LAS BRUJAS DE ZUGARRAMURDI (2013)

Las brujas de Zugarramurdi, la última película de Alex de la Iglesia, parece un regreso a sus origines frikkies. Ese cine desmadrado y gamberro como Acción mutante o El día de la bestia con ese par de iconos, Santiago Segura y Carlos Areces interpretando papeles femeninos en un pueblo calificado de ultra machista como es el vasco o en este caso navarro en una población colindante con Iparralde, la Euskadi francesa. En 1610 tuvo lugar en Logroño un auto de fe en el que la Inquisición española procesó a cuarenta vecinas acusadas de ser brujas de Zugarramurdi y condenó a doce de ellas a morir en la hoguera. Las ejecuciones se basaron en la mayor parte de los casos en testimonios basados en supersticiones y envidias que eran poco o nada fiables.
En 1984, Pedro Olea dirigió Akelarre basado precisamente en los mentados hechos.
La presente cinta nada que ver con la anterior, rodada en clave de comedia frikkie, escenas de dudoso gusto y humor carrinclón en las que sobresale la sensual aparición de Carolina Bang en el papel de la más joven de las brujas.
Si te gustan los filmes fantásticos serios, Las brujas de Zugarramurdi no es vuestra película.Las gracias son dudosas y a veces irritantes.
Sin embargo Alex de la Iglesia tiene madera como narrador. La película si, está muy bien contada y en definitiva muy sólida industrialmente. Pero su sentido del humor parece una puesta al día frikkie de Abbott y Costello, adobados con personajillos estrafalarios y extraños muy típicos del moderno cine español.
La acción se inicia en la Puerta del Sol madrileña, en el llamado Kilómetro Cero, en donde unas falsas figuras vivientes (un cristo y un soldado verde) intentan atracar un comercio de compra de oro.
Los personajes tienen poca empatía para ganarse el favor del público, pero los actores al menos se esfuerzan en cumplir con su misión.
Si el arranque es prometedor, al llegar a la población fronteriza vasco navarra la película cambia de tono.
Un discurso algo machista sobre las brujas pseudofeministas empaña las soberbias interpretaciones de la mentada Caroline Bang, Carmen Maura y la siempre impagable Terele Pávez, Si narrativamente es impecable, su sentido del humor es endeble y su gracia es un misterio.
El fantástico español se apunta un nuevo tanto, lejos estamos de la casposidad de los años setenta actualmente mitificados.
La película te puede gustar si esa clase de cine te interesa, en caso contrario es perder el tiempo su visionado.

Salvador Sáinz