BASIL, EL RATÓN SUPERDETECTIVE (1986)


BASIL, EL RATÓN SUPERDETECTIVE. Título original: The Great Mouse Detective. Año: 1986. País: Estados Unidos. Director: John Musker, Ron Clements, Burny Mattinson, David Michener. Guión: Novela: Paul Galdone, Eve Titus. Música: Henry Mancini. Walt Disney Pictures. Duración: minutos. Animación. Intriga. Aventuras. Infantil | Roedores. Siglo XIX. Sherlock Holmes

Uno de los films Disney menos conocidos. El gran Walt Disney (1901-1966) había fallecido de forma inesperada dejando a la productora sin rumbo hasta que en 1984, su sobrino Roy Edward Disney (1930-2009) tomó las riendas iniciándose una segunda Edad de Oro del dibujo animado en la compañía.
La etapa 1966-1984, bajo la dirección de Ron Miller, yerno de Walt,  fue la peor de los estudios de Burbank llegando a tambalearse el imperio que el gran timonel había creado con su ingenio y su sentido del olfato que convertía en éxito casi todo lo que tocaba salvo extrañas excepciones.
Ronald William "Ron" Miller (nacido el 17 de abril de 1933) llevó a buen puerto Los rescatadores (1977), Pedro y el dragón (1977), Tod y Toby (1981), Taron y el caldero mágico (1985), pero los filmes de animación de esta época no se podían comparar ni de lejos con los clásicos de la mejor etapa de la productora.

Fueron los primeros noventa cuando se estrenaron La sirenita y La Bella y la Bestia, los títulos emblemáticos del resurgir de Disney, pero la película que nos ocupa, que no tuvo tanta incidencia, es ante todo una producción agradable y simpática. No tiene la fuerza de los títulos mentados en último lugar, pero se deja ver con agrado y familiaridad.
La trama nos lleva al número 221 B de Baker Street, en donde Sherlock Holmes tiene su residencia. Entre los huecos de las paredes vive un ratón, Basil, que por cierto es también detective y parece una réplica del famoso personaje de Sir Arthur Conan Doyle.
Es de hecho una transcripción llevado al mundo de los animales ratoniles. La aventura, como no, tiene su gracia que es al fin y al cabo lo que pretende.
No hay grandes alardes, todo es sencillo. Le falta la fuerza de la mejor época o las mejores épocas de la compañía, pero no es ningún producto desdeñable.
Los tópicos de las novelas de Conan Doyle aparecen de nuevo pero dotado con un gran sentido del humor. Todo aparece edulcorado bajo un filtro familiar, pero en el fondo no es más que lo que pretende. Un espectáculo infantil realizado sin ninguna malicia y divertido. No hay que buscarle tres pies al gato.

Salvador Sáinz