LOS CORSARIOS DEL CARIBE (1961)


LOS CORSARIOS DEL CARIBE. Título original: Il conquistatore di Maracaibo. Año 1961. Paises: Italia, España, Alemania. Director: Eugenio Martin. Reparto: Hans von Borsody (Alan Drake), Luisella Boni (Altagracia), Helga Liné (Moira / El Valiente), Jany Clair (Doña Isabella Valdez), Luis Induni (Blaine), Luis Sánchez Polack, Carlo Tamberlani (Gobernador), Conrad Andersen, Barta Barri, Frank Braña, José María Caffarel, Carlos Casaravilla (Brasseur), Livia Contardi (Rosario), Salvatore Furnari (Veleno), José Marco (Costello), José Manuel Martín, Erasmo Pascual. Guión: Gianfranco Parolini, Giovanni Simonelli. Música: Miguel Asins Arbó. Fotogafía: Francesco Izzarelli. Coproducción Italia-España-Alemania del Oeste; Procusa / Produzioni Associate / Época Films S.A. Duración: 101 minutos. Aventuras. Acción. Drama, Piratas

Rodada en los decorados de El Cid en Peñíscola, Los corsarios del Caribe es un pequeño film carente de pretensiones rodada profesionalmente por Eugenio Martin. Tiene los defectos y las virtudes de este tipo de cine de género rodado en España, en este caso en coproducción con Italia y Alemania,  al que le faltan medios económicos para realizar un producto de mejor envergadura. Falta de ambición industrial, la música es horrorosa, el montaje de pena y los actores principales inexpresivos. Sin embargo se puede considerar un filme simpático, agradable, que se ve con curiosidad y en ningún momento te aburre.
Lo más extraño es ver a Luis Sánchez Polack “Tip” en un personaje poco habitual en su carrera, un pirata con pelo rubio, y los típicos secundarios del cine español todos ellos entañables hasta la médula. Helga Liné, actriz de culto, el sobrio Luis Induni, el sensacional Carlos Casaravilla, José Maria Cafarell, Barta Barri, Frank Braña, José Manuel Martín e incluso Erasmo Pascual. Todos ellos siempre dieron lo mejor de sí mismos en todas sus aportaciones al mundo del cine.
Es nuestro plantel de actores secundarios lo que salvan la función así como el buen oficio del honrado artesano Eugenio Martin.
Los corsarios del Caribe no ha pasado a la historia del buen cine de piratas, pero no te molesta durante su proyección. Se ven ganas de hacer cine y de divertirse y de divertir al público, algo que molestaba a ciertos círculos intelectuales que despreciaba esa clase de cintas acusándolas de comerciales.
Pero ese cine jamás te dio gato por liebre. Da lo que te promete y en ese sentido cumple su misión, sobretodo en aquella época en la que no existían los avances industriales y técnicos del cine actual. Todo era artesanal y entrañable. El cine era un oficio en este país del que vivía mucha gente sin subvenciones estatales ni interferencias de las multinacionales. Una época gloriosa que por desgracia ha pasado a la historia.

Salvador Sáinz