson (4 de octubre de 1894 – 19 de diciembre de 1954) que describía la Escandinavia del siglo X, asimismo el Al-Andalus del mismo siglo donde transcurre parte de la acción.
La película tiene un reparto algo curioso, actores de Hollywood (Richard Widmark, Sidney Poitier, Russ Tamblyn), la italiana Rosanna Schiaffino y muchos británicos.
Estamos lejos de una obra maestra por supuesto, pero tampoco es el bodrio que se ha escrito. Desde luego no tuvo ningún éxito, pero eso no quiere decir que sea desdeñable.
Los invasores es una película divertida, muy convencional y en el fondo tiene su gracia. Se trata de una aventura de escasos artificios, la búsqueda de una campana de oro forjada por unos monjes que es deseada por vikingos y por musulmanes cuyo origen no queda claro en la película pero en la novela especificaban que era el sur de España, es decir Al-Andalus.
Sidney Poitier compone uno de sus raros villanos. Es el actor que en los años sesenta quiso lavar la cara de los afroamericanos que hasta entonces aparecían en el cine de Hollywood con papeles poco gratos. Gracias a su aportación los actores y los actrices de su raza progresaron, aumentaron su presencia en las pantallas y tuvieron papeles mejores.
Russ Tamblyn, recién salido de West Side Story, aparece en un papel poco habitual en él. Nos extraña que tuviera poca aceptación en su etapa adulta. Richard Widmark está a la altura de su fama en un papel raro en su filmografía.
Un film de vikingos con situaciones algo tópicas, como ese potro de la muerte y un harén que provoca la lascivia de las hordas vikingas en una escena impagable. Cardiff parece que se toma a broma la película y eso es tal vez lo más agradable. Un título divertido sin más.

Salvador Sáinz