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Título: Doctor Zhivago. Título original: Doctor Zhivago. Dirección: David Lean. País: Estados Unidos. Año: 1965. Reparto: Omar Sharif, Julie Christie, Geraldine Chaplin, Rod Steiger, Alec Guinness, Tom Courtenay, Siobhan McKenna, Ralph Richardson, Rita Tushingham, Jeffrey Rockland, Tarek Sharif, Bernard Kay, Klaus Kinski, Gérard Tichy, Noel Willman, Geoffrey Keen, Adrienne Corri, Jack MacGowran, Mark Eden, Erik Chitty, Roger Maxwell, Wolf Frees, Gwen Nelson, Lucy Westmore, Lili Muráti, Peter Madden, José María Caffarel, Victor Israel, José Nieto, Aldo Sambrell, Virgilio Texeira, Ingrid Pitt, Ricardo Palacios. Guión: Robert Bolt (Novela: Boris Pasternak). Duración: 197 min. Género: Drama, Romance, Bélico. Distribuidora: Metro-Goldwyn-Mayer Ibérica S.A. Productora: Metro-Goldwyn-Mayer (MGM), Sostar S.A. Presupuesto: 11.000.000,00 $ Casting: Irene Howard. Departamento artístico: Ernest Archer, Fred Bennett, Gus Walker, Roy Walker, William Hutchinson. Dirección artística: Gil Parrondo, Terence Marsh. Diseño de producción: John Box. Efectos especiales: Eddie Fowlie. Fotografía: Freddie Young, Nicolas Roeg en Metrocolor y Panavision 70 mm. Maquillaje: Anna Cristofani, Grazia De Rossi, Mario Van Riel. Montaje: Norman Savage. Música: Maurice Jarre. Producción ejecutiva: Arvid Griffen. Sonido: Paddy Cunningham, Winston Ryder. Vestuario: Phyllis Dalton
1965: 5 Oscars: mejor guión adaptado, dirección artística, fotografía, bso y vestuario
1965: 5 Globos de Oro: mejor drama, director, actor (Sharif), guión y música
1966: Festival de Cannes: Nominada a la Palma de Oro (mejor película)
1966: 3 nominaciones al BAFTA: Película, Actor (Richardson), Actriz (Christie)
1966: National Board of Review: Mejor actriz (Julie Christie)
1966: 3 David di Donatello: Producción extranjera, director extranjero y actriz extranjera
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Doctor Zhivago es una de las mayores películas rodadas en suelo español aunque por técnicos estadounidenses y actores internacionales. De hecho muchos técnicos contratados eran españoles que gracias a esta experiencia aprendieron de forma efectiva el oficio cinematográfico colocándose a una altura digna de las mejores cinematografías mundiales.
Cerca de Madrid se construyeron las calles moscovitas por las que tenía lugar la gran manifestación para pedir mejoras al Zar que se saldó con una sangrienta represión.
Dicha salvaje agresión a una manifestación pacífica y ordenada provocó una oleada de indignación que acabó con las dos revoluciones de 1917, la de febrero democrática y la de octubre comunista.
La película de David Lean da una imagen negativa del comunismo, hemos de tener en cuenta de que la novela de Boris Pasternak estaba prohibida en Rusia, es decir la Unión Soviética, y que para publicarla en Occidente tuvo lugar una aventura para poderla sacar del país. Por otra parte a Pasternak se le prohibió recoger el Premio Nobel cuando le fue concedido precisamente por esta novela.
Vista ahora la película de David Lean me trae a la memoria discusiones típicas de los años sesenta. Los comunistas de la época, entonces clandestinos, se asemejaban mucho a Strelnikov ese comisario político encarnado por Tom Courtenay.
Ese poeta marginado por una revolución ultradogmática, ultrarígida y ultraviolenta acabó por convertirse en la viva imagen de lo que se pretendía combatir, el zarismo.
Muchas son las anécdotas de aquel rodaje glorioso en los madriles, Soria y otros lugares de nuestra geografía. Cuando empezaron a sonar el canto de la Internacional, la primera vez que alguien osaba cantarla en España desde la Guerra Civil, provocó pánico entre los alrededores que creyeron que la Revolución bolchevique ya estaba llegando a nuestras sacrosantas tierras y avisaron a la policía que se personó al rodaje para vigilar a los .
Con todo su esplendor, esa magnífica partitura de Maurice Jarre, me quedo con varias de las interpretaciones sublimes como ese cínico personaje encarnado por Rod Steiger, uno de los más brillantes, si no el que más, de su carrera, la exquisita dulzura de Geraldine Chaplin y la fascinación que emanaba Julie Christie. Además tenemos al vibrante Tom Courtenay en su ingrato personaje, la austeridad de Alec Guinness y el anarquista iluminado de Klaus Kinski que estaba francamente genial.
Salvador Sáinz
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