LOS NOVIOS BULGAROS (2003)

Fernando Guillén Cuervo, Eloy de la Iglesia, Anita Sinkovic y Drita Biba


Los novios búlgaros. Año de producción: 2003. Director: Eloy de la Iglesia. Intérpretes: Fernando Guillén Cuervo, Drita Biba, Pepón Nieto, Anita Sinkovic, Fernando Albizu, Roger Pera, Simón Andreu, Roman Lucknar, Julia Martínez, Gracia Olayo, Emma Penella. Guión: Fernando Guillén Cuervo, Eloy de la Iglesia, Antonio Hens (Novela: Eduardo Mendicutti). Música: Antonio Meliveo. Fotografía: Néstor Calvo. Productora: Cartel / Altube Filmeak / Cuervo Films / Conexión Sur. Distribuidora: Lauren Films. Género: Comedia Dramática. Clasificación: No recomendada menores de 18 años. Estreno: 30 de abril de 2003

Está claro que Eloy de la Iglesia nunca fue Luchino Visconti. Su cine fue siempre primario y visceral. A la hora de valorarlo pesa mucho las simpatías o antipatías personales que la cuestión meramente profesional.
Para mí fue un cineasta entrañable, simpático, pero como profesional reconozco que nunca llegó demasiado lejos porque como director fue siempre muy endeble.
Los novios búlgaros fue su regreso al largometraje tras más de una década de descenso a los infiernos de la droga y la miseria. Intentó recuperarse de la misma y lo consiguió, pero sus errores personales le pasaron factura. Su regreso al cine no decepcionó porque no había nada que esperar de él. Eloy de la Iglesia tenía simpatía pero no talento.
En el 2003 la democracia ya estaba consolidada, su estilo demagógico estaba fuera de rosca, y la homosexualidad ya ha dejado de sorprender. De hecho su cine no suele gustar demasiado a los homosexuales “serios” porque dan de ellos una imagen muy degradada. En la película que nos ocupa aparece un colectivo de personas que se pasan el metraje con gestos feminoides, como si fueran el típico mariquita estridente de los espectáculos machistas del pasado en los que aparecían para hacer reír al público que se desternillaba de ellos.
Una imagen que resulta molesta y desagradable. Aunque habrá otra clase de gays a los que les habrá encantado por su carácter más desmadrado. Son opciones personales que debemos respetar en cada caso.
Por otra parte aparece como “novio búlgaro” un personaje que mantiene relaciones simultaneas con dos personas de sexo distinto. Asegura que acostarse con otra mujer, diferente a la suya, es una traición mientras que hacerlo con otro hombre es… “otra cosa”.
El Eloy de la Iglesia de Los novios búlgaros carece de la fuerza y de la vitalidad que tenía en El diputado, y su cine ya no provocaba polémica. Es un hombre de otro tiempo y esa es la sensación que da esta película. De que es un título obsoleto fuera de contexto.

Salvador Sáinz