EL CUERPO (2012)


EL CUERPO. Año: 2012. País: España. Dirección: Oriol Paulo. Interpretación: Belén Rueda (Mayka Villaverde), José Coronado (Jaime Peña), Hugo Silva (Álex Ulloa), Aura Garrido (Carla), Juan Pablo Shuk (Pablo), Cristina Plazas (Dra. Tapia), Oriol Vila (agente Mateos), Patricia Bargalló (agente Norma), Mia Esteve (Luna), Montse Guallar (Gloria). Guion: Oriol Paulo y Lara Sendim. Producción: Joaquín Padró, Mar Targarona, Mecedes Gamero y Mikel Lejarza. Música: Sergio Moure. Fotografía: Óscar Faura. Montaje: Joan Manel Vilaseca. Dirección artística: Balter Gallart. Vestuario: María Reyes. Distribuidora: Sony Pictures Releasing de España. Estreno en España: 21 Diciembre 2012. Duración: 107 min. Género: Thriller, suspense.

En España se ha rodado algunas buenas muestras de cine negro como son buenos ejemplos Los peces rojos de Nieves Conde, Una mujer cualquiera y La calle sin sol de Rafael Gil, debido probablemente a que nuestra realidad ayuda a crear ambientes sórdidos como los que aparecen en esta película de Oriol Paulo.
Una morgue en la que desaparece un cadáver, una investigación y numerosos puntos oscuros. Oriol Paulo sabe llevar con buen pulso la intriga pero sí el ambiente sórdido en que se desarrolla la trama apoyada sobre todo en sus intérpretes. Algunos errores de bulto empañan la película, ese peinado de José Coronado en la época presente (en las imágenes que transcurren diez años antes se ve más mayor pero su caracterización es mucho más sólida) es ridículo y perjudica el ambiente, la atmósfera de misterio y la credibilidad del guión.
Y es lástima porque el resto de la película es mucho más que correcto. Es decir que nos encontramos con un argumento concebido como un reloj de precisión suizo.
Todo encaja, todo cuadra. Le falta rigor en los pequeños detalles, como he aludido respecto al peinado de Coronado, la sobreactuación de este actor en los últimos fragmentos, para que la película sea redonda. Es como aquellos títulos del gran Alfred Hitchcock cuando se le va la olla, el guiñol se le va de las manos.
Tal vez sea ésta la palabra clave que defina esta cinta de misterio y suspenso española: guiñol. Un guiñol era como se llamaba a los antiguos teatros de títeres que se manejaban como si fueran guantes, un héroe y un villano combatiendo a bastonazos. Guiñol es como se define a ese tipo de cine de suspenso con personajes manipulados para su exageración.
La última parte que no puedo desvelar resulta pues guiñolesca por exagerada, las escenas en las que se clarifican todos los misterios que hemos estado viendo a lo largo de todo el metraje.
Se ha aprendido bien la lección del maestro Hitchcock y su tendencia a la trampa, a la encerrona del espectador al que se tiene en vilo con situaciones a veces forzadas. Es como un póquer en la que un jugador gana a base de faroles.
Los actores sirven con verdadera profesionalidad al guiñol que escenifican con su macabro sentido del humor.

Salvador Sáinz