EL ARTISTA Y LA MODELO (2012)


EL ARTISTA Y LA MODELO. Año: 2012. País: España. Dirección: Fernando Trueba. Reparto: Jean Rochefort (Marc Cros), Aida Folch (Mercè), Claudia Cardinale (Léa), Chus Lampreave (María), Götz Otto (Werner), Christian Sinniger (Emile), Martin Gamet (Pierre), Mateo Deluz (Henri). Guion: Fernando Trueba y Jean-Claude Carrière. Producción: Fernando Trueba. Fotografía en B/N: Daniel Vilar. Montaje: Marta Velasco. Dirección artística: Pilar Revuelta. Vestuario: Lala Huete. Distribuidora: Alta Classics. Estreno en España: 28 Septiembre 2012. Duración: 104 minutos. Género: Drama.

La segunda guerra mundial, la Francia ocupada, la frontera española y el amor a la creación son el eje vertebrador de esta historia bajo la dulce mirada de una campesina (Aida Folch) nacida cerca de Reus, chica en apariencia poco culta pero que demuestra tener una profunda sabiduría.
Enfrente el arte ya mitificado de un escultor ya mayor que ve cercana la muerte. La campiña francesa, el naturalismo tan caro al cine galo pero esta vez desde la dirección de un cineasta español, Fernando Trueba, que en la transición intentó renovar la chabacana comedia nacional de esta piel de toro poco dada a sutilezas.
Para mí esta película gira alrededor de Aida Folch, ella lo es todo. La musa, la inspiradora, pero lo más importe los ojos inocentes que ven y que narran esta historia rural sobre el arte por el arte, el arte que trata de vivir al margen de la sociedad que la rodea y que acaba por sucumbir a ella. Un poco como el músico de Muerte en Venecia, encarnado por Dirk Bogarde, que se creía la visión egocéntrica del artista obsesionado por creerse el centro del universo y que en realidad no es más que una triste anécdota en la historia, un accidente cultural o pseudocultural.
En este caso, en vez de Tadzio, el bello efebo, nos encontramos ante la belleza rústica de una muchacha perdida en medio de una guerra que se lo ha quitado todo. Primero la guerra civil española que le ha recluido en un campo de concentración del que escapa y posteriormente de la guerra mundial, la segunda, con la invasión nazi a la chovinista Francia de la grandeur y el orgullo nacional.
Bella película la de Trueba, con su estilo naturalista e intimista. Pero para mí lo mejor es la mirada, la sonrisa, los andares de esta bella ninfa que es Aida Folch, la auténtica vencedora de la película.

Salvador Sáinz