EL TERROR DE LOS BÁRBAROS (1959)


EL TERROR DE LOS BÁRBAROS. Título original: Il terrore dei barbari. Año 1959. País: Italia. Director: Carlo Campogalliani. Intérpretes: Steve Reeves, Chelo Alonso, Bruce Cabot, Giulia Rubini, Arturo Dominici, Gino Scotti, Livio Lorenzon, Luciano Marin, Andrea Checchi. Guión: Gino Mangini, Emimmo Salvi, Nino Stresa, Giuseppe Taffarel. Música: Carlo Innocenzi. Fotografía: Bitto Albertini. Duración: 100 minutos. Género: Peplum, Antigua Roma

La presente película no destaca precisamente por sus virtudes. Guión mal estructurado, realización patosa, actores inexpresivos. Pero a pesar de todo tiene una cierta gracia porque nos retrae a un cine puramente artesanal, rodado con muy pocos medios, por gentes que creían en lo que hacían y lo hacían lo mejor que sabían pese a que sus conocimientos fueran muy limitados.
A veces debo definir que hay varias clases de calidad. Están las obras maestras, las grandes películas, las buenas películas y aquellas que son discretas, que no están mal, pero que en el fondo te hacen gracia y te son simpáticas por su falta de pretensiones. Son películas pensadas para los extintos cines de barrio adonde no iban las grandes producciones de antaño, a menos de que sus derechos estén a punto de caducar y eran proyectadas en copias ralladas aptas para el desguace.
Las copias en DVD son asimismo infames. Mal remasterizadas, copias borrosas, carentes de definición. Se trata de un tipo de cine que en su día se trató con desprecio y en la actualidad carece de crédito.
A mí me caen bien esta clase de cintas, soy consciente de todas sus limitaciones, pero no confundamos la calidad de cada una. Las películas que me molestan no son aquellas que fueron realizadas con torpeza y escasos medios, sino las que se rodaron de mala fe. Si una multinacional rueda una mala película con un presupuesto millonario sí que me ofende, y me ofenden aquellas que mienten o son realizadas con malas artes, engañando a todo el mundo, estafando a la gente, que cuentan con cómplices que las alaban por su necedad. Aquel cine subvencionado con fondos públicos, es decir el dinero de los contribuyentes, a los que desprecian por considerarlos indignos de su arte y ruedan películas que no se estrenan, que nadie quiere ver porque a nadie interesa. Y una vez fracasados vuelven a darles dinero para que rueden más nulidades, eso sí que me indigna y me irrita.
Pero que unas personas modestas y honradas rueden películas para que la gente se divierta, con pocos medios y a veces con pocos conocimientos técnicos, se merecen mis respetos y mis simpatías.
El terror de los bárbaros, va de bárbaros, presentados como unos tipos singulares, unos energúmenos lascivos que invaden territorios  vociferando con ánimos de estupro, que disfrutan en grandes fiestas con bailarinas picantes e impúdicas. En fin, los tópicos del género que tienen su gracia. Hay un cameo de Bruce Cabot que parece disfrutar como un enano rodeado de guapas mozas en mini túnica, acostumbrado a sus papeles de carácter en mojigatas películas de Hollywood, me imagino que agradecería el cambio de aires.
Steve Reeves, no era un John Barrymore, pero cumple en sus personajes. Considerado uno de los actores más guapos del mundo, aunque claro eso es muy relativo, se convirtió en el rey del péplum en los cincuenta y sesenta. Además tenemos la bailarina cubana Chelo Alonso haciendo de las suyas, bailando provocativamente y exhibiendo sus bien torneadas piernas en una época en la que no existía ni la minifalda ni el minishort.
Es una cinta a disfrutar si se carecen de prejuicios y se tiene la suficiente dosis de sentido del humor para tomarlo como es, una peli barata que sólo pretende que pasemos el rato sin complicarnos la existencia que bastante complicada la tenemos con nuestros problemas cotidianos.

Salvador Sáinz