EL ATLAS DE LAS NUBES (2012)

EL ATLAS DE LAS NUBES. Título original: Cloud atlas. Año: 2012. País: USA. Dirección: Tom Tykwer, Andy Wachowski y Lana Wachowski. Interpretación: Tom Hanks (Dr. Henry Goose / Manager del hotel / Issac Sachs / Dermot Hoggins / actor / Zachry), Halle Berry (mujer nativa / Jocasta Ayrs / Luisa Rey / invitada a la fiesta hindú / Ovid / Meronym), Jim Broadbent (Capitán Molyneux / Vyvyan Ayrs / Timothy Cavendish / músico coreano), Hugo Weaving (Haskell Moore / Tadeusz Kesselring / Bill Smoke / enfermera Noakes /Boardman Mephi / viejo Georgie), Jim Sturgess (Adam Ewing / Huésped del hotel / padre de Megan / Highlander / Hae-Joo Chang / cuñado de Adam/Zachry), Doona Bae (Tilda / madre de Megan / mujer mexicana / Sonmi-451 / Sonmi-351 / prostituta), Ben Whishaw (grumete / Robert Frobisher / dependiente / Georgette / miembro de la tribu), James D’Arcy (joven Rufus Sixsmith / viejo Rufus Sixsmith / enfermero James / archivista), Susan Sarandon (madame Horrox / Ursula Mayor / Yusouf Suleiman / abadesa), Hugh Grant (reverendo Giles Horrox / pesado del hotel / Lloyd Hooks / Denholme Cavendih / Seer Rhee / jefe Kona). Guion: Tom Tykwer, Andy Wachowski y Lana Wachowski; basado en la novela de David Mitchell. Producción: Stefan Arndt y Grant Hill. Música: Tom Tykwer, Johnny Klimek y Reinhold Heil. Fotografía: John Toll y Frank Griebe. Montaje: Alexander Berner. Dirección artística: Uli Hanisch y Hugh Bateup. Vestuario: Kym Barrett y Pierre-Yves Gayraud. Distribuidora: Warner Bros. Pictures International España. Estreno en España: 22 Febrero 2013.Duración: 172 minutos.. Género: Ciencia-ficción.

El atlas de las nubes es un film arriesgado y apasionante, un verdadero oasis en el océano conservador del cine actual con títulos que funcionan a base de clichés  y lugares comunes. En cierto modo me he acordado de Intolerancia, la obra maestra absoluta de David Wark Griffith, incomprendida en su tiempo y sonado fracaso comercial que llevó a su creador a la ruina más absoluta.
Ya se sabe que calidad no es sinónimo de comercialidad, el cine no es en ningún modo una ciencia exacta. Los gustos de cada espectador son estrictamente personales y los cinéfilos más impenitentes a veces nos comportamos como auténticos sibaritas. Somos conscientes de que esta película firmada por Tom Tykwer (Corre, Lola, Corre; Tres y  El perfume: historia de un asesino, tres auténticas joyas) y los hermanos Andy y Lana Wachowski (la saga Matrix) es firme candidata a sembrar desconcierto en públicos más “palomiteros” porque no estamos ante un título fácil.
Son varias historias distintas que transcurren en tiempos distintos y que en apariencia no tienen entre sí ninguna relación, aunque si contengan puntos de inserción.  Por ejemplo el restaurante futurista coreano con meseras clónicas y alienadas sirven al compás de una música que es compuesta en otro segmento.
Empero el denominador común de todas las historietas que componen esta película es la injusticia y su lucha por hacerla desaparecer, la búsqueda de la verdad y un mundo sin opresores ni oprimidos. Es significativo que en los diferentes segmentos aparezcan siempre los mismos rostros, es decir los mismos actores. Dan a entender que en todas las épocas y en todas las latitudes se repiten los mismos rostros y las mismas situaciones.
Otro punto de interés es la imagen, la fascinación de la puesta en situación de las diferentes tramas y el dinámico montaje de todas ellas para que queden ensambladas en un todo homogéneo.
Nos encontramos con diferentes formas de alienación. Las meseras clónicas que viven en un mundo futurista cruel e inhumano aceptan su suerte porque la ignoran. No cuestionan nunca su situación ni el mundo en que viven. Guiños, por cierto, a Soylent Green (Cuando el destino nos alcance, 1973) de Richard Fleischer, modélico film de ciencia ficción de denuncia social. Ambas películas muestran una sociedad compuesta por gentes que se parecen a ovejas camino del matadero adonde acuden balando mansamente sin luchar para modificar su cruel destino. Una sociedad que en cierto modo se asemeja a la nuestra en donde se soporta toda clase de humillaciones infringidos por nuestra casta política y sus aliados.
Volviendo a Intolerancia de Griffith y Las tres edades de Buster Keaton, los dos referentes obligados de esta múltiple historia, su nexo común era la intolerancia pero en El atlas de las nubes es la mansedumbre suicida. El no querer cuestionar las cosas que nos rodean y aceptarlas como si fuesen naturales, normales, y su lucha por modificar la realidad un vano extravío. El mundo es como lo hacemos por acción o por omisión. El pretender vivir encerrado en nuestro pequeño mundo de consumo aborregado sólo consigue perpetuar la injusticia.
Por eso, cada segmento, muestra gente que se rebela en cada lugar distinto y en diferentes épocas, a veces triunfan y a veces se estrellan contra ls fuerzas de represión. Los ancianos que no desean vivir encerrados en la residencia, un siniestro campo de concentración; el músico homosexual que se debe someter a los abusos egoístas de un despótico y afamado compositor en declive; los esclavos negros del sur de los Estados Unidos molidos a latigazo limpio; las camareras clónicas del restaurante coreano… Todos ellos son personajes que buscan mejorar su forma de vida, humanizarla y defender su dignidad como personas aunque dejen la piel en el intento.
El atlas de las nubes no es una película de lectura fácil, pero para quien sepa entrar en ella se encontrará con un fascinante ejercicio de virtuosismo cinematográfico

Salvador Sáinz