FRENCH CAN CAN (1955)

Jean Renoir daba mucha importancia a la imagen, muchas de sus películas son recreaciones meticulosas de otras épocas aunque en el caso de French Can Can eche de menos el claroscuro del cine moderno debido a la evolución de los sistemas de emulsión mucho más sensibles que los de antaño.
Pero lo más importante de esta película es el desfile de grandes nombres ya desaparecidos como la única Edith Piaf, la mítica Patachou, gran representante de la canción francesa, Maria Felix, imprescindible sex symbol de la época, y sobretodo el gran Jean Gabin, uno de los actores más imprescindibles del cine francés.
Además asistimos al nacimiento del Moulin Rouge (en castellano, "Molino Rojo") un famoso cabaret tradicional parisino, construido en el año 1889 por el catalán Josep Oller, que también era propietario del Olympia.


FRENCH CAN-CAN. (FRENCH CAN-CAN). Dirigido por Jean Renoir, 1954. Francia Largometraje. Productoras: Franco London Film (Francia) y Jolly Film (Francia). Guión: Jean Renoir. Argumento: Andre-Paul Antoine. Director de fotografía: Michel Kelber. Música: Georges Van Parys. Intérpretes: Jean Gabin, María Félix, Françoise Arnould, Jean-Roger Caussimon, Gianni Esposito, Philippe Clay, Michel Piccoli, Dora Doll. Edith Piaf, Patachou, Gaston Modot, Valentine Tessier. 35 milimetros. Color. Duración: 105 minutos Empresa distribuidora: Inter Arte Films S.A.
Espectadores: 35.350
Recaudación: 12.302,65 €


El can can estaba pasado de moda cuando un avispado empresario lo reconvertió en el famoso French Can Can que da título a la película. Un baile que provocaba las iras de las sotanas negras de todas las confesiones (de los musulmanes ni os cuento) por ser considerado provocativo e indecoroso, aunque estos adjetivos a veces estaban más en las miradas de quienes los veían que en las coreografías de las esforzadas bailarinas.
En la actualidad en lugares tan familiares como Portaventura, en el saloon del Far West, unas jovencitas evolucionan por el escenario con este baile ante las familias más conservadoras sin que nadie proteste por su pretendida falta de recato. Lo que es viejo ahora en su día fue nuevo y ya se sabe que lo nuevo siempre es considerado transgresor.
Jean Renoir nos retrata la Belle Epoque parisina, un importante movimiento cultural y lúdico, una época que en la actualidad está mitificada por los historiadores pero que en su día fue maltratado como cualquier movimiento actual.
Además Renoir cuenta la historia de la creación del mítico Moulin Rouge, de la injerencia artística de los banqueros que financiaban o invertían en los proyectos ganando mucho más dinero que los pobres trabajadores del espectáculo, alguno acaba borracho en la calle, como esa mendiga anciana de la que se apiada Jean Gabin recordando que fue en su día una gran vedette.
El realizador nos muestra el mundo del espectáculo idealizado en algunos aspectos, con gentes aquejados de rabietas infantiles, celos y envidias, pero un paraíso para los espíritus libres, dejándonos entrever el amargo final que a muchos les espera.
Un mundo que tiene su encanto como ese mágico can can que da título a la película, un momento de gran brillantez y colorido. Uno de los mejores números jamás filmados.Película entrañable que todavía conserva su frescura y un clásico de todos los tiempos.

Salvador Sáinz