TIERRAS DE PENUMBRA (1993)

Los auténticos Joy Davidman y C.S. Lewis


Tierras de penumbra. Título original: Shadowlands. Año de producción: 1993. Duración: 131 min.. País: Reino Unido. Dirección: Richard Attenborough. Guión: William Nicholson (Novela: C.S. Lewis). Música: George Fenton. Fotografía: Roger Pratt. Intérpretes: Anthony Hopkins, Debra Winger, Joseph Mazzello, Edward Hardwicke, John Wood, Michel Dennison, James Frain, Peter Howell, Roger Ashton-Griffiths. Productora: Savoy Pictures / Spelling Films / Price Entertainment. Género: Romance. Drama | Drama romántico. Enfermedad. Basado en hechos reales
Premios: 1993: 2 premios BAFTA: Alexander Korda a Mejor película inglesa, actor (Anthony Hopkins)
1993: National Board of Review: Mejor actor (Anthony Hopkins)

Drama sobrio centrado en Oxford, la famosa universidad británica. Los protagonistas son dos celebridades, Joy Davidman (Debra Winger) y C.S. Lewis (Anthony Hopkins), el autor de Las crónicas de Narnia a las que se hacen referencia en este film del siempre acertado Richard Attenborough.
El cine inglés no suele dejarse llevar por la espectacularidad fácil, para eso ya están los cineastas del otro lado del Atlántico, por eso sus films suelen ser más tranquilos, más pacíficos, contando historias de gente educada de refinados modales. Un cine que nunca cae en lo truculento, ni en los efectismos más burdos.
Siempre me ha gustado el cine inglés, sobre todo por  la sociedad que refleja. Reino Unido está situado en dos islas y ya se sabe que los isleños tienen fama de ser gentes tranquilas. Digo fama porque también hay gente violenta, pero esto no es el caso.
Attenborough, con total acierto, nos cuenta una historia de amor entre dos personajes poco comunes. Dos personas ya maduras. Una mujer estadounidense que lleva un matrimonio desafortunado a sus espaldas y un prestigioso profesor de Oxford, escritor afamado de literatura infantil pese a que no convive con niños ni tiene trato con los mismos. Son dos personajes que en el cine actual poco tienen que hacer, las personas de mediana edad son seres invisibles que siempre aparecen en escenas breves y personajes episódicos. Pero Attenborough no es cineasta que acuda al comercialismo banal, sabe rodar con rigor todos sus títulos recordando las excelentes biografías de Chaplin y Gandhi.
Excelente trabajo de todos los actores, sobresaliendo los dos protagonistas, así como de todo el equipo técnico.

Salvador Sáinz