EL DETECTIVE (1954)


EL DETECTIVE. Título original: Father Brown. Año: 1954. País: Reino Unido. Director: Robert Hamer. Reparto: Alec Guinness (Padre Brown), Joan Greenwood (Lady Warren), Peter Finch (Gustave Flambeau), Cecil Parker (el Obispo), Bernard Lee (Inspector Valentine), Sid James (Bert Parkinson), Gérard Oury (Inspector Dubois), Ernest Clark (secretario del obispo), Aubrey Woods (Charlie), John Salew (Sargento de la comisaría), Sam Kydd (Sargento de Scotland Yard), John Horsley (Inspector Wilkins), Jack McNaughton (Railway Guard), Hugh Dempster (pasajero de tren), Eugene Deckers (Oficial de Caballería francés). Guión: Thelma Schnee, Robert Hamer (Historias: G.K. Chesterton). Música: Georges Auric. Fotografía: Harry Waxman (B&W). Columbia Pictures. Duración: 91 minutos. Comedia. Drama

Gilbert Keith Chesterton (Londres, 29 de mayo de 1874 - Beaconsfield, 14 de junio de 1936), más conocido como G. K. Chesterton, fue un escritor y periodista británico de inicios del siglo XX. Cultivó, entre otros géneros, el ensayo, la narración, la biografía, la lírica, el periodismo y el libro de viajes.
Se han referido a él como el «príncipe de las paradojas» Su personaje más famoso es el Padre Brown, un sacerdote católico de apariencia ingenua, cuya agudeza psicológica lo vuelve un formidable detective, y que aparece en más de cincuenta historias reunidas en cinco volúmenes, publicados entre 1911 y 1935.
El padre Brown es sin ninguna duda uno de los detectives más originales de la literatura popular. Sedujo por la audacia de presentarnos a un sacerdote católico que de vez en cuando cambia su labor ecuménica por la investigación criminal.
Como es natural, el padre Brown rehuirá toda clase de violencia y al igual que sus colegas Sherlock Holmes, Hércules Poirot y miss Marple basarán su investigación en la lógica, en el pequeño detalle que siempre pasa inadvertido a los ojos de un Policía rutinario y con su simpatía enseguida se meterá al lector en un bolsillo.
En 1934, el padre Brown pasó al cine encarnado por el ya olvidado Walter Connolly, pero fue la versión de Alec Guiness la más popular de todas. "El detective" (Father Brown, 1954) de Robert Hammer, film que tenía un cierto sentido del humor británico y que motivó que su actor Alec Guinness se convirtiera al catolocismo, influenciado por el personaje de Chesterson.
Otra composición digna de tener en cuenta es la del alemán Heinz Rühmann en "La oveja negra" (Das schwarze schaf, 1960) de Helmut Ashley y "La pista del crimen" (Er kann's nicht lassen, 1962) de Axel von Ambesser, realizadas con la austeridad propia de los estudios germánicos, pero no obstante tampoco carecían de simpatía.
Finalmente Kenneth More se vistió el alzacuellos y la sotana en la serie de televisión "El padre Brown" (The Father Brown, 1973), también realizada con evidente sobriedad pero con auténtica atmósfera y misterio. El cura detective supone el triunfo de la lógica y el racionalismo sobre la brutalidad del delincuente.

La película de Robert Hammer entra en la categoría de un cine industrial realizado en Reino Unido en la postguerra que tuvo excelente acogida alrededor del mundo. Producciones modestas, sin pretensiones, pero agradables a la vista.
Sobresale sobre todo su rigor británico. Un cine hecho con seriedad:
El detective”, basado en la novela “El candor del padre Brown”, muestra un personaje más preocupado en la redención que en la encarcelación del delincuente. Un ser dañino, perjudicial, que para el padre Brown está equivocado, que se ha apartado de la senda del bien, y al que debe enmendar para convertirlo en un hombre (o mujer) honrado.
La sobriedad de su estilo, que recuerda el primer Hitchcock, se impone. Todo está bien calculado.
El relato tiene un tono amable, no hay escenas desagradables. Actualmente se puede ver muy desfasada, muy anticuada, pero en su día supo encandilar a las plateas de los cines. Alec Guinness, uno de los mejores actores salidos de los estudios británicos, que es como decir del mundo, borda su personaje a la perfección. Muestra una parroquia católica, que en Inglaterra es minoritaria porque la mayoría es anglicana, y lo hace con total normalidad. Los personajes son entrañables, amables y siguen el estilo simpático de la narración que se ve con mucho agrado.

Salvador Sáinz