LA CORRUPCIÓN DE CHRIS MILLER

Juan Antonio Bardem


La corrupción de Chris Miller. Título original: La corrupción de Chris Miller. Año: 1973. Duración: 107 min. País: España. Director: Juan Antonio Bardem. Guión: Santiago Moncada. Música: Waldo de los Ríos. Fotografía: Juan Gelpí Reparto: Jean Seberg, Pepa Flores (aka Marisol), Barry Stokes, Perla Cristal, Rudy Gaebel, Alicia Altabella, Gérard Tichy, María Bardem, Mariano Vidal Molina, Gustavo Re Productora: Xavier Armet P.C. Rodada en Comillas, Santander (exteriores) y Barcelona (interiores) Género: Drama. Terror

Marisol o Pepa Flores apareció en las pantallas españolas con películas como Ha llegado un ángel (1961) o Un rayo de luz (1960), dos películas infantiles poco valoradas pero modélicas y que disfrutan de un gran éxito popular en sus pases televisivos. En el Festival de Venecia de 1961 la pequeña actriz incluso ganó el premio a la mejor actriz. Al convertirse en un espectacular fenómeno de masas se llegaron a rodar películas que en principio no hicieron más que explotarla convirtiéndose en un negocio rentable, en una auténtica mina de oro pero a costa de largas jornadas laborales en las que la buena de Marisol perdió la salud.
Al crecer la muchacha, sus películas de adolescente perdían calidad. Eran más o menos tontorronas, la productora que la tenía contratada en exclusiva no permitía que trabajara con otros equipos controlando completamente la creación de sus películas.
Casada con el hijo del productor, Pepa Flores acabó por huir de su cárcel e intentar una carrera profesional distinta con guiones mucho más interesantes. Desgraciadamente las leyes franquistas no le daban margen de movimiento, no se podía divorciar ni emprender el vuelo por su cuenta.
La corrupción de Chris Miller fue su primer intento de zafarse del estereotipo al que había sido sometida, pero por desgracia sus antiguos mentores hicieron valer su contrato de exclusividad para quedarse con toda la nómina de la actriz que tuvo que trabajar gratis y pasar numerosas calamidades para salir adelante.  
Por otra parte la crítica machacó la película por cuestiones coyunturales. En los últimos años del franquismo nuestros gloriosos críticos vivían obsesionados con la política y se creían que todas las películas que se rodaban debían servir a sus intereses de agitación. Es decir frente a la censura salvaje del Régimen de Franco teníamos que sufrir otra contra censura tan restrictiva que la anterior que no tenía poder ejecutivo, hasta la Ley Miró de 1983, pero que era igualmente dañina.
A nuestros críticos no les gustaba nada el cine de género, lo despreciaban y hacían todo lo que estaba en su mano para destrozarlo. Así La corrupción de Chris Miller se vio perjudicada, puesta en la picota y maltratada porque no era “cine de autor” y no servía a los intereses políticos de una izquierda progre emergente que estaba a punto de conseguir su “gran oportunidad histórica” con el advenimiento de la democracia a punto de llegar.
La película de Bardem era muy superior al cine de terror de la época, me refiero al producido en España ya que la oleada de los primeros setenta se dedicó a saquear las mortecinas fórmulas de la Universal cuarenta años antes cuando ya habían caído en la más pura obsolescencia. Marisol, pese al problema antes mencionado, luce una interpretación magnífica al lado de la siempre grata Jean Seberg.
El reparto reunió a dos mujeres frágiles, vulnerables y espléndidas, una madrastra y su hijastra, en un caserón sito en Comillas, Cantabria, con lluvias frecuentes, proyectando una imagen diferente de la España soleada de la mayoritaria producción española. No más iniciarse la proyección aparece un Charlot asesino, una idea brillante del guionista Santiago Moncada más conocido por su estilo truculento. En el mismo año, Moncada estrenó La campana del infierno que es otro título que se merece su revisión y unos comentarios más extendidos.
Bardem consigue crear una atmósfera opresiva, llena de obsesiones. Se trata de un Grand Guignol, un espectáculo basado en la truculencia y en un giro disparatado de los acontecimientos. La película está realizada con trampa, tratando de enredar al público, con falso culpable y giros inesperados de los acontecimientos. Muchas veces la trama resulta exagerada y el actor principal es poco expresivo.
Pero Jean Seberg y nuestra Marisol exhiben todo su talento. La película se rodó en inglés, distribuyéndose en el extranjero con mejor aceptación que en nuestro suelo tal vez porque los críticos allende nuestras fronteras no tenían ambiciones políticas. Mesiánicas. Me comentaron además que en la versión para la importación se veía mayor dosis de desnudos, como era habitual en la época.
El final era distinta incluso. Pero hay que tener en cuenta de que en la versión española intervino la censura franquista obligando a Bardem a añadir un plano absurdo para que el asesinato no quedara impune. El joven asesinado es enterrado en un camino a punto de asfaltar, al cabo de varios días unas alubias que llevaba el cadáver en el bolsillo germinan emergiendo el tallo en medio del asfalto, algo que es totalmente imposible en la vida real.
Pero una vez llegada la democracia Bardem pudo suprimir tan ridícula imposición moralizante.
Queda pues un film de atmósfera, muy bien trabajada, y aunque haya sido muy poco valorada por cuestiones coyunturales es necesario revisarla.
Desgraciadamente el pésimo trato que recibió Pepa Flores con leyes tan injustas como la aquí denunciada provocó que la actriz acabara por asquearse, y con razón, del mundo del cine y se retirara para siempre.

Salvador Sáinz


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