ALARMA EN EL EXPRESO (1938)

Un país imaginario, un hotelucho saturado de turistas y típico humor británico. Dos ingleses amantes del criquet con relaciones que en aquel tiempo no se podían explicar. Todo parece propio de un vodevil decimonónico hasta que comienzan a pasar cosas extrañas. La gran encerrona del maestro Hitchcock donde nadie es lo que le parece.
Una señora ya mayor desaparece de un tren y nadie parece haberla visto, ¿Qué ocurre? ¿Qué ha pasado? Hitchcock te tiene en vilo, todo es extraño y misterioso.
Destaca sobre todo la utilización de los pequeños detalles gracias a los cuales la trama se va aclarando durante la proyección. Una etiqueta de té es la causa de que el protagonista masculino descubra la realidad.
Hitchcock sabe sacar partido incluso de las deficiencias técnicas de la época, esas maquetas, esas transparencias. Parece que desde el principio nos dice que estamos en una película y que nada de lo que aparece es real. Aún así todo acabas por creértelo, Hitchcock se preocupa de crear puntos de interés en la trama para que no perdamos el hilo de lo que se nos cuenta. Cualquier detalle es imprescindible.
Estamos en 1938, Hollywood ya empezaba a interesarse por el director británico para iniciar la segunda etapa de su carrera. En Hollywood ganaría mucho en solidez pero perdería en espontaneidad. El Hitchcock británico era mucho más entrañable y no estaba sometido al Star System. Además las copias disponibles de esa etapa de su carrera dejan mucho que desear, ¿para cuándo copias restauradas del primer Hitchcock?

Salvador Sáinz