FREAKS, LA PARADA DE LOS MONSTRUOS

Tod Browning


Freaks, la parada de los monstruos. Título original: Freaks. Año: 1932. País: Estados Unidos. Director: Tod Browning. Reparto: Wallace Ford, Leila Hyams, Olga Blacanova, Roscoe Ates, Henry Victor, Harry Earles, Daisy Earles, Rose Dione, Daisy Hilton, Violet Hilton, Schlitze, Josephine Joseph, Johnny Eck, Frances O'Connor, Peter Robinson, Olga Roderick. Guión: Willis Goldbeck, Leon Gordon, Al Boasberg. Música: Richard Wagner.Fotografía: Merrit B. Gerstad (B&W).Productora: Metro-Goldwyn-Mayer (MGM).Duración: 64 min. Género: Drama. Terror. / Discapacidad. Circo. Película de culto.

Muchas veces recibo mails de gentes que me hablan de películas de terror porque “son las que te gustan” y generalmente me quedo perplejo. ¿Las que me gustan? ¿Porqué? Yo nunca las veo, el 99% me desagradan. Del 1% restante las veo muy pocas veces y muy rara vez hablo de ellas. Prefiero dedicar mi tiempo al cine que me interesa de verdad y no aquel que se me pretende imponer por motivos que no puedo comprender.
Así, hace días que vi una foto de las gemelas de Freaks, la parada de los monstruos y no las reconocía porque me había olvidado de dicha película que probablemente hace 30 años que no he visto. Finalmente la he vuelto a revisar porque Tod Browning es un realizador que me interesa mucho y porque no considero Freaks una película de terror.  
Freaks arrastra una aureola de obra maldita, su productora se horrorizó al verla, parte del equipo técnico dimitió porque no podía soportar el casting de la misma. Una vez estrenada se retiró de cartel, en algunos lugares se censuró o se prohibió y no fue recuperada hasta a los años sesenta. Sólo la defendió en su día el vivaz productor Irving Thalberg, todo un lince de la industria del cine que murió prematuramente a una edad temprana.
A los freaks de esta cinta no les considero “monstruos” de ningún modo, son seres discapacitados a los que la sociedad discrimina. Durante muchos años eran exhibidos cruelmente en ferias y circos a causa de sus “peculiaridades” impidiendo que llevaran una vida “normal”. Ya sé que un discapacitado, es muy difícil que lleve una vida normal pero no es humano ni solidario exhibirlo como si fuese un ser indigno cuando en realidad quien sí es indigno la gente que se aprovecha de ellos para obtener réditos pecuniarios.
Los personajes de Freaks (mal llamada La parada de los monstruos, porque aquí no hay más monstruo que los “normales” inhumanos que se burlan de sus discapacidades) son tiernos, son solidarios, dotados de un alto sentido del compañerismo. Al convertirse en una película de culto en la actualidad se llama “frikkie” a ciertos aficionados al terror  en honor a este título, pero nada tienen que ver los unos con los otros. Los mal llamados “frikkies” carecen del sentido de compañerismo y de la solidaridad de los personajes que protagonizan esa obra maestra de la marginación y la soledad que es Freaks.
El mundo circense de Browning tiene una extraña belleza, a pesar de que son seres deformes, desdichados, dentro de su desgracia sobreviven gracias a sus relaciones personales convirtiéndose en una familia muy cohesionada en la que todos se respetan y que se rigen por un código de lealtad mutua.
Los personajes “normales” son distintos. Unos son amables como el payaso y su novia. El clown se pasa el día ensayando nuevos trucos, a veces desafortunados, pero tienen buen corazón y se integran en el grupo de los fenómenos que viven a veces situaciones esperpénticas como las hermanas siamesas, que viven pegadas la una a la otra, que tienen diferentes novios y mantienen con ellos diálogos impagables.
Están los seres mezquinos, el forzudo y la bailarina (Olga Blacanova) que sólo piensan en perjudicar, hacer daño al bueno del enano que se ha enamorado de ella. Un intento de homicidio desencadenará el drama y la tragedia con un final impactante, pese a un epílogo postizo que se añadió para endulzar el desenlace.  
En definitiva nos encontramos ante una obra maestra que en su día fue un fracaso comercial, que fue invisible e incomprendida como otras, recordemos La noche del cazador de Charles Laughton o el reciente John Carter de la Disney. Muchas veces el tiempo es el mejor crítico de una película. Títulos que en su día triunfaron o gozaron de gran prestigio crítico en la actualidad se ven desfasados u obsoletos, el tiempo los ha dejado en su sitio. Mientras que obras que en su día se ignoraron en la realidad son películas de culto que parecen no envejecer. Están aquellas que por negligencia han caído en el olvido pero siempre habrá algún historiador intrépido que tratará de sacarlas a la luz para que las nuevas generaciones puedan disfrutarlas como se merecen.

Salvador Sáinz


Correo