CAPRICHO (1967)


CAPRICHO. Título original: Caprice. Año: 1967. País: Estados Unidos. Director: Frank Tashlin Intérpretes: Doris Day, Richard Harris, Edward Mulhare, Ray Walston, Jack Kruschen, Lilia Skala, Irene Tsu, Michael J. Pollard .Guión: Frank Tashlin, Jay Jayson. Fotografía: Leon Shamroy. Música: Frank DeVol. Productora: 20th Century Fox / RKO. Duración: 99 minutos. Género: Comedia, thriller, espionaje.

 

Nos encontramos ya con el crepúsculo de Frank Tashlin y de Doris Day. La rubia tenía 43 años cuando rodó esta película y entraba en la peligrosa fase de la madurez que para el sexo femenino es letal ya que las productoras, y en cierto modo el público, exigen a sus estrellas una juventud extrema marginando al menor signo de madurez. La regla no es similar para los hombres que para las mujeres, dependiendo siempre del tipo de papel que interprete. Las mujeres deben de ser bellas, radiantes, jóvenes y a la menor arruga su carrera se va al traste.
Dicho esto he de añadir que mi opinión al respecto es distinta, porque me parece inhumana esta situación. Así lo declaro por considerarlo pertinente.
Para mi gusto, miss Day pese a su evidente madurez en este título yo la sigo encontrando atractiva. Vaya eso por delante.
Para Tashlin supone el final de su carrera. Posteriormente rodó Cerveza para todos (1968), un film menor con Bob Hope, y en 1972 fallecería a los 59 años cuando aún podría habernos ofrecido más títulos interesantes.
En Capricho nos encontramos ante un film menor, pero un film menor de Tashlin (y quien dice Tashlin dice Billy Wilder, Alfred Hitchcock o John Ford)   es superior a los trabajos más “sólidos” de la mayoría de los directores entonces en activo. Se trata de una comedia de espionaje que está influenciado por el fenómeno de James Bond que en aquellas fechas acarreó una inundación de imitaciones irritantes pero con el toque Tashlin que aparece en algunas secuencias. Su sofisticación en la puesta en escena, sus planos, su argumento disparatado y sus giros argumentales, así como la utilización del “gag” (la secuencia del cine donde proyectan Capricho con Michael J. Pollard como novio tocón de Irene Tsu es hilarante). Además Tashlin consigue que la estrella declinante Day esté soportable con su lujosa sucesión de modelos a cada cual más sofisticado.
Algunas secuencias de slapstick adornan la acción, su sentido del cine está intacto. No están los delirios visuales de sus cintas con Jerry Lewis, aquí más moderados porque los tiempos cambian y sobretodo los gustos del público se modifican de forma cíclica dejando atrás estilos que son sustituidos por otros.
Capricho en cierto modo es una muestra de un tipo de cine que estaba desapareciendo desgraciadamente y que no ha encontrado sustituto ya que quien les ha seguido tenían formas creativas muy distintas.

Salvador Sáinz