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CUANDO EL DESTINO NOS ALCANCE (1974)
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CUANDO EL DESTINO NOS ALCANCE. Título original: Soylent Green. Año 1974. País: Estados Unidos. Director: Richard Fleischer. Reparto: Charlton Heston (Detective Thorn), Edward G. Robinson (Sol Roth), Leigh Taylor-Young (Shirl), Chuck Connors (Tab Fielding), Joseph Cotten (William R. Simonson), Brock Peters (Jefe Hatcher), Paula Kelly (Martha), Stephen Young (Gilbert), Mike Henry (Kulozik), Lincoln Kilpatrick (el sacerdote), Roy Jenson (Donovan), Leonard Stone (Charles), Whit Bissell (Gov. Santini), Celia Lovsky (La lider de Exchange Leader), Dick Van Patten (Ujier). Guión: Stanley R. Greenberg (Novela: Harry Harrison). Música: Fred Myrow. Fotografía: Richard H. Kline. Metro-Goldwyn-Mayer (MGM). Duración: 97 minutos. Ciencia ficción. Thriller, Thriller futurista
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Antes que empezar hablar de la película que nos ocupa, Cuando el destino nos alcance, hablaremos del llamado maltusianismo. ¿Eso qué es os preguntaréis? Pues añadiré este texto esclarecedor: Se da el nombre de malthusianismo o maltusianismo a la teoría demográfica, económica y sociopolítica, desarrollada por Malthus durante la revolución industrial, según la cual el ritmo de crecimiento de la población responde a una progresión geométrica, mientras que el ritmo de aumento de los recursos para su supervivencia lo hace en progresión aritmética. Según esta hipótesis, de no intervenir obstáculos represivos (hambre, guerras, pestes, etc.), el nacimiento de nuevos seres provocaría el crecimiento de la población, aumentando la pauperización gradual de la especie humana e incluso podría provocar su extinción -lo que se ha denominado catástrofe malthusiana además de la bancarrota del Estado.
Estás teorías provienen de Thomas Robert Malthus (Surrey, 14 de febrero de 1766 - Bath, 29 de diciembre de 1834), un clérigo anglicano y erudito británico con gran influencia en la economía política y la demografía. Miembro, desde 1819, de la Royal Society. Popularizó la teoría de la renta económica y es célebre por la publicación anónima en 1798 del libro Ensayo sobre el principio de la población (An Essay on the Principle of Population).
Las teorías de Malthus inspiraron en el siglo XX varias novelas de ciencia ficción, sobretodo una que se titula ¡Hacednos sitio!, ¡hacednos sitio! (Make Room! Make Room!) de la que es autor Harry Harrison, cuyo nombre real es Henry Maxwell Dempsey (Stamford, 12 de marzo de 1925 - 15 de agosto de 2012).
Esta novela mencionada fue adaptada al cine con el título Soylent Green: Cuando el destino nos alcance (1973) en la que se nos muestra un pseudo futuro basado en las teorías de Malthus y sus terribles consecuencias.
En su día la película de Richard Fleischer impresionó por el dramatismo de sus imágenes. En la actualidad, en la dura crisis económica que padecemos, nos podríamos sentir identificados aunque la situación es distinta. En Soylent Green el problema es el exceso de población, en nuestra crisis este inconveniente se ha paliado gracias al control de la natalidad pero padecemos las consecuencias de otros males como el desarrollo desigual de la riqueza acumulada en estrictas élites que dejan en la miseria al resto de la población.
De todas formas la película no debe verse como un futuro posible sino como una fantasía pesimista debida al mal uso de los recursos de la humanidad. En este aspecto Fleischer consigue crearnos un sociedad temible y desoladora protagonizada por el actor Charlton Heston que en aquella época era conocido por sus posiciones liberales y que años después se transformó inesperadamente en un duro ultraconservador.
Encontramos muy buenos momentos y para mi gusto los mejores son los interpretados por Edward G. Robinson en su última aparición cinematográfica cerrando así una carrera con grandes títulos en su haber. El momento en que su amigo Thorn (Heston) le regala una botella de whisky que ha afanado en una investigación es sublime, pero la mejor secuencia de toda la película es su escena de la eutanasia, una muerte dulce y voluntaria en una gran sala en donde le proyectan un documental con imágenes del pasado. Vemos campos llenos de flores y ciervos pastando en la hierba. Thorn, que lo puede ver a través de una ventana, se queda estupefacto al comprobar que las historias que le contaban de cómo era el mundo en el pasado no eran fantasías de viejos sino una amarga realidad.
¿Cómo olvidar las escenas de la mujer mueble que es contratada por una inmobiliaria y que la puede disfrutar el pudiente inquilino que la alquila? Esas calles con gente hacinada y una iglesia católica que sirve de asilo a muchos seres hambrientos y necesitados.
Soylent Green es una gran película que en su día no se la reconoció como se debía. Es una de las mejores películas de ciencia ficción de todos los tiempos sin grandes alardes pirotécnicos, simplemente contando una historia estremecedora. Su conclusión, que no voy a desvelar para no fastidiar a futuros espectadores de la película, es estremecedora.
Salvador Sáinz
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