HAPPY FEET 2 (2011)

Hay un dicho que dice que "nunca segundas partes fueran buenas", yo no me atrevería a decir tanto en esta nueva entrega de los pingüinos bailarinas concebida para ser una película única pero el enorme éxito ha motivado una secuela innecesaria porque ya en el anterior capítulo ya se dijo todo lo que se tenía que decir.
Es por eso que la continuación es innecesaria aunque su realización sea impecable. El guión hace aguas por todas partes y además nos amargan la proyección un par de langostinos pelmazos, ni siquiera se atreven a desarrollar una relación gay porque al tratarse de una película infantil los pequeños no la comprenderían. Eso según los productores.
En esta secuela impera el desconcierto, la falta de ritmo y finalmente el tedio.
Tan grato sabor de boca que nos dejó la primera entrega. Pero ya se sabe que el dólar no manda, dicta su ley. El capitalismo es así de crudo.


Happy feet 2. Dirección: George Miller. Países: Australia y USA. Año: 2011. Género: Animación, comedia, familiar, musical. Doblaje original: Elijah Wood (Mumble), Brad Pitt (Will), Matt Damon (Bill), Pink (Gloria), Sofía Vergara (Carmen), Robin Williams/Carlos Latre (Dr. Amor/Ramón), Hank Azaria (Sven), Common (Seymour), Hugo Weaving (Noah), Anthony LaPaglia. Guion: George Miller, Warren Coleman, Gary Eck y Paul Livingston. Producción: George Miller, Doug Mitchell y Bill Miller. Música: John Powell. Montaje: Christian Gazal. Diseño de producción: David Nelson. Distribuidora: Warner Bros. Pictures International España. Estreno en USA: 18 Noviembre 2011. Estreno en España: 2 Diciembre 2011. Calificación por edades: Apta para todos los públicos. Formato: 3D y 2D.


No quiero ser agorero. Valoro el enorme esfuerzo realizado en la producción de esta secuela, pero como decimos en Cataluña "la pela manda". Más arriba añado, "El dólar dicta su ley". Dado el conformismo de la industria de Hollywood, asociada a la australiana, los inversores siempre van al negocio seguro. Pero si éste no lo cuidan acaban por perderlo.
Happy Feed, la original amasó una inmensa fortuna. Es una película de la que nadie esperaba nada antes de verla. Ni siquiera fui al cine, pero años después la descubrí por casualidad en televisión, finalmente adquirí el DVD y me quedé fascinado por su belleza, por su ingenio, por la inteligencia de su guión. Era o es una película tan perfecta que una continuación iba a ser inoportuna y así lo ha sido. Una verdadera lástima que no se haya tomado más en serio o tal vez los creativos la hayan realizado con verdadera desgana. Eso parece evidente.
Al visionarla esta tarde, me encontré con un título que a ratos me hacía caer de sueño y he tenido que esforzarme para seguir despierto. No despertaba mi interés. Todo me parecía forzado.
El mensaje ecologista no es demasiado coherente. Queda el canto a la solidaridad entre especies que es lo mejor. Visualmente es perfecta, pero es una película concebida para ser vista en ·D y aquí está el error de la misma.
Se trata de uno de esos productos en que la trama, las subtramas, están escritas en función de los efectos visuales. Éstos no están para apoyar la trama y hacerla creíble, es al revés. Se trata de una sucesión de efectismos gratuitos cuyo objetivo es provocar nuestra pretendida admiración. La trama no es más que un pretexto para tratar de sorprendernos con una sucesión de efectos que aparecen y desaparecen por capricho.
La decepción después de conocer la primera parte es grande. Pero como resultado final nos producen sentimientos contradictorios. Por una parte alabamos su derroche visual absolutamente espectacular, pero por otra deploramos la falta de coherencia y de contenido.
Otra vez será.

Salvador Sáinz


HE VISTO UN LINDO GATITO (2011)
La película arriba comentada se proyecta con un complemento, un corto titulado He visto un lindo gatito (I Tawt I Taw a Puddy Tat, 2011), dirigido por Matthew O'Callaghan. Los famosos canario Piolín, el gato Silvestre y la abuelita de la Warner aparecen cantando una canción en animación 3D.
Tiene su gracia aunque claro es mera exhibición técnica carente de la garra de los cortos originales.