LA PAPISA (2009)

La leyenda de la papisa Juana cuenta la historia de una mujer que ejerció el papado católico ocultando su identidad sexual. El pontificado de la papisa se suele situar entre 855 y 857, es decir, el que, según la lista oficial de papas, correspondió a Benedicto III, en el momento de la usurpación de Anastasio el Bibliotecario. Otras versiones afirman que el propio Benedicto III fue la mujer disfrazada y otras dicen que el período fue entre 872 y 882, es decir, el del papa Juan VIII.
Hasta el momento ningún historiador da crédito a la existencia de dicha papisa pero una cosa es cierta, después de cada cónclave, tras la elección del nuevo Pontífice, un médico forense tiene la obligación de examinar al nuevo Papa para certificar si éste pertenece al género masculino.
La Iglesia niega la existencia de la Papisa Juana, pero se trata de un misterio sobre el que planea una incógnita.
A pesar de éstpo o tal vez a causa de ésto la figura de la Papisa Juana es un buen argumento para escribir novelas y producir películas. Por lo tanto sólo nos queda hablar de las mismas.


La papisa (La mujer papa). Título original: Die Päpstin. Director: Sönke Wortmann. Guión: Heinrich Hadding, Sönke Wortmann.. Reparto: Johanna Wokalek, John Goodman, David Wenham, Ian Glen, Johanna Wokalek, Anatole Taubman, Branko Tomovic, Sandro Lohman. País: Alemania. Italia, España, Reino Unido. Productora: Constantin Film, ARD Degeto Film, Dune Films. Estreno en USA: 01/01/2010.

Lo más sorprendente de esta película, con coproducción española, es que es casi invisible de ver pese a su alto nivel de calidad cuando ya sabemos la pésima calidad de la altura media de las películas que se estrenan en nuestras carteleras. Pero ya se sabe que el cine es un negocio, aunque a nosotros nos interese más su faceta cultural y artística, y los intereses de las grandes productoras y de su feroz monopolio prevalecen sobre nuestro anhelo de ver buen cine.
La papisa de Sönke Wortmann es una buena película, pero eso no interesa.
Pero aquí defendemos el cine que nosotros creemos que vale la pena y le damos la espalda a los mercaderes del séptimo arte, y además no nos casamos con nadie, nos quedamos solteros y para vestir santos o mejor dicho santas.
Lo que destaca de esta coproducción española, en la que interviene el productor catalán Edmon Roch, autor de Garbo. El espía. Imaginamos que los nuestros habrán limitado su aportación a la cuestión económica, pero aún así es escandaloso que La papisa permanezca inédito y se haya visto sólo como telefilme en Antena 3, dividido en dos episodios creo.
Referente a la película destaca la ambientación de la época y su dirección artística. Los decorados son mucho más naturales que los que aparecían en la Edad Media hollywoodense con imágenes de cartón piedra e iluminaciones planas, sin claroscuros. Todo lo contrario del filme que nos ocupa.
Asimismo está la caracterización de la actriz principal, Johanna Wokalek, que hace creíble su personaje. Desde niña, la pequeña Johanna, nacida en un pueblo alemán a orillas del Rhin, destaca por su devoción a Santa Catalina de Alejandría (sobre quién se ha rodado recientemente una película aún inédita) y sus estudios de la filosofía griega, los evangelios y diversas lenguas cultas. Como la Hipatia de Ágora su condición femenina en un mundo delirantemente masculinizado, pues hay que ver las ideologías que andan por estos andurriales, es un lastre difícil de conllevar y como la Mulan china se tiene que disfrazar de hombre para poder predicar. Recordemos el caso de Yentl de Barbra Streisand en la que se cuenta un caso semejante pero trasladado a la religión judía, cuya ideología patriarcal es todavía más extrema.
Por lo tanto las mencionadas heroínas tendrán que vivir contracorriente en un caudaloso río de ideologías retrógradas y machistas. La película no carga contra la Iglesia Católica que en el siglo IX vivía una época de oscurantismo que la llevó al desmembramiento que estuvo a punto de borrarla de la faz de la tierra. Carga contra las intrigas de prelados ambiciosos e intrigantes, teniendo en cuenta de que el Papado de la época era un cargo político basado en intereses de tipo económico que nada tenían que ver con la espiritualidad. Aparecieron las herejías y los cismas, además de la confusión y la corrupción que estuvo emponzoñando  dicha institución durante siglos.
Nadie se pone de acuerdo sobre si la existencia de la papisa Juana es real o en caso contrario se trata de una antigua leyenda medieval, no sabremos si la realidad relucirá algún día o puede que nunca. Pero una cosa es cierta que durante siglos muchas ideologías negativas han emponzoñado el mundo en que vivimos y cuyas consecuencias las hemos estado pagando durante siglos.

Salvador Sáinz