A ROMA CON AMOR (2012)


A ROMA CON AMOR. Título original: To Rome with love. Año: 2012. Países: España, USA e Italia. Dirección y guion: Woody Allen. Interpretación: Woody Allen (Jerry), Roberto Benigni (Leopoldo), Penélope Cruz (Anna), Alec Baldwin (John), Judy Davis (Phyllis), Jesse Eisenberg (Jack), Greta Gerwig (Sally), Ellen Page (Monica), Riccardo Scamarcio (ladrón), Ornella Muti (Pia), Alessandro Tiberi (Antonio), Alison Pill (Hayley). Producción: Letty Aronson, Stephen Tenenbaum, Giampaolo Letta y Faruk Alatan. Fotografía: Darius Khondji. Montaje: Alisa Lepselter. Diseño de producción: Anne Seibel. Vestuario: Sonia Grande. Distribuidora: Alta Classics. Estreno en España: 21 Septiembre 2012. Duración: 112 min. Género: Comedia romántica.

En la última etapa de su carrera, el cineasta neoyorquino Woody Allen se ha dedicado a rodar películas en diferentes ciudades europeas debido a que su éxito es mayor en este lado del continente que en su país natal demasiado aficionado a un cine mercantil de consumo. Así su paso por Barcelona no fue demasiado afortunado, Vicky Cristina Barcelona era una película de encargo hecha por hacer, para satisfacer a unos políticos ávidos de notoriedad internacional que deseaban mostrar la ciudad al mundo entero. En cambio Midnight in Paris es una obra maestra tal vez porque la Ciudad Luz siempre ha fomentado una aureola romántica que ha inspirado a toda clase de artistas de todo el mundo, un foco cultural muy importante e imprescindible.
Roma es tres cuartos de lo mismo. La Ciudad Eterna con sus grandes monumentos romanos, la Fontana de Trevi,  sus dicharacheras gentes. Por eso A Roma con amor es una buena película, no tan redonda como la que Allen rodó en París, pero con muy buenas secuencias y otras un tanto absurdas como la del tenor cantando opera en una ducha que nos retrae al cineasta de Bananas y Toma el dinero y corre. Tenemos a un Roberto Benigni que cuando no recurre al exceso es un excelente cómico que se ve atrapado por una historia surrealista porque por arte de magia se convierte en un famoso acosado por la prensa.
Están las historietas de amor tan caras al cineasta de Manhattan, la pareja de novios que viven sendas aventuras sexuales por separado y que paradójicamente estos deslices acabarán por solucionar sus problemas de relación. O la aventura de un joven, que conoce  a una amiga de su novia con la que flirtea y es una actriz cinematográfica inestable y bastante neurótica.
Allen muestra, e insiste de forma reiterada, en la belleza de esa gran ciudad que es Roma.
Es típico del cine estadounidense que al rodar una película en países extranjeros se dediquen a mostrar sus lugares más emblemáticos, lo que no ocurre por ejemplo en ninguna película italiana porque al tenerlo más que visto no les dan ninguna importancia.
A Roma con amor, que por cierto he visto en versión catalana, por otra parte tiene algunas reminiscencias de aquella añorada comedia de los años sesenta debido al gran talento de cineastas como Dino Risi, Luigi Comencini,  Zampa, Scola con actores que no paraban de mover las manos y gesticulaban sin cesar a ritmo de tarantela.
Allen le da mucha importancia a la banda sonora, es un elemento que te ayuda a la ambientación de un lugar o de una situación. Italia siempre transmitió una imagen de país alegre, despreocupado y con muchas ganas de vivir. Por eso rodaron grandes películas en sus estudios y, sobretodo, comedias excepcionales. Ese ambiente Allen lo ha sabido captar a la perfección. A Roma con amor es más una película para cinéfilos que para domingueros amantes de los fuegos de artificio, los saltimbanquis y las piruetas descontroladas. Es un cine que sin grandes efectos especiales te atrae y te interesa porque muestra seres humanos y trata al espectador con respeto.

Salvador Sáinz