EL CUARTO PODER (1952)


EL CUARTO PODER. Título original: Deadline - U.S.A. (Deadline USA), Año 1952. País: Estados Unidos. Director: Richard brooks. Intérpretes. Humphrey Bogart, Kim Hunter, Ethel Barrymore, Ed Begley, Warren Stevens, Paul Stewart, Martin Gabel, Joe De Santis, Joyce Mackenzie, Audrey Christie, Fay Baker, Jim Backus. Guión: Richard Brooks. Música: Cyril Mockridge. Fotografía: Milton Krasner (B&W). Productora: Twentieth Century-Fox. Duración: 87 minutos. Drama | Crimen. Periodismo

El cuarto poder es un buen ejemplo de lo que se podría definir como cine liberal americano teniendo en cuenta de que en aquel país la palabra “liberal” tiene otro sentido que en Europa. Cuando se habla de liberal se entiende como “liberalismo económico” que nos ha traído toda clase de desgracias en los últimos años. No, el liberalismo económico es una cosa y el liberalismo ideológico es otra. Este último es sinónimo de tolerancia, de honestidad, de justicia.
En una película de Hollywood sería muy raro que se cuestionara el capitalismo como sistema económico, la izquierda norteamericana es inexistente. Es definida con el término algo ambiguo “radical”.
El liberalismo de esta película consiste en la defensa de la libertad de pensa, un periódico “honesto” se dedica a denunciar mentiras y corruptelas de políticos e importantes hombres de negocios. No se cuestiona ni de lejos el capitalismo sino la falta de ética de unos cuantos individuos y de todos sus sicarios.
Tratan de cerrar el periódico comprándolo, una práctica muy estadounidense. Si un competidor molesta se le compra y se le destruye.
La película de Brooks es un canto a la libertad de prensa, al derecho a la libre información y a la denuncia de las corruptelas silenciadas por una prensa mercenaria y alienante.
Un Bogart ya maduro lucha lo indecible para sacar el periódico adelante, sacrificando el amor conyugal con su joven esposa (sensacional Kim Hunter, futura doctora Zira de El planeta de los simios) y asistido por una pléyade de secundarios de lujo como Ethel Barrymore, Jim Backus, Ed Begley y Paul Stewart.
Brooks plantea el caso como un caso de idealismo, parece que esa prensa suple las funciones policiales porque las denuncias que llevan a los criminales al patíbulo deben de efectuase en un medio público que es un diario con una redacción quijotesca y justiciera. Muy poco realista su visión.
Eso no quita para que la película tenga sus valores. Si ideológicamente es discutible, como obra cinematográfica es una buena muestra de cine negro en su mejor época. Algunos golpes de teatro amenizan la función, como el secuestro del soplón que es asesinado en la imprenta haciéndole caer sobre las planchas en funcionamiento.
Cine negro idealista que sobresale por sus buenas intenciones así como un panegírico por la libertad de expresión.

Salvador Sáinz