EL LADRÓN DE BAGDAD (1940)


EL LADRÓN DE BAGDAD. Título original: The Thief of Bagdad. Año: 1940. País: Reino Unido. Director: Ludwig Berger, Michael Powell, Tim Whelan. Reparto: Conrad Veidt (Jaffar), Sabu (Abu), June Duprez (Princesa), John Justin (Ahmad), Rex Ingram (Djinn), Miles Malleson (Sultan), Morton Selten (El Viejo Rey), Mary Morris (Halima), Bruce Winston (El Mercader), Hay Petrie (Astrólogo), Adelaide Hall (Cantante), Roy Emerton (Carcelero), Allan Jeayes (El Narrador). Guión: Lajos Biro, Miles Malleson. Música: Miklós Rózsa. Fotografía: Georges Périnal. London Films. Productor: Alexander Korda. Duración: 109 minutos. Fantástico. Aventuras. Remake

El ladrón de Bagdad es un filme británico con un temprano Technicolor de 1940, una fantasía producida por Alexander Korda, y dirigida por Michael Powell, Ludwig Berger y Tim Whelan, con la colaboración de los hermananos Vincent y Zoltan Korda, y William Cameron Menzies. Aunque la película fue producida por la compañía de Alexander Korda London Films de Inglaterra, debido al estallido de la Segunda Guerra Mundial, el rodaje se completó en California.
Aunque esta producción es un remake de la versión de 1924 con Douglas Fairbanks, las dos películas tienen diferencias significativas, lo más importante, el ladrón y el príncipe son personajes diferentes en la versión de 1940.

La película que ns ocupa puede parecernos actualmente desfasado en el aspecto técnico, sobretodo por las deficientes copias distribuidas en DVD con una calidad verdaderamente lamentable que merman su impacto visual. Pero en su tiempo y durante muchos años, este filme ha sido y está considerada aún toda una maravilla, un encanto, un filme encantador y una auténtica poesía cinematográfica por la construcción de los personajes, su empatía y su romanticismo.
Las películas actuales, generalmente, salvo excepciones, están demasiado preocupadas por la rentabilidad económica. Son productos técnicamente perfectos, pero fríos.
Siempre he echado en falta el calor que desprenden títulos como el presente. La labor de los tres directores es impecable, aunque para mí es Michael Powell, uno de los grandes realizadores a reivindicar, el que brilla a mayor altura por la pulcritud de sus encuadres.
Powell siempre se ha distinguido por una puesta en escena muy elegante, por unas composiciones fotográficas muy precisas, muy bien trabajadas como si cada plano fuese una pintura, una obra de arte de gran valor histórico.
Entre los personajes tenemos a Sabú que gozó de fama efímera tal vez porque estaba limitado por su raza en un país dominado por la raza caucásica. Se especializó en papeles étnicos como ese ladrón de Bagdad o el Mowgli de El libro de la Selva. Fuera de esos temas nada tenía que hacer.
Más prestigio tenía y tiene en la historia del cine la figura de Conrad Veidt, aquel villano nazi de Casablanca, y el sonámbulo Cesare de El gabinete del doctor Caligari. Su composición del malvado visir tiene fuerza y su interpretación toda una lección interpretativa. Es un actor que hubiera merecido mayores oportunidades pero cuyo recuerdo es imborrable.

Salvador Sáinz