EL ÚLTIMO MOHICANO (1992)


EL ÚLTIMO MOHICANO. Título original: The Last of the Mohicans. Año 1992. País Estados Unidos. Director: Michael Mann. Intérpretes: Daniel Day-Lewis ("Ojo de Halcón" Nathaniel Poe), Madeleine Stowe (Cora Munro), Russell Means (Chingachgook), Eric Schweig (Uncas), Jodhi May (Alice Munro), Steven Waddington (Maj. Duncan Heyward), Wes Studi (Magua), Maurice Roëves (Col. Edmund Munro), Patrice Chéreau (Gen Montcalm), Edward Blatchford (Jack Winthrop), Terry Kinney (John Cameron), Tracey Ellis (Alexandra Cameron), Justin M. Rice (James Cameron), Dennis Banks (Ongewasgone), Pete Postlethwaite (Capt. Beams). Guión: Christopher Crowe & Michael Mann (Novela: James Fennimore Cooper). Música: Trevor Jones & Randy Edelman. Fotografía: Dante Spinotti. Productora: 20th Century Fox / Morgan Creek Productions. Duración: 112 minutos. Aventuras. Acción. Romance | América colonial. Siglo XVIII. Cine épico
PREMIOS 1992: Oscar: Mejor sonido
1992: 2 premios BAFTA: Mejor maquillaje, fotografía.

La filmografía del primer Oeste es escasa, las adaptaciones de la novela de James Fennimore Cooper El último de los mohicanos es tal vez su excepción. Recordemos Los inconquistables de Cecil B DeMille, algunas de Daniel Boone y Davy Crockett (éste centrado ya en El Alamo, el final de su vida), éstas en etapas posteriores porque Estados Unidos era ya independiente. De la colonización española ni hablamos, es completamente desconocida en el cine salvo las aventurillas de El Zorro.
Sin embargo los años de los primeros colonos son tal vez la etapa más romántica de la llegada del europeo anglosajón a los territorios inexplorados. Mucho se ha hablado para condenar dicha colonización, la invasión de las tierras indias y el consiguiente exterminio de las poblaciones indígenas. El tema es muy controvertido. Por un lado se ensalza la emigración procedente de países tercermundistas a nuestro territorio y por otra se condena cuando el flujo migratorio es al revés.
Lo políticamente correcto es un corsé demasiado estrecho para analizar y juzgar aquellas civilizaciones que se aventuraron en un territorio hostil, jugándose la vida en pos de un futuro digno.
El último mohicano retrata esta época, a orillas del río Hudson, las guerras entre los dos grandes imperios que se disputaban estos territorios como fueron la Gran Bretaña y Francia. La alianza con los antiguos colonos, a veces cabezas de turco de represalias inútiles, y también con los antiguos indígenas no tan inmaculados como se pretende. Sus guerras tribales les llevó a la aniquilación.
La película de Michael Mann, muy superior a su Corrupción en Miami, presenta grandes valores estéticos y formales. La bellísima fotografía de Dante Spinotti retratando paisajes bucólicos de un mundo salvaje, la música de   Trevor Jones & Randy Edelman es sencillamente fascinante.
Tenemos además un reparto solvente. El aclamado Daniel Day-Lewis, un actor londinense que adquiere los ademanes de un pionero viviendo como un nativo americano gracias a la adopción; la exquisita Madeleine Stowe como Cora, la hija de un militar que visita por vez primera los parajes descubriendo una nueva forma de vivir; y Wes Studi, un actor cheroke que sirvió en la Guerra del Vietnam y se convirtió en un sólido actor estadounidense. En esta cinta Studi representa un nativo resentido y rencoroso por causa de las matanzas de los primeros ejércitos coloniales buscando una venganza destructiva y ciega. No es el clásico malvado del cine de Hollywood cuya maldad suele ser metafísica y no motivada por unas acciones concretas. El último mohicano es pues una película vibrante, épica sobre la lucha por la supervivencia, la búsqueda de un futuro mejor aunque a veces cueste la vida. Las escenas de la persecución a través de un río caudaloso, cataratas, es impresionante.
Los nativos son mostrados también con grandeza, los militares como seres burocratizados. La lucha por la supervivencia es dura, curte a las personas y las hace sabias.   Excelente película de aventuras que el tiempo ha convertido en un clásico del género. Película de traiciones y venganzas, de amor y de odio, de grandeza y miseria.

Salvador Sáinz