THE MASTER (2012)

The Master es una película sobre la alienación humana. La prensa apunta que es sobre la cienciología, un sistema de creencias y enseñanzas, originalmente propuesto como una filosofía laica en 1952 por el norteamericano L. Ron Hubbard y posteriormente reorientado desde 1953 como una especie de «filosofía religiosa aplicada».
Tenemos un líder mesiánico encarnado por propiedad por Philip Seymour Hoffman y un sujeto al que encuentran borracho en su yate, Joaquin Phoenix, un tipo de muy pocas luces que acaba por ser manipulado por aquel para atraer más corderos al rebaño. En realidad El impresentable sujeto, airado y violento, no es más que un reprimido sexual que es incapaz de saciar sus apetitos por no encontrarse con la persona adecuada.
En fin, esa mala uva del realizador Paul Thomas Anderson, aclamado por unos y detestado por otros a partes iguales, deja la secta como un trapo. Una secta que predica la creencia ciega en unos postulados un tanto absurdos. La alienación es propio de aceptar de forma acrítica discursos o aficiones sin analizar su naturaleza. Por ejemplo, el fútbol, el cine de terror, en manos de gentes que lo utilizan para su propia glorificación es susceptible de crear alienación pero si los individuos libres les dedican su tiempo puede ser enriquecedor.
Las sectas que han ido apareciendo en los Estados Unidos siguen las directrices de auténticos reconvertidos en predicadores de una religión o una causa inútil. No es más que fanatismo vacuo.
El personaje central, un ex soldado de la Segunda Guerra Mundial que al ser desmovilizado no encuentra su lugar, se ve atrapado en la tela de araña de la secta y de su mesiánico líder hasta caer en la agresividad paranoide. Sin embargo la “receta” de Anderson es muy osada. El personaje en cuestión sólo busca su realización sexual como esos tipos que aparecían en el cine español de la transición tras vivir una oscurantista dictadura que veía pecados hasta en su propia sombra.
A mucha gente le irrita The Master por su osadía y su descaro. Pero si se entra en el juego tiene su gracia. Los actores bordan sus papeles, sobretodo Joaquin Phoenix, candidato al Oscar como mejor actor protagonista. Un actor que en los últimos años ha tenido mucha mala suerte y que con este trabaja logra resarcirse de sus contratiempos profesionales.

Salvador Sáinz