HAPPY TIMES (2000)

ZHANG YIMOU


HAPPY TIMES (Xingfu shiguang). Dirección: Zhang Yimou. Pais: China. Año: 2000. Duración: 96 min. Interpretación: Dong Jie (Wu Ying), Zhao Benshan (Zhao), Li XueJian (Li), Gong Jinghua (Tante Liu), Dong Lihua (Marna), Fu Biao (Fu), Leng Qibin (Fatty), Niu Ben (Niu), Zhang Hongjie (Lao Zhang), Zhao Bingkun (Lao Bai). Guión: Gui Zi; basado en el libro 'Shifu, yue lai yue yuomo' de Mo Yan. Producción: Zhao Yu, Edward R. Pressman, Terrence Malick y Wang Wei. Música: San Bao. Fotografía: Huo Yong. Montaje: Zhai Ru. Dirección artística: Cao Jiuping. Vestuario: Tong Huarniao. Estreno en España: 8 Noviembre 2002.

Zhang Yimou es uno de los cineastas más queridos en esta redacción de Diario de Cine. Algunas de sus películas nos defraudan como Manten la calma o Una mujer, una pistola y una tienda de fideos chinos, pero la mayoría de ellas nos entusiasman como la presente. Happy Times pertenece a esa etapa de su carrera en la que abandonó, o fue abandonado, por su musa Gong Li, con quien conquistó fama internacional, y que preceden a sus producciones más espectaculares de emperadores y espadachines. Yo siempre he preferido el Yimou intimista al de las costosas fantasías de chinos voladores y argumentos absurdos. Menos mal que en sus últimos años ha recuperado en parte su pulso y su prestigio con Las flores de la guerra y Amor bajo el espino blanco.
Para hacer buen cine hay algo más importante que los medios económicos, es la imaginación. Con un argumento sencillo, unos personajes que el cine comercial deshecha (un hombre maduro, una chica ciega), se puede rodar un buen filme.
Así conocemos un protagonista harto de la soledad, desea buscarse esposa y se encuentra con una señora obesa, antipática y desagradable que vive con un hijo maleducado y odioso, y una adolescente ciega hija de una anterior pareja que se fugó abandonándola a su suerte.
Resulta curiosa la forma de vivir en aquel país, lejos de las fantasías de ciertos progresistas occidentales que mitificaron el sistema político de aquel país de Oriente que es el más poblado del planeta.
El estilo de este filme en cierto modo nos trae a la memoria el neorrealismo italiano de la postguerra que tan buenas obras nos legó, porque es un intento de mostrar la realidad tal cual es. Pero Yimou va más lejos gracias a su ironía.
El maduro protagonista para poderse casar quiere montar un negocio con un autobús abandonado que quiere reconvertir en un hostal para parejitas llamado “Tiempos Felices” (como el título de la película) pero las brigadas municipales se lo retiran. Viéndose obligado a hacerse cargo de la adolescente ciega trata de emplearla como masajista en las ruinas de su antigua fábrica organizando una farsa con sus antiguos compañeros ya jubilados.
En fin, nos encontramos con un estilo más desenfado de Yimou que en otras incursiones a la comedia, como los títulos citados arriba, cayó de bruces pero en el presente título en donde la tragedia típica de su filmografía casa a la perfección con el tono de comedia que le da a la narración. El final de la película es muy amargo pero podría ser abierto para una nueva película, como ocurre con Las flores de la guerra que se termina precisamente cuando la película ofrece mayor interés.

Salvador Sáinz


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