MACBETH (1971)


MACBETH. Título original: Macbeth. Año 1971. País: Reino Unido. Director: Roman Polanski. Reparto: Jon Finch (Macbeth), Francesca Annis (Lady Macbeth), Martin Shaw (Banquo), Terence Bayler (Macduff), John Stride (Ross), Nichol Selby (rey Duncan), Stephen Chase (Malcolm), Paul Shelley (Donalbain), Keith Chegwin (Fleance), Mark Dightam (hijo de Macduff). Guión: Roman Polanski & Kenneth Tynan (Teatro: William Shakespeare).Música: The Third Ear Band.Fotografía: Gilbert Taylor. Columbia Pictures. Duración: 140 minutos. Drama.

Esta adaptación de Macbeth supuso la vuelta al cine de Roman Polanski tras el espectacular éxito de La semilla del diablo y la espeluznante muerte de su esposa Sharon Tate a manos del clan Manson. Es también un punto de inflexión en su carrera al aceptar una adaptación de una obra teatral de William Shakespeare, ya llevada al cine por Orson Welles, aparentemente alejado del universo personal del gran director polaco.
Aunque la crítica en su día la vapuleó acusándole de académico, el tiempo ha ido revalorizando esta adaptación fílmica del gran Shakespeare, el glorioso escritor en lengua inglesa, y una de las más prestigiosas plumas de todos los tiempos.
Macbeth es un dama interior de ambición, crimen y remordimiento que lleva al cruel personaje central a convertirse en un rey paranoico, obsesionado con tramas maquiavélicas para quitarle la corona llevando tanto a él como a su no menos maquiavélica esposa a la locura y a la muerte.
El drama es denso, muy shakesperiano pero también muy polanskiano. Es decir, el cruel rey Macbeth no anda muy alejado del universo del director polaco, del autor de Repulsión y de Callejón sin salida. Un clima muy asfixiante, un alma atormentada que ve fantasmas alrededor y maquinaciones siniestras en cada rincón de su castillo. Una Edad Media perfectamente reconstruida. Reencontramos el ingenio de Shakespeare. Su inteligente utilización del idioma. A los actores ingleses cada vez que interpretan una obra del gran dramaturgo se les ilumina la cara, su emoción les brilla intensamente en la mirada. Un vocabulario rico con cada frase medida a conciencia expresando sentimientos de amor y de odio.
La pareja Macbeth, reyes de Escocia por arte del apuñalamiento del monarca anterior, dos criminales unidos en la ambición primeo y en el remordimiento posteriormente. Unos remordimientos que les carcomen en su interior y les precipitan a la autodestrucción.
Todo ello adornado con una perfecta reconstrucción de la época, la Edad Media, alejado del falso cartón piedra hollywoodense.
Esos paisajes agrestes, esos castillos solitarios, austeros y amenazadores que también forman un ambiente claustrofóbico caro al director, añaden dramatismo a un texto inmortal. Para tener éxito con Shakespeare hay que tener mucho talento, no lo puede llevar a la pantalla un director cualquiera. Laurence Olivier y Orson Welles fueron grandes referentes para llevar a la pantalla al genial autor de Romeo y Julieta y sus obras no son suficientemente sólidas. Se las considera teatro filmado, mal endémico de adaptar a la gran pantalla un texto escrito para los escenarios que están basados en la palabra y no en la imagen.
A pesar de la acusación de academicismo, Polanski salió airoso del trance. Probablemente los críticos, dados sus antecedentes, esperaban otra película pero en las actuales circunstancias, desaparecido este prejuicio, esta versión de Macbeth adquiere su real valor.

Salvador Sáinz