EL TAMBOR DE HOJALATA (1979)


EL TAMBOR DE HOJALATA. Título original: Die Blechtrommel. Año 1979. País: Alemania. Director: Volker Schlöndorff. Reparto: David Bennent, Mario Adorf, Angela Winkler, Daniel Olbrychski, Charles Aznavour, Andrea Ferréol, Heinz Bennent. Guión: Jean-Claude Carrière, Franz Seitz, Volker Schlöndorff (Novela: Günter Grass). Fotografía: Maurice Jarre. Fotografía: Igor Luther. Argos Films, Artémis Productions, Bioskop Film, Film Polski Film Agency, Franz Seitz Filmproduktion, GGB-14, Hallelujah Films, Jadran Film. Duración: 142 minutos. Drama, II Guerra Mundial. Nazismo. Película de culto


PREMIOS 1979: Oscar: Mejor película de habla no inglesa
1979: Festival de Cannes: Palma de Oro (Ex-Aequo con "Apocalypse Now")

Basado en una novela de Günter Grass, El tambor de hojalata nos muestra un relato sobre un niño que se niega a crecer. Sin embargo nada tiene que ver con el famoso Peter Pan de J.M. Barrie, más bien es su antítesis. Oskar, al igual que Pan, no quieren crecer y tratan de vivir en una eterna infancia pero las intenciones de las novelas originales son opuestas. Éste trata de conservar su inocencia durante el resto de su vida, aquel evadirse de la dura realidad que le rodea. En ambos casos su actitud es escapista.
Tanto Günter Grass como el director Volker Schlöndorff ubican la narración en la Alemania de la República de Weimar, la gran crisis económica, la humillante paz del Tratado de Versalles y la ascensión de Adolf Hitler y la eclosión del nazismo.
Oskar vive indiferente a los problemas del entorno, se refugia en su tambor de hojalata y se despreocupa por los dramáticos acontecimientos que le rodean. Es como esos frikkies modernos que se creen que están por encima de todo y se refugian en sus egoístas aficiones. Creen que todos los problemas del mundo actual (crisis económica, paro, desahucios) no les incumben y que ellos son tan extraordinarios que no deben perder el tiempo con esas historias. Pero en el fondo su aparente indiferencia no es más que hipocresía y complicidad con las injusticias que nos rodean.
Así Oskar, que provoca la desgracia de la gente que le rodean, acaba colaborando con el nazismo como bufón. Es decir que se convierte en un aliado que no duda en degradarse como persona a cambio de tener un puesto, aunque sea servil, en el nuevo orden.
La metáfora es dura, algunos detalles de mal gusto en la realización, peo en realidad estamos ante un discurso claro y contundente sobre el egoísmo de una parte de la sociedad. La de quienes nunca toman partido y se convierten en cómplices involuntarios del opresor.
No se puede vivir de espaldas a la Historia porque finalmente ésta te devora.

Salvador Sáinz

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