Código del hampa (1964)

Código del hampa (1964) es un emocionante thriller de Donald Siegel, remake de The Killers (1946) de Robert Siodmark y basados en una novela de Ernest Hemingway. Se trata de un telefilme que se pasó a las salas de cine por su explícita violencia que la hacían desaconsejable para la pequeña pantalla.
El protagonista Lee Marvin era el eterno secundario del cine hollywoodense en aquella época, un año después rodó La ingenua explosiva (Cat Ballou, 1965), en la que obtuvo un oscar al mejor secundario por su papel de pistolero borracho, alcanzando por fin el ansiado estrellato.
Como curiosidad es la última película como actor de Ronald Reagan en un papel de gangster malísimo, el futuro presidente de los Estados Unidos aparece como un ser ruin y mezquino. Angie Dickinson es otra baza importante. Un rostro que se convirtió en habitual en la televisión por la serie La mujer policía, y por último el gran John Cassavetes, excelente director independiente actuando junto a un futuro político al que imagino no habrá votado nunca.


Código del hampa (1964). Título original: The Killers. Género: Crimen, Drama. País: Estados Unidos.Duración: 93 minutos. Dirección: Don Siegel. Interpretación: Lee Marvin, Angie Dickinson, John Cassavetes, Clu Gulager, Claude Akins, Norman Fell, Ronald Reagan, Virginia Christine, Don Haggerty, Robert Phillips, Kathleen O'Malley

La película empieza con un asesinato, un profesor de una escuela para ciegos, efectuado por dos matones mercenarios. Uno es un paranoico, interpretado por Clu Gulager, rostro habitual en los telefilmes de la época, y otro es frío, calculador, Lee Marvin, en uno de sus raros protagonistas antes de conseguir el status de estrella.
El hecho de que la víctima acepte la muerte sin oponer resistencia, como si deseara fallecer lo antes posible, provoca extrañeza en el personaje de Marvin quien se obstina en investigar lo ocurrido.
La película carece de pretensiones como demuestra que se rodó para televisión, eso es evidente por una luminosidad plana en la que no hay juegos de luces y sombras. La mayor diferencia entre los dos medios, en aquel tiempo, radica precisamente en la iluminación. Por cuestiones de tiempo, ya que en la televisión se rueda a contrarreloj, y el cambio de luces y su colocación estratégica para crear determinados efectos son laboriosos y requieren mucho tiempo que ese medio no se puede permitir.
Pero Siegel era un maestro, sus méritos le abrieron las puertas del cine y a pesar de la escasez de medios rodó un filme intenso apoyado en un guión sólido. El tiempo convirtió en clásico este modesto producto del que nada se esperaba y que llegó a sorprender a los espectadores de su tiempo.
Es un apunte de lo que se iba a convertir en el futuro junto a Clint Eastwood, futuros iconos del thriller y del cine estadounidense de la época.
Los secundarios están muy bien elegidos, Norman Fell, Claude Atkins, el propio Clu Gulager, a quien le esperaba una carrera mediocre.
La trama está muy bien urdida, aunque el suspenso nunca fue la especialidad de Siegel, sabe mantenernos en tensión constantemente. En cada flash back nos cuenta una parte de la verdad, convirtiéndose en un rompecabezas donde todo va adquiriendo sentido a medida que avanza su metraje.
Una buena película que a pesar de sus limitaciones económicas se ha convertido en un clásico, vale la pena revisarlo en la actualidad aunque preferimos evidentemente el título original de Robert Siodmark de 1946.

Salvador Sáinz