MARIA ANTONIETA (1938)


María Antonieta (1938). Título original: Marie Antoinette. País: EE.UU. Dirección: W.S. Van Dyke / Julien Duvivier (no acreditado). Intérpretes: Norma Shearer, Tyrone Power, John Barrymore, Robert Morley, Anita Louise, Joseph Schildkraut, Gladys George, Henry Stephenson. Guión: Claudine West / Donald Ogden Stewart / Ernest Vajda / Stefan Zweig (Libro) / F. Scott Fitzgerald (no acreditado) / Talbot Jennings (no acreditado). Producción: Hunt Stromberg / Irving Thalberg (no acreditado). Fotografía: William H. Daniels / George J. Folsey (no acreditado) / Leonard Smith (no acreditado). Música: Herbert Stothart. Duración: 149 minutos. Género: Drama / Histórico. Estreno Mundial: 26-ago-1938

Los muy republicanos Estados Unidos rodaron este drama histórico sobre la caída de la casa Borbón en Francia. Naturalmente los revolucionarios son los “malos” de la función y los monarcas los “buenos”. Luis XVI y María Antonieta acabaron en la guillotina, según Hollywood por un asunto de un collar. Juzgar de esa forma a la Revolución Francesa es demasiado superficial, porque fue consecuencia de una situación histórica desesperada. Pero ya se sabe que Hollywood es amante de lo trivial y reescriben la historia sin ningún pudor. Un primo que se cree con derecho al trono y que al no conseguirlo lleva al monarca y consorte a la guillotina como venganza personal. Los hechos no fueron así, fueron mucho más complejos.
Como obra estrictamente cinematográfica, ya que como documento histórico deja mucho que desear, nos encontramos ante un melodrama sólido con grandes actores al frente del reparto sobresaliendo Robert Morley como el soso monarca Luis XVI, un hombre que hubiera sido más feliz y menos dañino si hubiera podido dedicar su vida a la herrería porque el trono no era lo suyo. John Barrymore también compone un sólido papel como su antecesor Luis XV, sucesor del Rey Sol.
Por contra tenemos un romance entre la reina María Antonieta (exagerada Norma Shearer) y un diplomático sueco (Tyrone Power) que sólo obedecen a motivaciones comerciales.
La caída de esta dinastía, que ya se barruntaba desde hacía tiempo, fue inevitable por sus excesos y su extravagancia.
En cierto modo nos recuerda otras situaciones en nuestro país, incluso en la actualidad en que la monarquía está siendo cuestionada por sus acciones, porque se trata de un sistema político irracional en el que cargo de jefe de estado es heredado como si la nación fuese una propiedad privada de los monarcas con derechos procedentes del divino creador. Si el titular de la corona no está capacitado para ejercer el cargo, los ciudadanos que tomen paciencia y sufran las consecuencias de su incompetencia.
Maria Antonieta cuenta cómo una dinastía estrafalaria lleva al Estado al caos más absoluto, a la miseria de sus ciudadanos, pero contado de forma superficial. No fue la envidia ni el rencor el germen de la revolución sino la desesperación. Una situación extrema, como la que vivimos en la actualidad, provoca reacciones extremas y desesperadas. En la actualidad sabemos que las revoluciones jacobinas y violentas con guillotinas acaban en fracaso, por eso se intenta evitar sus errores. Pero no se puede contar la historia de una forma tan poco científica como la presente. Eso es digno de Hollywood y no de unos estudios serios.

Salvador Sáinz