CHICAGO (2002)


CHICAGO. Título original: Chicago. Año 2002. País: Estados Unidos. Dirección: Rob Marshall.Interpretación: Catherine Zeta-Jones (Velma Kelly), Renée Zellweger (Roxie Hart), Richard Gere (Billy Flynn), John C. Reilly (Amos Hart), Queen Latifah (Matron 'Mama' Morton), Christine Baranski (Mary Sunshine), Dominic West (Fred Casely), Lucy Liu (Kitty), Deirdre Goodwin (June), Denise Faye (Annie), Chita Rivera (presa). Guión: Bill Condon; basado en la obra de Maurine Dallas Watkins y en el musical de Fred Ebb y Bob Fosse. Música: Danny Elfman. Fotografía: Dion Beebe. Montaje: Martin Walsh. Diseño de producción: John Myhre. Dirección artística: Andrew M. Stern. Vestuario: Colleen Atwood. Producción: Marty Richards y Harvey Weinstein. Productora: Miramax. Duración: 113 minutos. Estreno en USA: 27 Diciembre 2002. Estreno en España: 7 Marzo 2003. Musical. Comedia. Drama | Crimen. Años 20. Baile. Jazz

PREMIOS 2002: 6 Oscar: incluyendo mejor película y actriz secundaria (Zeta-Jones).
2002: 3 Globos de Oro: incluyendo mejor película (comedia - musical).
2002: 2 Premios BAFTA: Mejor actriz secundaria (Zeta-Jones) y sonido.
2002: 3 Screen Actors Guild: Mejor reparto, actriz y secundaria.
2002: National Board of Review: Mejor director (Rob Marshall)
2002: Nomianada al David de Donatello: Mejor película extranjera

La autentica periodista de Chicago

La auténtica Roxie Hart
Maurine Dallas Watkins fue una importante cronista de sucesos que conoció el famoso Chicago de los años 20 en todo su esplendor y crudeza. Conoció el caso de la bailarina de cabaret Beulah Sheriff-Annan, una mujer casada que asesinó a su amante porque la había prometido apoyar su carrera artística y no lo hizo, fue un camelo para llevársela a la cama, convirtiéndose en protagonistas de portadas y en casi una heroína nacional hasta ser declarada inocente por un tribunal. Tan esperpéntica historia la convirtió en una obra de teatro, Chicago, triunfadora de Broadway, aunque cambió nombres pasándose a llamar la asesina Roxie Hart. El cine se interesó y el propio Cecil B. DeMille compró los derechos para llevarlo a la pantalla que aquel entonces era muda. Así, Chicago (1927) de Frank Urson, con Phyllis Haver, vio la luz por primera vez. La película, hasta ahora ignorada, ha sido restaurada por la UCLA y editada en DVD en los Estados Unidos.
Pero la obra de Maurine Dallas Watkins no iba acabar aquí porque su fama ha llegado hasta nuestros días como vamos a ver.
La historia de Roxie Hart iba a dar mucho jugo en la escena y en la pantalla. Años después se convirtió en un musical, con el mismo título, que en el 2009 triunfó en las salas españolas con Natalia Millán, Manuel Banderas y Marcela Paoli.
El trío protagonista son la propia Roxie Hart, su abogado William Flynn (todo un manipulador) y su rival, la bailarina Velma Kelly. Ya se sabe que el teatro es algo volátil, se representa y sólo queda un recuerdo que se va disipando en la memoria. No así el cine que crea películas que en muchos casos queda para la posterioridad. Algunas han desaparecido por desidia o porque carecían de interés, pero es un material que sigue vivo. Gracias a los formatos domésticos podemos guardarlas en nuestros hogares para visionarlas cuando nos venga en gana, un sueño que teníamos en nuestra infancia cinéfila que en la actualidad se ha convertido en realidad.
Fue en 1942 cuando William A. Welman llevó a la pantalla una versión sonora con Ginger Rogers de protagonista, Roxie Hart, que por cierto no ha pasado a la historia del cine. Adolphe Menjou se convirtió en el abogado embrollón que como Perry Mason jamás perdía un caso aunque utilizando toda clase de triquiñuelas y enredos.
La imagen de Ginger Rogers no iba a ser la definitiva. La actriz Gwen Verdonse interesó por ese material y lo puso en conocimiento de su marido, el famosísimo Bob Fosse para llevarlo de nuevo a Broadway con canciones del letrista Fred Ebb y música de John Kander, los autores de Cabaret, otra producción importante que también se inspiró en hechos reales. Aunque Maurine Dallas Watkins, la autora original, se negara a la nueva adaptación, falleció en 1969 dando via libre pues al nuevo proyecto. Por cierto, si habéis visto la película de 2002 os daréis cuenta de que la propia escritora queda convertida en un personaje de la trama que se dedica a escribir crónicas de las famosas asesinas de Chicago. El 3 de junio de 1975 se estrena la obra con un importante éxito que se superó con una segunda adaptación en 1996. Bob Fosse, después del éxito de Cabaret (1982), que también había llevado a Broadway anteriormente, quiso realizarla pero un infarto acabó con su vida en 1987 dejando el proyecto en vía muerta.

