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THE DAWNS HERE ARE QUIET (1972)
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LOS AMANECERES SON AQUI MÁS APACIBLES. Título original: A zori zdes tikhie. Año: 1972. País: Unión Soviética (URSS). Director: Stanislav Rostotsky. Reparto: Yelena Drapeko, Yekaterina Markova, Olga Ostroumova, Irina Shevchuk, Irina Dolganova, Andrei Martynov, Lyudmila Zajtseva, Alla Meshcheryakova, Aleksei Chernov, Viktor Avdyushko, Yuri Sorokin, Vladimir Ivashov, N. Yemelyanov, Kirill Stolyarov. Guión: Stanislav Rostotsky, Boris Vasilyev. Música: Kirill Molchanov. Fotografía: Vyacheslav Shumsky. Gorky Film Studios. Duración: 188 minutos. Bélico, II Guerra Mundial, Soviéticos, Mujeres soldado.
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Durante la Segunda Guerra Mundial , una tropa femenina de soldados es asignada al sargento Vaskov , que tiene por misión defender la posición de una unidad de artillería antiaérea ubicada en la región de Carelia, muy alejada del frente de batalla.
Propiciada por la tranquila atmósfera que rige el puesto militar , entre el superior y sus soldados nace una distendida y amistosa relación muy alejada del tono severo y rígido propio de una unidad militar. Este calmado clima se ve pero enturbiado por un ataque aéreo en el que la inexperta unidad femenina logra abatir un avión enemigo. No obstante, la presencia alemana no ha hecho más que empezar como muy pronto confirma el descubrimiento de dos paracaidistas en un bosque cercano.
La República de Carelia es una república miembro de la Federación Rusa cuya capital es Petrozavodsk. El nombre del país deriva de la población finesa de los carelios quienes habitaron mayoritariamente estas tierras hasta 1939, y desde 1920 hasta 1939 la región del istmo de Aunis, donde se encuentra la ciudad de Vyborg/Viipuri, la cual perteneció anteriormente a Finlandia. Tras la invasión por parte de la URSS, unas 400.000 personas, lo que era casi la totalidad de la población; se refugió en la vecina Finlandia. En la actualidad la mayor parte de los habitantes son de origen ruso.
En 1947 mediante el Tratado de París quedaron oficializadas internacionalmente las anexiones de la URSS, anexiones con las cuales fue creada la República Socialista Soviética Carelo-Finesa. Al desintegrarse la URSS en 1991 pasó a formar parte de la Federación Rusa con el nombre de "República de Carelia".
Basado en una novela de Borís Lvóvich Vasíliev (Smolensk, 21 de mayo de 1924 - Moscú, 11 de marzo de 2013), la película es uno de los más duros alegatos antibélicos rodados hasta la fecha. Su director es Stanislav Iosifovich Rostotsky (21 de abril de 1922, en Rýbinsk – 10 de agosto de 2001, en Víborg, próximo a Carelia), uno de los más prestigiosos de la extinta y difamada Unión Soviética. En 2015, Renat Davletyarov rodó un remake de la presente novela a todo color.
La Unión Soviética como sistema político dejaba mucho de desear, en caso contrario jamás habría caído con tanto estrépito, pero también es cierto que la mayoría de los comentarios que se han hecho sobre ella han sido tergiversaciones y exageraciones varias propias de la antipropaganda del imperio rival o de la enemistad manifiesta del régimen que durante 40 años rigió los destinos de España.
Uno de los errores con que nos han machacado durante décadas es la de presentarnos una sociedad tristona, casi funeraria, y en eso la mentira cae por su propio peso. Nada más lejos de la realidad. Rusia, bajo los zares o bajo los comunistas siempre ha sido un país agradable con gentes simpáticas que sólo piensan en vivir lo mejor posible. El sistema político es una cosa y sus gentes otra.
La película que nos ocupa tiene poco de propagandística. Un ambiente rural en donde los hombres han perecido en el campo de batalla y sus mujeres deben alistarse para defender a la Santa Rusia, la Madre Patria, y participar en la Sagrada Guerra como se califica a la lucha contra el invasor nazi que al igual que los franceses de Napoleón pincharon en su suelo sufriendo grandes descalabros y el hundimiento de ambos ejércitos.
La Segunda Guerra Mundial la ganaron los soviéticos mal nos pese. Una victoria que les costó muy cara: 8.860.400 de fallecidos. Por eso no es de extrañar el tono patriótico de la cinta de Stanislav Rostotsky. Las cinco chicas de Carelia que salieron a luchar por la Sagrada Patria, un patriotismo muy distinto al que vemos en las películas estadounidenses repletas de fanfarria y triunfalismo. Son chicas tranquilas a la que las circunstancias las obligó a coger el fusil y participar en una contienda sin ninguna experiencia.
La película critica el machismo soviético que las trató con desconfianza. No faltaría más. La parte central está rodado en blanco y negro, son las mejores secuencias y la más comedida. Se intercalan secuencias en color que pertenecen a otro tiempo, el pasado de las chicas o el presente en el que se les rinde homenaje. Escenas que yo considero inferiores con sus zooms y una puesta en escena artificial.
Pero la trama central tiene fuerza y las chicas provocan empatía. No es tan fría como suele achacarse al cine del Este europeo de aquel tiempo. Al contrario. Tiene calor y sentimiento. Una bella película que merece ser recordada con cariño. Muy agradable de ver pese a la tristeza y melancolía de su argumento.
Salvador Sáinz
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