LINCOLN (2012)


Steven Spielberg


LINCOLN. Título original: Lincoln. Año: 2012. País: USA. Dirección: Steven Spielberg. Interpretación: Daniel Day-Lewis (Abraham Lincoln), Tommy Lee Jones (Thaddeus Stevens), Sally Field (Mary Todd Lincoln), Joseph Gordon-Levitt (Robert Lincoln), David Strathairn (William H. Seward), Tim Blake Nelson (Richard Schell), James Spader, Lee Pace, Jackie Earle Haley, David Oyelowo, Jared Harris (general Ulysses Grant). Guion: Tony Kushner, John Logan y Paul Webb; inspirado en el libro “Team of rivals: The political genius of Abraham Lincoln”, de Doris Kearns Goodwin. Producción: Kathleen Kennedy y Steven Spielberg. Música: John Williams. Fotografía: Janusz Kaminski. Montaje: Michael Kahn. Diseño de producción: Rick Carter. Vestuario: Joanna Johnston. Distribuidora: Hispano Foxfilm. Estreno en España: 18 Enero 2013. Género: Biopic, drama.

Abraham Lincoln (12 de febrero de 1809 – 15 de abril de 1865) fue el decimosexto Presidente de los Estados Unidos y el primero por el Partido Republicano. Fue elegido presidente en 1860 y reelegido en 1864. La Guerra de Secesión estadounidense entre los años 1861 y 1865 marcó su mandato debido a una ley sobre la emancipación de los esclavos negros que provocó que los Estados sureños pretendieran independizarse de la Unión debido entre otras cosas a sus tradiciones y a que la esclavitud era la principal fuente de ingresos ya que era fundamental para la industria del algodón.
Al abolirse la esclavitud los estados sureños se arruinaron, su economía se hundió con estrépito. Este tema forma parte del periodo llamado La Reconstrucción, un periodo histórico que es la causa de resentimiento en los estados sureños y la aparición de grupos extremistas como el famoso Ku-Klux-Klan.
La primera aparición de Lincoln en una película fue en His First Commission (1911), un filme silente del que tenemos pocos datos donde fue interpretado por Charles Brabin. En más de trescientas producciones para cine o para televisión se han contado las andanzas del más popular presidente de los Estados Unidos, uno de los más prestigiosos de toda su historia aunque evidente en los estados sureños no se le tenga ninguna estima.
David Wark Griffith triunfó con El nacimiento de una nación (1915), una película que en su día fue un sonado escándalo por su apología del Klan, aunque se olvida que cuatro años antes el propio Griffith había rodado un corto titulado The Rose of Kentucky (1911) presentado a la susodicha organización como si fueran salteadores de caminos, lo que viene a demostrar la poca coherencia del creador del lenguaje cinematográfico.
En la película citada aparece como personaje el propio Lincoln (Joseph Henabery) que nos es mostrado como si fuera un ser excepcional, contradiciendo al resto del metraje en la que se ataca al norte y se santifica al sur. En Las dos tormentas (1920), ubicado en la Revolución Francesa el propio Griffith compara a Lincoln con Danton y diez años después, en su primera película sonora, Abraham Lincoln (1930) es, como su propio título indica, una biografía dedicada al famoso abogado que llegó a la Casa Blanca y cambió la historia de los Estados Unidos. Es como si Griffith arrepentido del daño que hizo El nacimiento de una nación quisiera compensar a los espectadores más liberales con una cinta de signo contrario. Por cierto, a pesar de que rodó muy pocos talkies, esta biografía cinematográfica es de los títulos capitales sobre la filmografía aquí tratada.

Y de ahí pasamos directamente al filme que se acaba de estrenar dirigido por Steven Allan Spielberg (Cincinnati, Ohio, 18 de diciembre de 1946), conocido como Steven Spielberg, el llamado Rey Midas de Hollywood, director por cierto de religión judía (lo que no escribo con retintín), lo que nos dará idea de lo “contentos” que estarán en los estados sureños y sobre todo en los sectores más racistas que si hay algo que odian más que a los afroamericanos es precisamente a quienes practican dicha religión a quienes culpan de todos los males habidos y por haber.
La película trata de los últimos meses de la vida de Lincoln, cuando ha sido reelegido presidente por última vez y trata de aprobar una ley en la que se prohíba la esclavitud en toda la Unión provocando la ruina del sur y asimismo la preparación de la llamada Reconstrucción (recordemos Lo que el viento se llevó) en los estados rebeldes cuyas consecuencias siguen aún vivas.
Lo que más nos sorprende es que no nos encontramos ante una cinta espectacular sino a un retrato de la política de la época, los entresijos, su alcantarilla y un juego muy poco ético con triquiñuelas propias de abogado. En definitiva, que incluso daba la impresión de que parecían políticos españoles por su tendencia al chanchullo.
Eso es bueno y es malo al mismo tiempo. Al no estar familiarizados con la política estadounidense a veces nos perdemos por la profusión de nombres desconocidos para nosotros. A pesar de que sea un título que ha recibido muchas nominaciones, algunas de ellas de gran justicia porque Daniel Day-Lewis borda su papel, no ha convencido del todo porque dura 150 minutos rellenos de escenas con un abrumador diálogo y la acción es mínima.
Pero este detalle es relativo, ya se sabe que cada espectador es un mundo y lo que es malo para unos es excelente para otros. En mi caso me he sentido muy interesado por la trama y sus incidencias. La imagen un tanto socarrona de Lincoln contando anécdotas más o menos graciosas a sus subordinados, apareciendo como un padre de la patria en el sentido literal de la palabra. Un abogado que ejerce de político, peligro seguro.
Todo gira en los métodos utilizados para conseguir aprobar la ley que abole definitivamente la esclavitud en los Estados Unidos, el fin de la guerra, la ruina del sur y, al faltarle votos para cubrir los necesarios para la susodicha aprobación utiliza unos métodos algo sorprendentes como comprar votos ofreciendo empleo público a los tránsfugas. Algo completamente insólito.
En fin ¿el fin justifica los medios? Lincoln no cae en la hagiografía como sí ocurría en la película de Griffith, Spielberg no se deshace en elogios hacia tan importante personaje histórico que si bien tenía sus luces también sus sombras.
Lincoln ha sido y es todavía uno de los presidentes más importantes de toda la historia de los Estados Unidos, su política fue un gran avance para la humanidad al abolir la esclavitud aunque fue al precio de una guerra cruel y sangrienta que regó de sangre de los hijos de la patria el suelo de la poderosa nación americana. Su paso por la política fue decisivo porque el mundo ya nunca más fue el mismo.
Técnicamente la película es impecable, aunque no sea apropiada para públicos amplios que acudan a la sala ávidos de evasión. Sí lo es para quienes deseen que se les cuente una historia intrigante e inquietante, las cloacas del poder no son espectaculares ni fascinantes pero sí son interesantes para espectadores más inquietos.

Salvador Sáinz