Fue en el 2002 cuando por fin Chicago es llevado al cine pero esta vez de mano de Rob Marshall, antiguo colaborador de Bob Fosse, con Renée Zellweger como Roxie Hart, Catherine Zeta-Jones fue Velma Kelly, Richard Gere el abogado Billy Flynn, Queen Latifah y John C. Reilly obteniendo el éxito por todos conocido.
Así que vemos como un mismo tema ha dado mucho jugo en este musical que ya se ha convertido en un clásico y que es el mejor que se ha producido en el siglo XXI. Muy superior a Nine basado en el cine de Federico Fellini.
Aquí es donde las aventuras de Roxie Hart son mostradas con todo su esplendor con ese punto de cinismo e ironía. Un musical que a nuestro público le podría parecer irreal pero que no lo era, los hechos narrados ocurrieron aunque con las debidas licencias narrativas.
La realidad a veces es más disparatada que la misma ficción porque vivimos en un mundo baste loco. Los números de Chicago son de muy buena calidad. William Flynn presentándose con un grupo de coristas o moviendo los hilos de un teatro de marionetas con la redactora de sucesos inspirada en la autora de la obra original, o aquel circo de tres pistas en que se convierte el tribunal donde el abogado hará sus números de prestidigitación. Excelente Richard Gere, un actor en el que nadie confiaba hasta que le vimos en este musical ya maduro y lejos de su sex symbol de antaño.
Todo un clásico que los aficionados al género visionamos una y otra vez hasta rayar el disco. Una de esas películas que formarán para siempre parte de nuestra vida.
La sombra de Bob Fosse y su Cabaret se hace presente. Rob Marshall incluye montajes paralelos sobre las canciones, igual que en la película mencionada, y si en algunas ocasiones es efectivo en otros resulta frustrante porque no nos deja ver los números musicales que es lo que nos interesa.
Sorprende el cinismo en la película, al contrario de la versión muda de 1927 que contiene tonos moralistas, naturalmente los tiempos han cambiado mucho en esos aspectos.
El adocenamiento popular convirtiendo en figuras mediáticas a unas mujeres sin escrúpulos capaces de asesinar sus parejas por temas triviales. Por cierto la película no muestra asesinos masculinos, sino la violencia de género que los medios actuales silencian por considerarlos políticamente incorrectos.
Por otra parte sólo es ajusticiada, es decir asesinada por el Estado, el personaje más frágil de culpabilidad menos clara y que además es extranjera (húngara). Rob Marshall presenta a la prensa como una entidad sin entrañas, ávida de enriquecerse a cualquier precio (recordemos Primera plana de Billy Wilder), mezquina y manipuladora, y a los lectores como unos auténticos alienados que elevan a la categoría de heroínas a unos seres perversos y ruines.
Las canciones, al estilo Cabaret, no en vano son los mismos autores, son excelentes. Puede que Chicago no haya tenido el mismo impacto que la película de Bob Fosse, que mostraba un mundo en crisis al borde del abismo. En la presente película se nos muestra una sociedad que se revuelve en el fango de la alienación intelectual. Son dos miradas distintas pero igualmente atractivas.

Salvador Sáinz